La Santa Pedofilia
Hace unos días escribía acerca de la pederastia en la Iglesia española y, reflexionando sobre el tema, me preguntaba acerca de cuál sería el efecto entre los católicos al recibir la contundente puesta a disposición de la ciudadanía de miles de casos destapados por el Defensor del Pueblo y la impotencia de los obispos, incluyendo al Cardenal Primado, para negar las dichas evidencias, no solo de los miles de delitos perpetrados a todo lo largo de la Historia por sus subordinados, sino también de sus propios y repugnantes delictivos esfuerzos para tratar de encubrir tanto los delitos como a los delincuentes.
Es evidente que la escandalosa noticia ha sido muy bien amortiguada por la prensa hispana, siempre convenenciera y remilgada ante los poderosos, y la Santa Madre Iglesia lo es, lo cual no significa tampoco que los feligreses católicos no se hayan enterado del escándalo a escala mundial de los abusos a menores, perpetrados a través de los siglos y hasta hoy mismo, en el mismo interior de su “amada” comunidad de fieles.
Ya no son habladurías, como siempre han afirmado sus falsamente indignados defensores, ni pueden alegar acusaciones malintencionadas y sin pruebas. Hoy, en países que nunca han sido sospechosos de perseguir a la Iglesia Católica sino más bien excesivamente permisivos, como lo son EEUU y España, las fiscalías han hallado pruebas de que miles y miles de seres humanos de ambos sexos, aunque mayoritariamente hayan sido los niños varones los más perjudicados, sodomizados por sus tutores y en algunos casos asesinados (de eso sabemos un poco por estos lares) disfrutando de un alto grado de permisividad civil y eclesial, cuando no de absoluta impunidad.
Intrigado por la repercusión que estos aborrecibles delitos hayan podido tener en la fe cristiana, he consultado un estudio acerca de la EVOLUCIÓN DE LA RELIGIOSIDAD EN ESPAÑA, publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas. El estudio parte de 2006 y en él se observa que, paso a paso, lentamente, los que se confiesan creyentes católicos (practicantes y no practicantes) van disminuyendo paulatinamente en número. En dicho año se estimaba que los creyentes eran un 78%, y los no creyentes éramos alrededor del 20%. Desde entonces se observa una paulatina bajada permanente, que, en 2019, se acelera potentemente la caída, pasando los creyentes a ser poco más del 57%. La misma estadística indica una recuperación leve en 2023, pero el propio CIS indica que las cifras de dicha recuperación provienen de la mediana actual y no son fiables. Los no creyentes, en el mismo periodo de tiempo, hemos pasado del 20% al 38%. El estudio recoge también a las minorías religiosas, un 3% aproximadamente.
Me pregunto si, teniendo en cuenta la negativa actitud por parte de los pastores puestos frente a los hechos denunciados, ha habido, hay o existe algún tipo de reacción digna, positiva, de los componentes del rebaño, los feligreses, ante estos abominables crímenes que, de un modo u otro, no dejan ni dejarán de salpicarles, o bien se conformarían, como suele ocurrir, con que alguien matase al mensajero.
Miguel Álvarez