Hebe de Bonafini, el ama de casa que puso contra las cuerdas a la última dictadura argentina
Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, nunca dejó de luchar por encontrar a los cientos de desaparecidos durante la última dictadura en Argentina.
Una mujer de orígenes humildes, luchadora social infatigable y especialmente polémica en sus declaraciones: así fue Hebe de Bonafini (1928-2022), una personalidad cuyo legado al frente de Madres de Plaza de Mayo ocupa un lugar central en la historia reciente de Argentina.
Durante sus más de cuatro décadas de activismo, la revolucionaria ama de casa, quien falleció este domingo a falta de unos días para cumplir los 94 años de edad, no solo puso contra las cuerdas a la última dictadura cívico-militar (1976-1983) del país suramericano, sino que terminó por convertirse en un referente global en la lucha por los derechos humanos.
Y no es para menos: junto a centenares de otras madres y abuelas, Hebe de Bonafini fue la cara visible de las manifestaciones para encontrar a los desaparecidos durante el autodenominado «proceso de reorganización nacional», unas 30.000 personas entre militantes políticos y sociales, sindicalistas, estudiantes y artistas, según estimaciones de los organismos de derechos humanos.
Orígenes humildes
Nacida el 4 de diciembre de 1928 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, Hebe María Pastor tuvo que trabajar desde muy joven para poder salir adelante, al igual que su primer y único novio, Humberto Toto Bonafini, con quien contrajo matrimonio el 9 de noviembre de 1949.
Fruto de ese vínculo nacieron sus primeros hijos varones: Jorge Omar (1950) y Raúl Alfredo (1953), a quienes años más tarde se sumó María Alejandra (1965).
Años de activismo y combate contra la impunidad
El 8 de febrero de 1977, policías vestidos de paisano allanaron el domicilio de Jorge y se lo llevaron. El 6 de diciembre ocurrió lo mismo con Raúl, al igual que con la esposa de Jorge, María Elena, el 25 de mayo del año siguiente. Los tres desaparecieron.
Una madre normal y corriente hasta ese momento, Hebe comenzó entonces a recorrer todos los días los 50 kilómetros que separan La Plata de la capital argentina en búsqueda de respuestas.
Esa costumbre llevó a la creación de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, una entidad presidida por Hebe desde su nacimiento y que durante esos años cobró una enorme relevancia internacional, pese a sufrir todo tipo de persecuciones por parte de la dictadura.
Con la llegada de la democracia, la asociación se dividió en dos: por un lado, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que tiene a Taty Almeida como su principal referente, y por otro la Asociación Madres de Plaza de Mayo, más reconocida fuera de Argentina, liderada por Hebe de Bonafini.
Hebe también destacó públicamente por sus opiniones más que polémicas, producto de una fuerte personalidad y de la incapacidad de medir sus palabras. Su salida de tono más escandalosa la protagonizó en 2001, después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, afirmando sentir «alegría» por lo sucedido y que no le dolió «para nada».
Ese talante «antiimperialista» se tradujo en un fuerte apoyo a personajes como el Che Guevara, Fidel Castro o Hugo Chávez. En el caso de la política argentina, Hebe de Bonafini atacó duramente a los presidentes «neoliberales»: en 1991 calificó a Carlos Menem (1989-1999) de «basura», exabrupto que le valió una causa por «desacato», mientras que a Mauricio Macri (2015-2019) lo tildó en diversas ocasiones de «necio, cínico y mentiroso».
Durante la presidencia de Macri, la activista estuvo en el punto de mira de la Justicia por corrupción, rozando incluso el arresto por negarse a comparecer ante el juez. Unas críticas que también alcanzaron al actual presidente, Alberto Fernández, a quien pidió el pasado 26 de agosto que «hable lo menos posible.
A pesar de todas esas polémicas, el legado de Hebe de Bonafini al frente de Madres de Plaza de Mayo es inconmensurable: la asociación cuenta hoy con un instituto universitario propio, una radio y la administración de un centro cultural donde se hallaba el centro clandestino de detención de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).
Galardonada con decenas de premios por todo el mundo, Hebe de Bonafini siempre fue muy clara respecto a cómo quería ser recordada tras su muerte: como una madre que peleó «no solo por sus hijos, sino por todos».
Javier Castro Bugarín
Publicado en Público