Lo de Rosalía. Lo de la fe. Lo del fiscal
La Justicia, en este juicio, no solo se ha expuesto al ridículo, sino que ha provocado carcajadas. Puede llegar a ser un animal herido. Los animales heridos son sumamente peligrosos
1- Lo de Epstein está suponiendo perturbaciones en la fuerza. Lo que permite ver la fuerza, el trumpismo ese. No es un programa detallado. Es, como todos los autoritarismos, un desorden ordenado en grandes trazos. El principal es la tendencia a la desaparición de la separación de poderes. Y, a través de ella, la desaparición de la responsabilidad de los dirigentes, por fin libres de todo control. Un dirigente de la nueva derecha no concibe el control sobre sí, por lo que tampoco concibe la culpa, la responsabilidad. Puede haber estado con menores, haber abandonado a su suerte a la población en una riada, en un incendio, en un cribado, en una pandemia, sin que ello le suponga culpa o responsabilidad. Por eso lo de Epstein es importante. No es solo una perturbación en el trumpismo. Es la única hasta ahora. Veremos si evoluciona hacia la mortalidad o hacia la inmortalidad de Trump.
2- No le llamaría perturbación, pero sí ligero marrón. Se trata de la victoria, en puntos concretos, de los demócratas en las pasadas elecciones, que ha supuesto la presentación mundial en sociedad de Zohran Mamdani, el nuevo alcalde de Nueva York. Es socialista. Es decir, socialdemócrata, es decir, todo lo socialista que se puede ser en Europa, esa familia que integra primos como Palme, o Brand, pero también González, Blair, Starmer, Hollande… La parte más llamativa y a estudiar de Mamdani me la muestra Sebastiaan Faber. Es su lenguaje. Mamdani utiliza un inglés culto, pausado, sobrio, sin concesiones populistas. En las antípodas del lenguaje sin puntos ni comas y con los ojos abiertos como platos de algunas izquierdas europeas, sin mucho que decir, por lo que suelen repetirlo. Hay que tomar nota de ese líder USA. Es decir, de su lenguaje. Y de sus políticas. De sus intentos, del punto al que lleven. Se enfrenta a problemas también europeos, como la vivienda, un problema fabuloso en Nueva York, y que posiblemente carece ya de recorrido si no se recurre al socialismo –esa palabra que da yuyu en el planeta, tras cinco décadas neoliberales en las que todo es imposible salvo lo más difícil, forzado y violento: el neoliberalismo–. Es decir, a un nuevo tipo de propiedad de la vivienda. Thiel –se cree un intelectual, cuando es lo contrario: un hombre con poder; para situarnos: Thiel es como MAR, pero con más dinero y estudios– considera que la vivienda es el gran problema en Estados Unidos. Es más, que es un problema ya irresoluble sin el uso del palabro socialismo.
3- ¿Existe eso, esa posibilidad? ¿Hay un enfrentamiento latente, futurible, entre el capitalismo y los socialismos? La respuesta nos lleva a Rosalía. No se lo pierdan.
4- Acaba de salir disco, o como se llame, de Rosalía. Lo espectacular de ese lanzamiento no es tanto el disco –que mola; si bien esto que escribo no es una crítica musical–, sino el lanzamiento mismo. La unanimidad que ha supuesto por aquí abajo. Casi vertical. Adquiriendo, en ocasiones, esa tonalidad ridícula de la verticalidad denominada papanatismo. España es, sigue siendo, a pesar de los grandes cambios culturales de la pasada década, una cultura católica. Es decir, unánime. Es decir, con terror a no serlo, a quedarse solo. Sigue siendo, en fin, una cultura peligrosa si no participas de la unanimidad.
5- La pregunta del millón es el significado del disco, o como se llame, de Rosalía. ¿Qué significa? Umberto Eco decía que el significado de un libro, aquel que quiso su autor, se pierde cuando el libro supera los 10.000 lectores, y desaparece, se va a tomar pol XXXX con 100.000. En la música debe de suceder eso de manera más intensa y veloz. Y, en el pop, ni te digo. El disco de Rosalía puede carecer, por ello, de significado claro. Su significado es, básicamente, la recepción que hace del disco cada persona que lo escucha. Y vete a saber cuál es ese significado para los más de 40 millones de personas que lo escucharon en sus primeras 24 horas de vida. Posiblemente sea un significado imposible. Conviene recordar, no obstante, que el pop es, básicamente, la sucesión de mensajes positivos. Incluso cuando emite mensajes aparentemente negativos. O incomprensibles. También conviene recordar que el arte es una construcción netamente social, ideológica. Pero no siempre. En ocasiones –Bach, Mozart…– el arte no es social en absoluto, sino cósmico. No depende de nada ni de nadie. Puede ser el caso. O no. Ni idea.
6- En todo caso, se ha hablado –mucho– del disco, o como se llame, de Rosalía, como un indicio del giro religioso, místico incluso, que vive la sociedad. Se trata de algo muy dudoso, si pensamos que la religión no existe.
7- Personalmente, he visto la fe en África, Asia y, en ocasiones, en Sudamérica. Es impresionante –y conmovedor– ver la fe, ese objeto sencillo, cotidiano, siempre presente y natural allí donde existe. Pero jamás la he visto en el norte global. No la he visto en Roma, por ejemplo. Tampoco en Jerusalén. Ni en Montserrat ni en la Almudena. Tampoco en ningún integrismo, esos objetos políticos, no religiosos. La fe, en fin, murió, por exigencias del guion, en el XVIII. Se ha ido arrastrando desde entonces, como el sombrero, esa cosa que murió, zas, en la primera mitad del XX. Es un residuo de algo. Que ya no es.
8- Sobre lo que queda, sobre ese residuo: cerca de donde vivo –llevo unas semanas viviendo en la BCN rubia– hay, por ejemplo, dos iglesias. En una imparten misa en castellano y en otra en catalán. Son dos templos que se llenan cada anochecer de numerosas personas jóvenes. En un templo hablan castellano y visten con marcas asombrosas e insultantemente caras. En el otro, hablan catalán y visten con ropa asombrosa e insultantemente cara, pero sin marcas, discreta, protestante. No se mezclan los públicos de ambos templos. Es decir, acuden a no mezclarse. Esos dos públicos invitan a pensar que, sea lo que sean esos actos, son actos de culto a uniformes y uniformidades diferentes. Son, por ello, actos políticos. De dos derechas sumamente parecidas y relativamente nuevas. Y quizás eso es lo que está pasando.
9- El neoliberalismo, sus décadas, su peso, ha acabado con todo. Ha roto las sociedades, sus grupos, su tejido. No existe el socialismo que teme Thiel, por lo mismo que no existe casi nada de lo que existía en los setenta. De vez en cuando aparecen objetos –libros, películas, discos– que excitan a todo el mundo, si bien vete a saber lo que significan. De hecho, lo tienes que averiguar tú mismo, pues ya no existen medios en los que discutir sobre ello, sino medios en los que ser unánime ante todo ello. Lo único que queda sin romperse, sin desaparecer, es la religión institucionalizada. Y, dentro de ellas, un objeto milenario que, por prestigio, antigüedad y ausencia de contrincantes, se ha convertido en, tal vez, el único objeto religioso mundial, por así decirlo, en todo el planeta. No, no es la Internacional. Es el catolicismo. Lo que queda de él. Que no es la fe o el misticismo, sino cierta operatividad donde ya no queda nada más.
10- En Estados Unidos lo saben. Saben que el catolicismo es de las pocas asociaciones que merecen ese nombre en el planeta, tras la absoluta ruptura social y cultural del neoliberalismo, esa trituradora. Y van a por su dominio. En Estados Unidos, de hecho, se está construyendo un catolicismo a medida de la época, del neoliberalismo, del trumpismo, de la mano de diversos organismos, en ocasiones de la mismísima Iglesia Católica en EEUU, en ocasiones de la mano de la vicepresidencia de Estados Unidos, de Vance, un personaje bajo el influjo de Thiel. Se trata de una propuesta de nueva Iglesia Católica a la carta, como informa Gorka Larrabeiti desde Roma, que elige lo que quiere del catolicismo y niega lo que no desea, a fin de ser absolutamente político y reaccionario. Y con voluntad planetaria. Como batalla, no está mal. Es lo más parecido a la Guerra de las Galaxias: buenos, malos y religiones antiguas que ya nadie comprende.
11- ¿Vuelta a la fe? ¿Vuelta al misticismo? Lo dudo, es difícil acceder a ello en un catolicismo pajarito, progresivamente desde el XVIII, y que ahora vive una batalla fabulosa, violenta, intensa para asumir, o no, los grandes cambios de las cinco últimas décadas, trascendentales: el fin del humanismo, el fin de la sociedad, la asunción de la violencia necesaria para que el 1% de la sociedad tenga preeminencia sobre el 99%. Esa es la brutalidad que se observa en los dos templos cercanos a casa, esas dos maneras de vestir. Esa fe, ese misticismo. Esa parodia.
12- Ha finalizado el juicio al fiscal general. Que ha resultado un fracaso comunicativo. Marchena, en su juicio, en el juicio al procés, evitó hablar, los discursos, las cosmovisiones. Evitó la comunicación, por lo que evitó el desastre comunicativo. Su juicio acabó en una sentencia jurídica e intelectualmente incapaz, pero que nadie puede tocar. Salvo los historiadores, que se romperán la caja. En este otro juicio, presidido por otro sereno, la dinámica no ha sido esa.
13- Fue pensado como un juicio que no llegaría a celebrarse. Su función, la de su fase de instrucción, era –se dice rápido– la dimisión o el cese del fiscal general. Y con todo ello, el final del Gobierno de coalición. No sucedió, por lo que sucedió lo inevitable y, a la vez, lo último deseado por sus promotores: la celebración de un juicio sin prueba alguna.
14- Hubo dos momentos terribles –para el sistema judicial, para las FFSS–, que produjeron lo que el psicoanálisis denomina aha experience –ese momento mágico, único, en el que el paciente verbaliza lo que no sabía que era su problema, formulándolo–. A saber: momento a) cuando el juez que presidía el asunto interpretó un dilema moral, formulado por un testigo, como una amenaza. Se trató de un indicio sobre la calidad de la judicatura, en ocasiones unos okupas de unas instancias en las que la sociedad debería tratar sobre ella misma, y no, únicamente, sobre categorías nacionalistas y conservadoras. Momento b) un guardia civil, de la UCO –los Navy Seals de la Guardia Civil–, afirmó, en un momento del espectáculo, que “no hacemos investigaciones prospectivas”, momento en el que la sala entera, incluso el número de la benemérita en cuestión, se rió con la boca llena de dientes. La UCO, las FFSS –recortaron, editaron conversaciones para apuntalar sus propias opiniones–, han quedado sumamente impregnadas de desprestigio. Algo que fue visible durante el procés –la mala calidad de las investigaciones policiales, su carácter político, así como el orgullo profesional, patriótico incluso, ante tal proceder– ha vuelto a hacerse presente. Lo que indica cierta intensidad.
15- Leo fragmentos de mis artículos de 2017. “La justicia española se expone, en un futuro, a una formidable erosión”. Y está aquí. Ha colaborado en el acoso y derribo de un gobierno, a tutiplén. Y no ha conseguido el derribo, sino tan sólo su propia erosión. Puede no llegar a enterarse de lo sucedido –al cabo, la información, ya definitivamente fragmentada hoy, va por grupos; lo que sucede en un grupo no es información para otro grupo; una ardilla reaccionaria puede recorrer la península saltando entre medios reaccionarios, que la loan, sin enterarse de nada más–. Pero lo sucedido ha acaecido. La Justicia, en este juicio, no solo se ha expuesto al ridículo, sino que ha provocado, lo dicho, carcajadas. Puede llegar a ser un animal herido. Los animales heridos –tenemos ya muchos en esta crisis democrática; la monarquía es tan solo otro– son sumamente peligrosos.
15- ¿Este animal herido emitirá sentencia para el fiscal general? Puede hacerlo. Y puede reposar, incluso, en lo aportado por la UCO –nada en términos judiciales, todo en términos inquisitoriales–. Veremos.
16- El abogado general del TJUE, en respuesta a la cuestión prejudicial del Tribunal de Cuentas, ha abierto la boca de la cara y le da el OK a la amnistía. Sus opiniones no son vinculantes, pero suelen ajustarse a las sentencias posteriores del TJUE en ocho de cada diez casos. Vamos, que hay que esperar. Quizás hasta antes del año que viene. Lo que no es mucho. El TS, tras ese breve futuro, se expone a lo no deseable. A saber: a) a modular un cambio no solo de opinión, sino –y ese es el problema del TS– de creencias. O b) a seguir mareando la perdiz. Según veo en el informe del abogado del TJUE, puede hacerlo. Además, el TS no formuló ninguna prejudicial al TJUE. Por lo que se siente soberano. Es, tal vez y si exceptuamos al TS húngaro, el único TS europeo que se siente soberano.
17- Soberano es una marca de coñac cutre.
18- Junts deja de apoyar al Gobierno a la vez que lo hace. Lo que explica a Junts. Un partido que asume, intensamente, la nueva extrema derecha, no remata. El problema de Junts es el del catalanismo conservador desde el XIX. No rematar. No se preocupen mucho por Aliança Catalana, que le pasará lo mismo. El catalanismo conservador, ese club, es como el Real Madrid. Se puede cambiar toda la plantilla, que al otro día van todos a la misma disco. Es importante, no obstante, un indicio de algo que se producirá más pronto que tarde, durante un segmento en el que Junts tienda al remate. En Córcega, su nacionalismo –indepe, están por el puerto-franco/el paraíso fiscal; llegaron a matar, hace cuatro días, a un prefecto/gobernador civil, se dice rápido–, hoy en la órbita de la nueva extrema derecha, ha pactado ir a elecciones con Rassemblement National. Dos extremas derechas de dos nacionalismos diferentes de un mismo Estado, unidas. Pueden. El enemigo ya no son los otros nacionalismos. Es el inmigrante. Sí se puede.
Guillem Martinez
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