Los españoles y los hispanos en Estados Unidos (1)
Los españoles en EE. UU. no acaban de ser encajados como grupo de una forma diferenciada de la emigración hispana procedente de Centroamérica y en menor proporción de Sudamérica. Hay del orden de 60 millones de hispanos en los Estados Unidos, lo que corresponde actualmente al 19% de la población de los Estados Unidos. El siguiente grupo es el de los negros que corresponde al 14 %. En 1980 con 14,8 millones representaban sólo el 6,5% de la población del país norteamericano. Luego en 45 años se han multiplicado por 2,8 y aumentando de media un millón por año. Los hispanos en EE. UU. provienen de perfiles demográficos y económicos heterogéneos. Por otro lado, la población en toda Hispanoamérica es superior a 420 millones de habitantes frente a los casi 330 millones de EE. UU.
Los españoles en el registro consular de EE. UU. actualmente son sólo de 163.000 en 2020, en 2012 figuraban 86.626, si bien en un estudio de la Universidad de Georgetown del 2004 eleva a 421.000 el número de personas a las que puede llamarse españolas, si se incluyen ciudadanos y descendientes.
Los datos más significativos de la emigración hispana en general desde 2010 a 2017 son:
1. Un análisis del crecimiento demográfico indica que el mayor en este período es el de los venezolanos, dominicanos y guatemaltecos. Los venezolanos aumentaron un 76%, los dominicanos un 37% y los guatemaltecos un 30%. Las causas son el bloqueo norteamericano en Venezuela, la división social que ha producido una fuerte emigración económica (no por carencia precisamente) y esta población ha ido en el voto mayoritariamente a los republicanos. El de los otros dos grupos es la dificultad de supervivencia económica en sus países.
2. La proporción de la migración en general disminuyó en su crecimiento del 37% al 33%. Los nicaragüenses disminuyeron del 63% al 55%, siendo la mayor caída respecto a la situación anterior, el grueso de la emigración se produjo en los años anteriores.
3. La gran mayoría de los hispanoamericanos están ya integrados como ciudadanos estadounidenses, alrededor del 79% lo son, en comparación con el 74% hace diez años. Entre los grupos de origen, prácticamente todos los puertorriqueños son ya ciudadanos. Los españoles (91%), panameños (89%) y mexicanos (79%) tienen las tasas de ciudadanía más altas, mientras que los hondureños (53%) y venezolanos (51%) las más bajas. Esta última situación tiene que ver con una emigración más reciente.
4. Casi cuatro de cada cinco (78%) llevan viviendo más de 10 años, en comparación con el 64% en 2010, prácticamente la mitad más de 20 años. El 80% de los mayores de 85 años son blancos no hispanos, mientras que el porcentaje se reduce al 45% en el caso de menores de cinco años, lo que indica que la demografía está cambiando aceleradamente. Esta es una de las razones de la preocupación de los republicanos, pero ha sido compensada porque el viejo emigrado con la nacionalidad reconocida ve como un competidor al recién llegado, siendo su voto en muchos casos republicano, aún teniendo más políticas sociales que les beneficiarían en el voto demócrata.
5. La proporción que habla inglés ha ido aumentado: En 2017, el 70% hablaban inglés, en comparación con el 65% en 2010; Los españoles (93%), panameños (87%) y puertorriqueños (83%) tuvieron los más altos dominios del inglés, mientras que los hondureños (48%), guatemaltecos (48%) y salvadoreños (53%) tuvieron los más bajos. La proporción de mexicanos está en la media (71%).
6. El hablar español exclusivamente provoca la existencia de guetos y dificulta la integración, los grupos de inmigrantes centroamericanos de más bajo dominio de inglés les fuerza a mantenerse en grupos cerrados de ayuda mutua, votan poco en las elecciones porque están dedicados más a la supervivencia. Las dificultades para votar en día laborable son fundamentales en las gigantescas distancias a los colegios electorales a diferencia de Europa. Trabajan sin horario y en trabajos más penosos. Son en los que se ha centrado la persecución de Trump en ponerles el máximo de dificultades en las últimas olas de emigrantes, incluso separando a los niños de sus padres en acto de inhumanidad sin límites, además se mantienen en la ilegalidad en un elevado porcentaje.
7. Actualmente el español como idioma se está imponiendo en muchas zonas del país, no sólo en los Estados más cercanos a México, sino también en donde se concentra la emigración hispanoamericana, la televisión y la religión son dos factores de sostenimiento del idioma, junto con el factor de mayor número de descendientes lo que resulta sustancial. Las segundas y terceras generaciones se integran más, pero la vida familiar es más estrecha que entre los anglosajones.
8. La distribución geográfica de la población (ver gráfico) está de tal modo que la mexicana está en más de dos tercios en Los Ángeles y Houston; La puertorriqueña es mayoritaria en Florida; mientras que los salvadoreños son predominantes en Washington y los cubanos están concentrados en Miami. Desde el punto de vista político, los cubanos están más cerca de los republicanos en su mayoría aunque sus intereses pudieran estar mejor defendidos por los demócratas, pero al tener éstos una política más abierta con el bloqueo a Cuba, tienden a votar lo contrario.
9. La edad media de los hispanos en Estados Unidos ha aumentado desde 2010, pasando de 27 a 29 años en 2017, pero muy por debajo de la media nacional de 38 de la población de Estados Unidos. De los 15 grupos de origen, los que tenían las edades medias más altas son los cubanos con 40 y los argentinos con 39 respectivamente. Mientras los grupos más jóvenes son los mexicanos (27) y guatemaltecos (28). La presión demográfica hace que hay un traslado de las mayorías políticas, pero el problema es la alta abstención entre los hispanos al entender que ni unos ni otros defienden sus intereses. La presencia de cada vez más candidatos cercanos a su perfil favorece la participación.
10. Los venezolanos tienen la mayor proporción de inmigrantes con formación universitaria. Alrededor del 16% de los mayores de 25 años, lo que supone un aumento del 13% con respecto a 2010, pero significativamente inferior al total de la población de Estados Unidos (32%). Los venezolanos (55%) y los argentinos (43%) son los de mayor nivel de educación formal, mientras que los guatemaltecos (10%) y salvadoreños (10%) los que menos. Todos los grupos han aumentado desde 2010.
11. Las condiciones económicas varían ampliamente según su origen. Los argentinos tenían el ingreso medio más alto por grupo familiar, con USD 68.000, lo que supone casi USD 20.000 más que el promedio general de los hispanos (USD 49.010). Los hondureños tenían el ingreso medio más bajo con USD 41.000. Los argentinos son emigrados en un porcentaje significativo del corralito que ha vivido su país en varias ocasiones y se han manejado allí y aquí en dólares. Por lo tanto los argentinos tienen un voto más dividido en el terreno ideológico. Una parte ha salido de Argentina por la represión de los gobiernos militares, esa parte está más cercana a los demócratas y en general son de los colectivos que están más concienciados en la participación electoral.
12. Más de la mitad de los hispanos hasta el 62% son de origen mexicano, lo que constituían 36,6 millones en 2017. La razón fundamental es la cercanía y por otra parte algunos Estados realmente siempre han tenido una población de raíces hispanas en un elevado porcentaje.
13. No hay que olvidar que para dedicarse a la política en EE.UU., ante la debilidad de las estructuras partidarias, que prácticamente sólo existen en los procesos electorales, hay que ser muy solvente económicamente, porque las campañas son caras y hay que recoger dinero puntualmente para poder hacerlas, y los grupos de hispanos carecen de éste en gran proporción. La razón de que tantos clérigos negros se hayan dedicado a la política es su facilidad para recaudar fondos por razones religiosas.
14. La religión ocupa un factor esencial en la orientación política de los hispanos, el peso electoral de los católicos suele estar más cercano a los demócratas, mientras que los diferentes grupos protestantes están más cerca de los republicanos. Curiosamente los intereses económicos tienen un peso inferior a los religiosos en amplios sectores, especialmente los centroamericanos, eso explica alguno de los resultados electorales, donde la religión ha tenido un peso en la participación electoral de algunos grupos.
Este panorama en general permite hacernos una idea de las variables existentes sobre la influencia de los hispanos en EE. UU, en su demografía y en su influencia social. El número de congresistas de origen hispano (latino en el lenguaje habitual en EE. UU) en las cámaras en las últimas elecciones fue de 41 de 435, lo que supone el 9,4 %, superando los 32 de la anterior elección. De ellos sólo seis son republicanos, siendo el resto demócratas. En el Congreso 25 son de origen mexicano, 4 puertorriqueños, 4 cubanos, 2 españoles (John Garamendi por California demócrata y Bill Flores republicano), 2 dominicanos, 1 ecuatoriano, 1 guatemalteco y 1 portugués. El primer dominicano ha sido en 2020 Adriano Espaillat.
En el Senado hay cuatro de 100 de origen hispano el 4 % de la Cámara. La primera senadora de origen hispano (mexicano) ha sido Catherine Cortez en 2016. Ya existían con anterioridad tres senadores de origen cubano, que pasan a ser cuatro senadores de origen hispano con Alexandra Ocasio-Cortez de origen puertorriqueño que es además la mujer más joven en la cámara de representantes. Aunque realmente sólo han nacido fuera los demócratas Jesús “Chuy” García (México) y Debbie Mucarsel-Powell (Ecuador), el resto son la siguiente generación ya nacida en EE. UU.
Por lo tanto frente al 16 % de población tienen una representación del 9,4 % en el Congreso y del 4 % en el Senado, sin tener en cuenta además que en su mayor parte son de la siguiente generación, luego están infrarrepresentados claramente.
Julián Castro alcalde de San Antonio ha sido el primer latino en presentarse a la nominación demócrata en 2020. California, Texas, Nueva York y Florida son los principales Estados con representación latina.
Después de haber alcanzado Obama de raza negra la presidencia y Kamala Harris una vicepresidenta, en el nuevo gobierno de Biden, siendo senadora por California (habiendo sido antes fiscal general) de padre jamaicano de raza negra (catedrático de universidad en Stanford) y de madre emigrante de la India (investigadora después de haberse licenciado en Berkeley), expresa el crisol en EE. UU de razas, pero que los hispanos tienen una presencia en la población de EE. UU mayor a su representación en las cámaras.
Alfredo Liébana Collado
Artículo publicado en El Obrero