Hay quienes se dedican a hacer previsiones de lo que podría pasar en el futuro, en algunos casos a partir de datos como lo hacen los actuarios, que son los encargados de analizar, por ejemplo el riesgo de quiebra que tienen ciertos sectores empresariales. Así, a golpe de vista no parece ser una profesión fácil, y si encima atendemos a la naturaleza un tanto radical, que parece ostentar el ser humano podemos incluso hundir tanto nuestras vidas, como las de las empresas que se dedican a vender determinados productos. Por eso, de cara a hablar de lo que nos deparará el futuro, mejor ser cautos desde el presente.
Un ejemplo de intentar “leer el futuro de la industria editorial” fue el momento en el que los libros digitales salieron al mercado. Muchos expertos auguraban el final del libro impreso, algo que se ha visto años después de que saliese el primer libro electrónico a la calle como no verdadero. Y es que no pasa nada si utilizamos las ficciones como las leyes de la robótica de Asimov para explicar el machine learning actual o algo complicado de inteligencia artificial. Porque siendo realistas, no hay quien entienda sino un artículo que nos hable de algoritmos o de lenguaje binario, a no ser que seas el informático, que lo programa.
Por estas y por otras muchas razones retomamos nuestro tema, y nos centramos en lo mucho que se dijo sobre que dejaríamos de leer en papel por la irrupción del libro electrónico en nuestras vidas. De momento gozamos de ambas cosas con sus pros y sus contras, y fijar un límite de tiempo de la supervivencia simultánea de libros impresos y en papel, esto sí que nos puede servir para inventar una buena ficción.
Tal vez una de las pegas y con lo que tenga que lidiar la industria de los libros electrónicos, sea con ampliar y mejorar la compatibilidad de sus formatos, para así poder hacer una mejor competencia a los libros impresos y llegar a un público más amplio. Pero más allá de todo esto, no se puede obviar que una de las mejores maneras para conocer otras vidas, imaginarnos en otros lugares, sumergirnos y ponerlos en la piel de un personaje suela ser un libro. Es cierto que ahora el mundo de las series hace que leamos libros en imágenes y con guiones que rozan la calidad literaria propia de una buena novela.
Como ya comentamos en esta entrada del blog titulada la batalla Ebook vs. Libro Papel no hay un claro vencedor en el sentido de que uno sea mejor que el otro, sino que concluimos, que decantarse por un Ebook o un libro en papel depende más de nuestros gustos particulares y no es por tanto un tema de exclusión de soportes. Lo que si podemos decir es que de momento las estadísticas registran que en países como Japón, Alemania, China e Italia los libros en papel siguen siendo los protagonistas.
No obstante, esto no significa que la industria del libro electrónico este dormitando o se quede rezagada. De eso nada. Las mejores tramas, los mejores productos independientemente del sector en el que se fragüen nacen de la necesidad de romper por un lado con monopolios que incitan de manera directa a generar productos más creativos, con mejores formatos, más flexibles y accesibles al público que lo quiera. Lo importante es que aún seguimos leyendo y nosotros decidimos si oliendo el papel o en un soporte cuyas páginas no se doblan.
Artículo publicado en SSociólogos