La izquierda portuguesa confirma su aval al socialista António Costa
El Ejecutivo pasa la prueba de sacar adelante los presupuestos sin pactos estables
La magia política del primer ministro luso, el socialista António Costa, sigue funcionando, ahora sin acuerdos solemnes con sus antiguos socios del Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués (PCP), pactos estables que aritméticamente ya no le hacen falta. Su proyecto de presupuesto del Estado para este año recibió ayer el visto bueno inicial del Parlamento, gracias a la abstención de los viejos aliados y de otras pequeñas fuerzas. Avalaron así las primeras cuentas públicas con superávit desde el fin de la dictadura, lo que supone seguir con la dinámica de la anterior legislatura, en la que Costa logró la cuadratura del círculo de gobernar con el apoyo de las formaciones situadas a la izquierda del Partido Socialista (PS), sin dejar de cumplir con la Unión Europea.
Los 22 escaños que subió el PS en las elecciones del 6 de octubre lo convirtieron en la primera fuerza y dejaron a Costa las manos libres que no tenía en el 2015 cuando rompió los tabúes de la política lusa al llegar al poder sin ser el candidato más votado y con el apoyo de unos partidos, el PCP y el Bloque, que estaban excluidos del juego de las mayorías gubernamentales. Ahora dispone de más margen de maniobra. Pero al no contar con un pacto de legislatura, se halla según los analistas en una posición de mayor fragilidad, por el riesgo de que se forme en algún momento lo que en Portugal se denomina como una “mayoría negativa” contra el Gobierno, de la derecha y de las fuerzas más a la izquierda.
La derecha de Madeira rompió la disciplina de voto tras pactar con Costa contrapartidas para el archipiélago
Una vez que tras las elecciones Costa fue confirmado en su cargo con el asentimiento del Parlamento, sin que se tuviese que votar siquiera su programa de gobierno, el presupuesto aparecía como la prueba de fuego de sus apoyos en la cámara legislativa. Ante las dificultades en el diálogo con la izquierda, el Gobierno preparó una hipotética mayoría alternativa, a través del posible apoyo del animalista PAN, la única diputada del progresista Livre y tres escaños de la derecha, del PSD de Madeira, a través de la negociación con el gobierno regional isleño, al que le prometió pagar parte del nuevo hospital de Funchal y ayudas financieras.
Ayer los tres diputados de Madeira del PSD, la principal fuerza de la oposición conservadora, rompieron la disciplina de voto al abstenerse, mientras el resto de la derecha votaba en contra del presupuesto. Este movimiento se produce justo cuando el PSD está inmerso en las elecciones internas que se celebran hoy.
“Este año llegaremos a un saldo presupuestario positivo, el primero de nuestra historia democrática. Portugal dejará de vivir a costa de los impuestos que pagarán las próximas generaciones”, destacó Mário Centeno, ministro de Finanzas y también presidente del Eurogrupo. Garante de la ortodoxia económica del Gobierno de Costa, su eventual salida del gabinete es objeto de constante especulación en los medios.
El líder comunista, Jerónimo de Sousa, no dejó ayer de mostrar su incomodidad con el superávit. Tildó de limitado el presupuesto, pero apostó por dejarlo pasar para intentar mejorarlo en el debate en comisión y sin atarse ante la votación final. En una línea semejante se había manifestado el jueves la líder del Bloque, Catarina Martins, quien justificó su abstención por los acuerdos logrados con el Gobierno para bajar el copago e invertir más en Sanidad.
“Este es el mejor de los cinco presupuestos que presenté”, dijo Costa para enfatizar que va más allá de su política inicial de revertir los ajustes impuestos durante el rescate internacional. La “geringonça”, la alianza de toda la izquierda lusa, sigue viva, pero en una versión más flexible, con más autonomía para el Gobierno.
Artículo publicado en La Vanguardia