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Julio Llamazares – “El cielo de Madrid”

Libro : “El cielo de Madrid”

Autor: Julio Llamazares

Editorial: Alfaguara. Año: 2004 ( Edición de bolsillo 2016)

Julio Llamazares es un escritor y guionista nacido en Vegamián (León) en 1955. Es un poeta y novelista que ha consagrado su pluma al periodismo y la novela y a través de ella, a la defensa del medio ambiente. Son muy característicos la descripción de los paisajes casi vírgenes y los entornos de su tierra, y en general, del noroeste español. Ha escrito varios libros de viajes para reivindicarlos y para resaltar su belleza.

Nacido fortuitamente en Vegamían, su destino estuvo determinado por su padre, maestro rural. En realidad procede de la Mata de Bárbula, un minúsculo pueblo a orillas del rio Curueño, paisajes que viajaron con él siempre y a los que acude y describe en su libro “El río del olvido”. Un deslumbrante ecosistema en los confines del interior leonés que aún se mantiene casi virgen.

Tanto Julio Llamazares, como Miguel Delibes, deben ser considerados escritores comprometidos con la naturaleza y el proteccionismo de los ecosistemas, y con lo que hoy diríamos la economía sostenible dentro de un discurso trufado por la defensa del medio ambiente.

En este caso su mirada esta dirigida a otros objetivos. Es la cosmovisión de una generación que llegó joven a la democracia y que se empapó de las primeras experiencias en libertad. Son las experiencias de un estudiante universitario en un Madrid situadas en el tiempo de los últimos años de la dictadura y los primeros años de la democracia. Describe el fermento de una generación que vivió con ansiedad esos años de libertades y experiencias en ese empeño permanente por darle rienda a sus sueños. Son también los prolegómenos de la movida madrileña que vendrá después, en los años 80.

Es por tanto, la descripción de las vivencias de una generación entera movida para hacer de su vida una bandera de libertad, sabiendo que vive unos momentos únicos. Tiene mucho de nostalgia personal y de experiencias propias. Son las crónicas de los amores incipientes, y las noches eternas en los locales de un Madrid hasta altas horas de la madrugada, lugares frecuentados por estudiantes de provincias y de turistas llegadas a la capital para aprender español y acceder a nuevos horizontes.

Es un Madrid de los pisos de alquiler en los barrios como Malasaña y su entorno, en que se acuñó el espacio de ocio del Madrid del viejo barrio de Maravillas. Rosa Chacel lo desveló en sus novelas. Son espacios compartidos, con bares de colas al compás de la noche. Son años de recursos escasos y de experiencias compartidas.

El protagonista es un pintor fracasado que después del primer amor frustrado con Julia, al no querer atarse a ella, se encuentra contrito y arrepentido. En la noche de Madrid conoce a Eva, una estudiante sueca de español enamorada de la vida en España con la que comparte piso y nuevas experiencias. Es la búsqueda del amor. El libro es un relato en primera persona en que el protagonista, un trasunto del autor, relata sus experiencias vitales con sus amigos, en lo que sería entonces para todos ellos El cielo de Madrid, su destino vital. El autor aprovecha el relato para reflexionar sobre la busqueda de la felicidad. Son, sobre todo, el análisis de los  parámetros que nos mueven y sobre los anhelos que nos impulsan.

El escenario central es el Limbo, el café de copas donde por la noche madrileña desfilan los personajes que entran y salen de la escena. Ese espacio es el centro de gravedad y el elemento común del relato por donde pivota buena parte de la acción. Es un verano tórrido en que el Madrid del invierno se vacía en esas fechas.

Sobre el fondo del relato, la experiencia vital del protagonista, sus estudios en Oviedo y la nostalgia de la playa de S.Lorenzo de Gijón, que son en realidad sus señas de identidad, y el café Dindurra, en el paseo de Begoña, un viejo café anterior a la guerra civil, que como un testigo mudo de la historia de la ciudad, sigue abriendo sus puertas a todo el que desee visitarlo. Hoy es casi un museo para el viandante por su arquitectura. Un espació unico en cafés antiguos.

Para el autor la ciudad de Gijón es la ventana a la que se asoma su juventud, y también por donde discurren los recuerdos de sus amigos de referencia, de aquellos otros veranos de playa y buena mesa al socaire del fresco y húmedo clima del Cantábrico.

Julio Llamazares ha cultivado mucho esas emociones de infancia y juventud, de paisajes y rios caudalosos, de verdes prados y afiladas brañas cubiertas de neblina, de orvallu y chubasquero, de gentes sencillas donde la amistad es una seña de identidad, con los portalones de las casas abiertas o con las llaves puestas. Fiestas populares en que se engalanan las calles y las plazas con bombillas de colores, y la tonadilla de un acordeón suena en el estrado donde tocan los músicos durante las fiestas del verano.  Al calor de esas romerías, con las carreras de los niños, los caramelos, los globos y los juegos cromáticos de todos los verdes del verano en las brañas mientras las gentes serpentean por los prados.

Julio Llamazares es también un bardo, un celta procedente de la vieja Astúrica leonesa. Un poeta y un escritor enamorado de paisajes y personajes célebres, humildes y anónimos, que habitan los espacios únicos de la actual España deshabitada, y a los que el autor rinde un homenaje permanente en ese intenso sentimiento de compromiso por defender su supervivencia.

Van pasando los años y el escritor sigue cada vez más reivindicativo, más comprometido con esa bandera de sostenibilidad de los recursos y del paisaje. Sus obras mas famosas están empeñadas en quedar como narraciones de un pintor de paisajes, como un notario de los espacios abiertos, libres, naturales y habitados por los miembros de los ecosistemas, en que la especie humana es uno más en ese entorno. Si acaso , en cocasiones, un depredador incansable y peligroso cuando no se muestra respetuoso con la leyes naturales.

Su prosa es intimista, de lenguaje preciso y con exquisitas descripciones del entorno. La Lluvia amarilla y las lágrimas de S.Lorenzo son algunas de sus más destacados aguafuertes de ese compromiso plagado de melancolía. En Luna de lobos está recogida la resistencia de los huídos al monte, los resistentes de la lucha armada al final de la guerra civil que en León y Asturias estuvieron muy bien representados. Los del Maquis.

Ha trabajado también además de la narrativa, los libros de viajes y el ensayo, como El entierro de Genarín, o los retratos de Los viajeros de Madrid.

Pero sobre todo, las columnas periodísticas de un Julio Llamazares, escritor incansable, un crónista agudo y perspicaz, cargado de ironía.

Son relatos que han aportado pinceladas de sus sueños, cargados de poesía y de gotas suspendidas en la niebla que nutren con su aportes la savia de esa obra intensa y perspicaz de su legado en su afán de contar relatos con enjundia. Forma parte de esa nómina de los escritores leoneses que han tapizado con sus aportes una literatura con fundamento. Algunos más a destacar: Jesús Torbado, Ana Cristina Herreros José María Merino y Luis Mateo Diez, éste último premio Cervantes 2023.

Pedro Liébana Collado

 

 

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