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Manifiesto por un 1 de mayo feminista

“Quien es Feminista y no es de izquierda, carece de estrategia. Quien es de izquierda y o es Feminista carece de profundidad.” Esta es la célebre frase de Rosa Luxemburgo, quien, a diferencia de sus compañeros socialistas y marxistas, mantuvo siempre ambas reivindicaciones: la defensa de los derechos de la clase obrera junto con la defensa de os derechos de las mujeres. Porque, compartiendo la misma crítica feminista que años antes hiciera Flora Tristán, ella también sabía que » Hay alguien todavía más oprimido que el obrero, y es la mujer del obrero «.

La categoría sexo, esa realidad biológica constituyente de nuestra biografía, ha sido vilmente instrumentalizada desde hace milenios hasta nuestros días por el único modelo cultural y socioeconómico que sigue gobernando el planeta. El sistema patriarcal relega a las mujeres a la subordinación respecto de los hombres. Y construye un mercado laboral que siempre ha sido masculino y en el que todas las instituciones que lo regulan están diseñadas en función de esa supremacía. Porque una de las grandes desigualdades respecto al empleo consiste en la masiva feminización del contrato a tiempo parcial. En total, tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial son ocupados por mujeres (74,4%). Y esta gigantesca tasa de parcialidad esconde la pesada carga de las tareas no remuneradas que lastran las carreras laborales femeninas. La jornada parcial y sus motivos, reflejan de forma contundente la histórica discriminación laboral y social de las mujeres. Además, se oculta que las tareas no remuneradas de cuidados son un trabajo sin derechos laborales asociados: ni descanso, ni permisos, ni vacaciones. No podemos olvidar tampoco el empleo doméstico y de cuidados, en particular, el desempeñado en régimen interno, sin contrato y, en no pocas ocasiones, en condiciones de semiesclavitud, que realizan en u mayoría mujeres migrantes.

De todo esto se deduce la necesidad de poner en primera línea de la agenda política
las brechas laborales, salariales y sociales. Pero desgraciadamente, esta realidad
desigual y la necesidad de abordarlo no importa lo más mínimo ni al anterior Gobierno
de coalición ni al actual, tal y como muestran los datos de los principales sindicatos de
2024.

En ellos se apunta que, a pesar de la mejora en el empleo, y de que trabajan más
mujeres que nunca (9,8 millones), subsiste una anacrónica brecha de 10 puntos entre
los sexos. El paro femenino es superior: las mujeres son 6 de cada 10 personas que se
encuentran en esa situación. Son, también, quienes soportan una mayor tasa de
temporalidad, una menor inserción laboral y de menor duración que los hombres.
Las mujeres siguen teniendo dificultades para ascensos y promociones a puestos de
responsabilidad, lo que limita sus posibilidades de mejora salarial. Y alrededor del
25% de las mujeres percibe un salario anual menor o igual que el Salario Mínimo
Interprofesional (SMI), frente al 10,7% de los hombres. Todo ello repercute en un
futuro de pobreza femenina, debido a la escandalosa brecha de pensiones.

En este día del trabajo, recordamos también que la esclavitud todavía sigue presente
en nuestros días a nivel sistémico como una estructura al servicio del patriarcado, y
por ello decimos claramente que la prostitución ni es trabajo ni es sexo. La
prostitución es la legitimación de la compra y acceso a los cuerpos de las mujeres
como un medio para conseguir un fin: satisfacer el deseo masculino. Es explotación
de la vulnerabilidad y pobreza de las más vulnerables y pobres. El rumbo neoliberal en
el que estamos inmersas disfraza de libre elección el horror de comprar mujeres y
bebés, en forma de prostitución, pornografía y vientres de alquiler.

La conclusión, un año más, es clara: la igualdad entre los sexos no será posible
mientras el orden social establecido por el maldito género no sea eliminado. La
pobreza tiene rostro de mujer, y exigimos la adopción urgente de políticas igualitarias
de carácter transversal para paliar el desamparo socioeconómico que afecta
especialmente a las familias monomarentales y a un elevado número de mujeres
pensionistas.

Por eso PFAC reivindica un PRIMERO DE MAYO FEMINISTA, EXIGIENDO MEDIDAS URGENTES CONTRA LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA.

 

  1. Carme Senent González Says:

    Es preciso reveindicarlo.

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