La ciudadanía mediterránea en movimiento
Este fin de semana, personas de 10 nacionalidades de las dos riberas del Mediterráneo nos hemos encontrado para constatar que más allá de nuestras discusiones no tenemos más remedio que aceptar un triste diagnóstico de partida. La agenda europea está totalmente desprovista de la óptica mediterránea, a pesar de que es aquí donde se concentran la mayor parte de conflictos bélicos y económicos y en donde la corrupción nada con toda suerte de flotadores. Se trataba ahora de constituir el Consejo Consultivo de la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas del Mediterráneo (ACM), con personas procedentes de 20 países ribereños.
Vicent Garcés, ex eurodiputado socialista, ayudó a la creación hace unos años de la ACM que cuenta con muchos políticos, investigadores y profesionales que al final han ido conformando un crisol de debate en el que se encuentran personas que reúnen la diversidad propia de la identidad mediterránea. En Valencia, el Circulo de la ACM sienta a personas de casi todas las familias progresistas,y cuando revisas el archivo fotográfico de sus reuniones periódicas compruebas que en sus mesas se encuentran gentes de los bipartitos y tripartitos que vinieron con los cambios de gobierno en las últimas elecciones.
En esta reunión constitutiva del Consejo Consultivo de la ACM se ha constatado que no se ha revertido la tendencia a la degradación económica y política de la región mediterránea y las heridas se han hecho más sangrantes, como lo atestiguan los emocionantes testimonios de los compañeros sirios, abatidos por una guerra sin esperanza y los de un griego que retrató con crudeza la desesperación de un país machacado por otra guerra, la económica, provocada por las decisiones financieras exteriores.
El Mediterráneo, cuna de civilizaciones, se ha convertido en un inmenso cementerio de personas y también de sueños. La última vergüenza europea, el pacto con Turquía para deportar literalmente a los refugiados, marca un estado de inmoralidad que no se puede sostener. Este mar nuestro no lo gestionamos nosotros, sino Estados Unidos, Rusia o sus sucursales delegadas. La ciudadanía es una de las pocas esperanzas de recuperación de la soberanía secuestrada en manos de intereses ajenos.
La identidad mediterránea es la transversalidad en lenguas, religiones, pensamiento político. En Valencia nace este espacio de reflexióny acción, que surge, entre otras cosas, del dolor por Siria y por el aumento de la desigualdad, pero también de la conciencia de que asimismo en este Mediterráneo excluido de la agenda europea están naciendo interesantes movimientos de participación ciudadana, nuevos intentos de oxigenar la democracia más allá del mecánico acto de depositar el voto. Encontrar la voz mediterránea no es fácil, requiere estrategia y voluntad y la voluntad tiene una naturaleza política. El ciudadano y la ciudadana de nuestro territorio para la defensa de su soberanía necesitan crear momentos de reflexión. Frente a este mar de desastres, la ACM nace con una intención clara de imponer el optimismo de la voluntad, con el empeño de reivindicar lo que Edgar Morin califica como la necesidad de la resistencia ciudadana.
Lola Bañón.
Artículo publicado en Eldiario.es