Los malos aires de Ventoso
Quizás sea por haberme educado en una familia militar o por ser de Pontevedra, que ya se sabe que es como ser gallego de alta gama, pero lo cierto es que desde que tengo memoria recuerdo a mis padres y abuelos enseñarme a salir en defensa de las personas que quiero, pasase lo que pasase. Hace unos días entrevisté a Ana Belén, diosa entre las diosas. Los que vimos con 14 años la película El amor del capitán Brando nos rendimos ante ella sin condiciones. Un adolescente se enamoraba de su profesora, como nos ha pasado a todos. En la película esa profesora era Ana Belén. El pasado martes la pude entrevistar. He moderado debates con candidatos a la presidencia del gobierno y a las elecciones europeas, pero si tengo que presentar un currículum pondré en el primer párrafo: «yo entrevisté a Ana Belén”.
Al acabar la entrevista cedí el testigo a los tertulianos para que pudiesen preguntar. Uno de ellos le habló de la transición, de por qué parte de la izquierda la ponía tanto en cuestión. Ella la defendió, como yo, con ahínco, y recordó que se hizo como se pudo y que la ultraderecha había asesinado a abogados, estudiantes y militantes de izquierda en esos años. No citó a ETA. No iba de eso la pregunta. La banda terrorista mataba desde el 68, antes de la transición, desde el asesinato del guardia civil Pardinas y del inspector y torturador Melitón Manzanas.
Los ultras de Twitter, o de X, como ahora se llama, empezaron a despellejarla. Según ellos se había negado a condenar los atentados de ETA. Nada más falso. No se le había preguntado por eso. A la media hora Ana Belén se había convertido ya en una etarra para la turba. El ultra Alonso Ussía publicó un post: “Ana Belén, tan falsa como mentirosa. Tan mentirosa como comunista. Tan comunista como imbécil”. Ni lo dudé un segundo al verlo y le contesté: “¿Por qué eres tan mala persona? ¿Dónde has aprendido a ser tan miserable?»
A raíz de eso salieron en tromba los trolls de la caverna. Uno de ellos fue Luis Ventoso, de El Debate. Pueden preguntar por sus hazañas en Galicia. Trató de prosperar en La Voz hasta que vieron sus malas artes y le dieron puerta. Ha acabado en un medio patrocinado por la Asociación Católica de Propagandistas. No entiendo cómo periodismo y propaganda pueden coincidir en la misma frase y que encima el aludido presuma de ello.
“Fortes es una de esas personas que viven ancladas en un extraño resentimiento por las guerras de sus padres y abuelos”, escribió el tal Ventoso. No puede haber mayor elogio viniendo de alguien que escribe en un órgano de propaganda. Mi abuelo, militante de UGT en el 36, murió en la guerra, en el frente de Teruel, y mi padre, militar de carrera, fue condenado a 4 años de cárcel por difundir ideas democráticas en el ejército franquista. Toda la familia estamos muy orgullosos de él a pesar de lo que tuvimos que padecer esos años. Supongo que Ventoso nunca lo podrá entender.
Ventoso también miente al decir que me colocaron en el Consejo de Informativos de TVE. No me colocaron, me votaron mis compañeros, los profesionales de TVE. Me presenté en tres ocasiones a las elecciones. En dos fui el segundo más votado en los centros de toda España y en una el más votado entre unos cincuenta candidatos. Es normal que no lo entienda. Con su trayectoria no se le pasa por la cabeza poder someterse a una votación.
Con su ametralladora de insultos me acusa de progresista (solo le faltó gritar ‘vivan las caenas’ como en tiempos de Fernando VII), sectario, diletante, zapaterista, hooligan, retrógado disgregador, etc. Pero lo más curioso de todo es que alguien que escribió en su día en La Voz de Galicia y que trabaja en un medio dirigido por un ex director de La Voz de Galicia me critique por despedirme cada noche en gallego con un agarimoso ‘Boas noites e sentidiño’ en vez de ‘utilizar el español que nos une a todos’, dice literalmente. Como si el gallego fuese una lengua de parias. Lo utilizo con orgullo para despedirme en tres segundos después de hablar en castellano durante más de dos horas y media. No creo que moleste a nadie. Menos a alguien que se dice gallego.
Ventoso también me critica por los datos de audiencia de La Noche en 24 horas que dirijo y presento desde hace cuatro años. Curiosamente esta temporada los datos son con diferencia los mejores en 15 años de historia del programa, por eso hemos aumentado en media hora su duración. Que él no esté de tertuliano sin duda ayuda a tener estos registros y explica ese odio que supura.
Como les he dicho, Luis Ventoso trabaja para la ultraderechista Asociación Católica de Propagandistas. Siempre he creído que periodismo y propaganda son términos antónimos. Una vez más, Ventoso no ha salido airoso.
Xabier Fortes
Publicado en Infolibre