La distopía maestra de David Trueba sobre el coronavirus y Europa que se ha hecho viral
David Trueba ha hecho una reflexión sobre el coronavirus, en forma de distopía, que no ha tardado en convertirse en viral.
Estamos inmersos en un bombardeo continuo de informaciones sobre el coronavirus, sus consecuencias, la manera de afrontarlo… No hay medio de comunicación ni vecino de nuestro bloque que no trate el tema. Y en medio de esta psicosis que ha llevado a que los ciudadanos de Madrid colapsen los supermercados, se ha alzado la voz (o más bien el teclado) de David Trueba para hacer una reflexión que no ha tardado en viralizarse a una velocidad mayor que ese virus que se ha instalado en nuestra vida cotidiana.
Empezaremos por copiar la definición de distopía de la RAE, porque es realmente lo que hace el cineasta en ese texto publicado por el diario ‘El País’. «Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana», dice la Academia que es este concepto en el que ha sostenido su texto Trueba.
Una vez aclarado este punto, copiaremos ese fragmento que centenares de usuarios en las redes, entre ellos muchos famosos, han reproducido en sus tablones de Instagram, difundiendo la palabra de Trueba, que no deja nada al azar en un texto perfectamente hilado y que sirve para el examen de conciencia en los países desarrollados.
«Imaginen que el contagio del coronavirus se extiende por Europa de manera incontrolada mientras que en el continente africano, por las condiciones climáticas, no tiene incidencia. Aterradas, las familias europeas escaparían de la enfermedad de manera histérica, camino de la frontera africana», comienza ese fragmento que se ha rescatado por los ‘instagramers’.
«Tratarían de cruzar el mar por el Estrecho, se lanzarían en embarcaciones precarias desde las islas griegas y la costa turca. Perseguidos por la sombra de una nueva peste mortal tratarían de ponerse a salvo, urgidos por la necesidad. Pero al llegar a la costa africana, las mismas vallas que ellos levantaron, los mismos controles violentos y las fronteras más inexpugnables invertirían el poder de freno», prosigue el director de ‘La buena vida’.
Las fuerzas del orden norteafricanas dispararían contra los occidentales sin piedad, les gritarían: vete a tu casa, déjanos en paz, no queremos tu enfermedad, tu miseria, tu necesidad. Si los guionistas quisieran extremar la crueldad, permitirían que algunos europeos, guiados por las mafias extorsionadoras, alcanzaran destinos africanos, y allí los encerrarían en cuarentenas inhóspitas, donde serían despojados de sus pertenencias, de sus afectos, de su dignidad.
A esto se le llama la tragedia revertida y consiste sencillamente en tratar de ponerte en los zapatos del otro, del que sufre, del que huye, de los que no tienen nada porque las guerras y la miseria les han arrebatado el suelo donde crecieron. Todo el mundo sabe que la crisis sanitaria europea no tiene relación directa con el drama migratorio, y sin embargo, el estado de ánimo de los europeos sí relaciona ambas cosas. Por ello, toleramos la mano dura y la degradación de los valores humanos en la crisis de refugiados de la frontera greco-turca. La privatización del control migratorio, consumada con la entrega de millones de euros para que Turquía ejerza de muro previo, se ha vuelto en nuestra contra. Somos rehenes de una mafia que nos pide más dinero y nos chantajea con enviarnos las masas hambrientas en plena crisis de contención y autocontrol de movimientos. De la misma manera, mientras se lucha de manera esforzada y coherente desde los servicios públicos de salud por frenar el contagio, la privatización de hospitales, laboratorios e higiene sanitaria evidencia el error de bulto en nuestros cálculos sobre lo que significa el concepto de salud pública. Por ahora, en vez de comprender la verdad de nuestros errores, empujamos la basura bajo la alfombra.
David Trueba
Artículo publicado en MujerHoy