Las autonosuyas
Muy negativa la deriva que ha tomado este país llamado España. Las elecciones del pasado martes han confirmado el éxito, al menos momentáneo, de lo que no es otra cosa que “un ´procés´ a la madrileña”.
El ejemplo de Madrid va a producir diversos efectos más o menos negativos en todas las Comunidades Autónomas. Los nacionalismos funcionan así, dependiendo del momento político y económico y también de quienes se encuentren al mando en cada una de ellas, cabe esperar reacciones distintas y variadas a lo largo y ancho del Estado; incluso puede que, siguiendo la involución de Madrid, esto se convierta en un Estado de Autonosuyas.
Si hay una Autonomía total y absolutamente descalificada para reivindicarse frente al Estado, es precisamente Madrid. Normalmente los nacionalismos tienen una lista de agravios comparativos para justificar sus reivindicaciones y lloriquear; ocurre a veces, que incluso puede que tengan razones para hacerlo. No es el caso de catalanes, vascos y navarros que gozan de algunos privilegios que otros no tienen. Llevan cientos de años dando la matraca con ellos hasta el punto de que ya nos han acostumbrado a tener que vivir aguantando sus sonsonetes en una desvergonzada muestra de insolidaridad de dichas regiones, las más ricas y privilegiadas. Resulta vergonzoso que sean las que más se quejen y demanden mayores tajadas.
Que Madrid se haya subido también a ese carro es absolutamente explosivo. Para ningún español es un secreto, por poco que se sepa de política, que la situación de privilegio de la que Madrid goza históricamente no viene de la riqueza que es capaz de generar, ni de la capacidad productiva de sus gentes, sino de los privilegios de los que ha gozado históricamente debido a detentar la capitalidad del país durante siglos. Ser sede del Gobierno, de los Parlamentos, Ministerios, del privilegio devenido de que el funcionariado originado por el Estado produce una enorme cantidad de puestos de trabajo, sino que, además, debido a extrañas, innecesarias y dañinas sinergias, casi todo lo que se mueve en el Estado Español tiene su sede (puestos de trabajo) y, lo que es peor, cotiza (recauda impuestos) en Madrid y para Madrid.
Siempre he creído que los pueblos pueden ser ignorantes, pero no tontos. Por eso mismo me siento muy decepcionado con el pueblo de Madrid, con ese pueblo que mayoritariamente ha entendido y comprado el discurso de Ayuso, que no ha utilizado (tonta no es) el típico slogan nacionalista ´España nos roba´, sino ´Queremos las cosas a la madrileña´; idea que, traducida al castellano de la calle significa: A partir de ahora, nosotros, la Comunidad más poblada, rica e importante de la nación, le diremos al gobierno lo que puede o no puede hacer y hasta donde llegan sus atribuciones. Y esto es lo que hay.
Miguel Álvaarez