La juventud exige acción climática y un sitio en la mesa
Solo dos jefes de Estado son menores de 35 años. Nuestra presencia en las instituciones es insignificante y, sin embargo, nuestra generación (y las venideras) son las que más sufrirán los efectos de la crisis climática
La Cumbre del Clima que tuvo lugar estos días en Glasgow, la COP26, es un momento decisivo para el futuro de la humanidad. Esta conferencia ha sido desarrollada en el contexto de la denominada “nueva normalidad”, tras los peores momentos de la covid-19. Esta pandemia ha puesto de manifiesto las desiguales (e injustas) consecuencias que tiene una crisis global en diferentes partes del mundo y en las sociedades de cada país. No podemos permitir que suceda lo mismo con la crisis climática. Necesitamos acciones contundentes de manera inmediata. La ciencia lo tiene claro. Y la juventud también.
Del 28 al 31 de octubre tuvo lugar la 16ª Conferencia de la Juventud sobre el Cambio Climático (COY16). Esta conferencia está organizada anualmente por YOUNGO, la red juvenil oficial de Naciones Unidas, junto con multitud de voluntarios y voluntarias, y reúne a jóvenes de todo el mundo en los días previos a la COP. Sus objetivos son crear un espacio de intercambio global, establecer las demandas de la juventud y empoderar y capacitar a los jóvenes para defender estas demandas en las negociaciones.
La Declaración Mundial de la Juventud sobre el cambio climático
El resultado principal de la COY16 es el Global Youth Statement (La Declaración Mundial de la Juventud), un documento que representa las demandas de la juventud global a los líderes políticos de la COP26. Este documento, que ya ha sido firmado por más de 40.000 jóvenes, es el resultado de consultas realizadas a nivel nacional, de una conferencia virtual (vCOY) celebrada en agosto de este año, y de una encuesta online respondida por más de 2.000 instituciones educativas, organizaciones medioambientales y jóvenes individuos provenientes de más de 130 países. Todos estos datos han sido procesados y sintetizados durante el último mes por un equipo de más de 100 jóvenes que hemos dedicado horas y horas, pero sobre todo mucha pasión, energía y entusiasmo. Nuestro objetivo era crear un documento lo más representativo e inclusivo posible, siendo conscientes de que este año muchas personas no han podido asistir personalmente a este evento. Necesitamos más que nunca escuchar todas las voces.
Las más de 70 páginas están estructuradas en torno a quince temáticas diferentes entre las que se incluyen energía, finanzas, agricultura, movilidad o justicia climática. Nuestra principal reivindicación es la necesidad de incorporar la participación de la juventud en los procesos de gobernanza medioambiental y climática, ya que son estos procesos los que determinarán el futuro que vamos a heredar.
Más concretamente, los jóvenes exigimos una actualización de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs), de manera que los objetivos establecidos compartan los mismos plazos y aspiren a limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5ºC. Esto requiere una eliminación drástica de los combustibles fósiles dentro del mix energético mundial, especialmente el carbón y el petróleo. A su vez, debe haber una transferencia de tecnología y conocimientos a los países del Sur Global, de manera que se asegure un acceso justo a energía limpia.
Con respecto a la financiación, instamos a que los países del Norte Global cumplan su compromiso de garantizar un flujo de financiación climática de 100.000 millones de dólares hacia acciones de mitigación y adaptación adecuadas a las necesidades locales de los países en desarrollo, así como un mayor foco en la subsanación de pérdidas y daños. Como Mia Mottley, primera ministra de Barbados, afirmó el pasado 1 de noviembre “el hecho de no proporcionar la financiación necesaria se mide en vidas y medios de subsistencia en nuestras comunidades. Esto es inmoral e injusto”. La justicia climática es precisamente otra de nuestras principales demandas. Si no queremos dejar a nadie atrás, es imprescindible proteger y promover los derechos humanos e incorporar los principios de justicia, equidad, diversidad e inclusión (JEDI) en la toma de decisiones.
Para alcanzar estos objetivos –y el resto de los que forman parte de la declaración–, es necesario un reconocimiento de la crisis climática como una crisis sociopolítica innegablemente interconectada con otras problemáticas sociales como la desigualdad de género o el racismo estructural. Solucionar la crisis climática requiere una transformación social sin precedentes basada en la cooperación y centrada en el bienestar humano y su prosperidad, y no el crecimiento económico o el poder.
Todas estas demandas fueron presentadas el pasado viernes 5 de noviembre en la COP26 dentro del día del empoderamiento juvenil y ciudadano a varios líderes políticos, entre ellos a Alok Sharma, el presidente de la COP26; Patricia Espinosa, secretaria general de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC); y Nicola Sturgeon, la primera ministra de Escocia. En este evento pudimos situar la importancia de la participación juvenil en el centro del diálogo climático internacional y conseguimos recibir el compromiso de líderes políticos para incorporar nuestras demandas en las negociaciones. De momento solo hemos recibido declaraciones de intenciones, pero ninguna acción concreta.
Estos días hemos visto algunos avances importantes como los compromisos de acabar con la deforestación, o reducir las emisiones de metano al menos un 30% en 2030, o el acuerdo suscrito por 40 países para poner fin a la energía proveniente del carbón. Apreciamos estas promesas, pero no son suficientes.
Las más de 100.000 personas que asistimos a la manifestación del pasado sábado por la justicia climática en Glasgow demostramos que la ciudadanía y la juventud no solo estamos listas para el cambio, sino que lo exigimos. Ahora, en los últimos días de la COP26, es el momento de que los líderes políticos cumplan con nuestras expectativas. Los jóvenes seguiremos presionando, en la COP26 y posteriormente.
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Ester Galende e Irene Pérez forman parte del equipo coordinador de la Declaración de la Juventud Mundial.
Nota: El documento completo está disponible en inglés aquí. Las principales demandas políticas han sido traducidas a los otros cinco idiomas oficiales de Naciones Unidas y la versión en español puede encontrarse aquí.
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