Laboratorio social y cultural en modo Hugo
Una generación de hombres y mujeres confiaron en el poder de la acción colectiva, experimentaron la fuerza de la autoorganización y apostaron por el valor de la vecindad. Fueron portadores de sueños y por eso advertía Gioconda Belli “les llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías”. Mostraron que los seres humanos solo caben en las avenidas de solidaridad y esperanza. En medio de la tempestad, inyectaron sus energías y tiempos de vida en los barrios, en las calles, en los atrios, en las plazas. Y sobrevivieron, en palabras de Ernesto Sábato “como los brotes que laten bajo las tierras del invierno.”
Uno de ellos fue Hugo Zarate, curtido en batallas, expropiado de sí mismo, soñador empedernido, amador de tantas causas. Confió incondicionalmente en el poder de la acción colectiva y en la fuerza de los vínculos sociales. Ambas pasiones le llevaron a explorar los movimientos vecinales y los lazos de proximidad. Vecindad y proximidad son las dos prótesis que pusieron en marcha una nueva ola en nuestros pueblos y barrios. Los justos no mueren, sino que se plantan y así su temprana muerte germinó en la Fundación Hugo Zarate que preside con acierto su compañera Martita Macias con un grupo de conjurados a favor de una ciudadanía justa y decente, con la sola fuerza de la convicción, la solidaridad, la inclusión y la cooperación.
La vecindad y la proximidad no son simples medios para alcanzar algunos objetivos, sino que son el fin mismo y la construcción del “nosotros” es a la vez camino y meta, taller y hogar, proceso y resultado. En las ultimas décadas la vecindad y la proximidad han sido profundas turbulencias. Gracias a las diversidades y pluralismos culturales, que habitan nuestros pueblos, potenciadas por la revolución tecnológica, la vecindad ya no es sólo el cercano sino como reconoce el politólogo Amartya Sen en la Idea de Justicia “quedan muy pocos no vecinos en el mundo actual. El hombre herido a la orilla del camino es asistido por un samaritano que no era vecino ni pertenecía al grupo, mientras que los vecinos -el sacerdote y el levita- pasan de largo. “¿Quién es el vecino del hombre herido?”, le preguntan y responde “Aquel que le ayudó”, es decir el deber con los vecinos no está confinado a los que viven al lado. Existe pues, una vecindad abierta y global que viene a través de la cooperación entre los pueblos, entre las personas más allá de su raza, de su identidad, de su religión. Hasta el punto que a principios del siglo XXI Giorgio Agamben ha podido afirmar en Homo sacer que “quizá sea necesario fundar de nuevo la filosofía política partiendo de la figura del desplazado”.
El tránsito de la vecindad a la ciudadanía global y de los lazos de proximidad a las redes internacionales de solidaridad requiere un nuevo marco cognitivo a través de la palabra reflexiva y del encuentro cordial. Las dos acciones emblemáticas de la Fundación: el Bloc y los Foros anuales. Una sociedad inclusiva es una sociedad informada con una alta intensidad comunicacional, a quien importa tanto la verdad como la empatía, los sentimientos y los valores. La Fundación ha sabido conectar personas en torno a ideales. Esta conectividad prosigue la pasión por la cooperación y la tensión utópica en una época en la que la cooperación global es más difícil, la información está desacreditada por el engaño y una guerra mundial no parece imposible.
Ante los discursos del odio que criminalizan a las personas inmigrantes, ante los poderes mediáticos que invisibiliza las alternativas sociales, y ante las informaciones que inundan el mundo de malos presagios, la Fundación procesa a diario aquellas informaciones que pueden crear confianza y amistad social y debate en encuentros abiertos anualmente las cuestiones que conforman la conversación pública. Y con estos materiales se ha ido creando a lo largo de 30 años el universo propio de la Fundación Hugo Zarate, amable siempre, provocadora unas veces y desafiante otras de un orden injusto que debe revertirse. Grandes personas, que aportan lo que pueden y quieren, se han conjurado en crear un laboratorio cultural y social de un nuevo modo de relacionarnos con nosotros mismos, con los otros, con la naturaleza y con Dios.
La Fundación responde a la necesidad de crear una nueva mirada que articule la visión cosmopolita con la visión comunitaria, la universalidad con la proximidad, la reivindicación con el pacto, las grandes causas con los procesos incompletos e inacabados, los servicios públicos con la responsabilidad personal, la movilización por la justicia con la generosidad comunitaria, la inclusión con la diversidad, Y en este desempeño conocerán dificultades e inercias que vienen de lejos y planean hoy sobre las organizaciones sociales : la dificultad para tomar decisiones horizontales y participativas, el peligro del hiper-liderazgo, la cooptación por parte de los partidos políticos, la falta de reconocimiento del trabajo cívico. Se necesitarán otros 30 años para iniciar los procesos de humanización que nos apremian ya que como recuerda insistentemente Francisco “el tiempo es superior al espacio”, se trata de “privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucrar a otras personas y que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos” EG 223).
Ximo García Roca
septiembre 28th, 2024 at 11:25 am
Graciasss por una aportación tan rica en una reflexión del camino a seguir,,en el amor a la vida y en el universo con todos nosotros /as, con la diversidad de todo lo que es vida.
Gracias Ximo y gracias a Marita por toda la perseverancia y proceso de la Fundación HZ,un abrazo 🤗
septiembre 28th, 2024 at 1:32 pm
Me ha parecido de gran calidad y ayuda a la reflexión
septiembre 28th, 2024 at 3:24 pm
Viniendo de quien viene, este artículo no puede dejar impasible a nadie. Tanto en la forma como en el fondo. Muchas gracias, Xomo, una vez más, por darnos otra lección de humanismo.