La manipulación de la violencia
La palabra violencia siempre suena muy desgarradora. Hablar del uso de la violencia siempre provoca cierto escalofrío, y, por supuesto, rechazo. Pero la violencia, como todo, es manipulable. Y eso es lo que hace la derecha reaccionaria en todo el mundo.
Hemos visto las imágenes de los disturbios provocados en Madrid y Barcelona por el encarcelamiento del rapero Hasél, y, ¡cómo no!, observar cómo se revientan escaparates o se saquean comercios, no es una imágen que contribuya a ponerse del lado de los que apoyan la libertad del rapero, desde el momento en que siempre hay quien pretende asociar esos actos con la multitud que se manifiesta, que seguramente los desaprueba.
¿Es tan mala la violencia? Pues depende de quien narra los hechos. Los bombardeos sobre Siria de los mirages franceses, que dejaron Damasco hecha un cromo y provocaron el éxodo de miles de personas, nunca los he visto considerados como actos violentos. La guerra de Irak, que provocó miles de muertos, tampoco he leído u oído que haya sido considerado como un acto violento. “Es una guerra”, dicen, y eso parece ser suficiente como para que desaparezca de inmediato su carácter de violencia. ¿Decir guerra es como decir pacífico, entonces?
Cuando la policía venezolana cargaba contra los opositores a Maduro, ¿hablaba alguien de violencia de los que se enfrentaban a las fuerzas de seguridad, o hablaban de cargas violentas de la policía bolivariana?
Probablemente sin violencia, los franceses no habrían conseguido llevar a cabo su revolución, ni los Estados Unidos de América se habrían independizado de Inglaterra, ni los esclavos habrían alcanzado la libertad, ni los nazis habrían perdido la guerra.
¿Y qué me dicen de la sangrienta represión franquista, con miles de muertos en las cunetas? ¿A eso no le llaman violencia?
Y para terminar voy a a exponer algo a lo que estamos acostumbrados a ver, quizás demasiado, y, precisamente de los que más hablan de paz y de erradicar la violencia.
¿Cuántas veces han observado a u individuo clavado en una cruz, sangrando por la cabeza y el costado?¿Cuántas al mismo hombre amarrado a un poste y cosido a latigazos?¿Cuántas lo han visto en tallas, paseando por la ciudad, con la veneración de muchos?¿Cuántas en cuadros, en diferentes museos?
¿No es eso la veneración de la violencia?
Los medios manipulan la violencia. El poder, apoyado en los medios, manipula la violencia.
Víctor Chamizo
Artículo publicado en Rompamos los grilletes