Navidad, sostenible Navidad
La Navidad es un buen momento para adoptar hábitos sostenibles sin dejar de festejar.
«Aunque se pierdan otras cosas a lo largo de los años, mantengamos la Navidad como algo brillante». La aclamada poeta estadounidense Grace Noll Crowell dejaba para la posteridad con esta frase su deseo de no acabar con una de las festividades más señaladas en los calendarios de todo el mundo occidental. Noll Crowell estaría contenta si durante estas fechas se asomase a la mirilla de una familia cualquiera elegida al azar, pues, según los datos del I’Observatorio de la Navidad en España, revela que solo el 6% de la población «odia» la Navidad, frente al 26% que la «adora».
Lo cierto es que incluso ese pequeño porcentaje de Grinchs acabará festejando con sus familiares y amigos los días más señalados como Nochebuena o Nochevieja, y participará en los regalos de los Reyes Magos -solo el 20% se siente identificado con Papá Noel-. España es un país de tradiciones y la Navidad ocupa un puesto muy alto en el ranking de ‘imprescindibles’. Los datos hablan solos: somos el segundo país, por detrás de Reino Unido, que más dinero gastará estas fechas, en concreto 601 euros, según el Estudio de Consumo Navideño 2018 de la consultora Deloitte.
Nuestro país también protagoniza otras cifras menos festejables. Según datos de la Unión Europea, al año desperdiciamos 7,7 millones de toneladas de comida, de las cuales el 42% se genera en los hogares. Y, somos el segundo país de Europa que más plásticos vierte al mar Mediterráneo, solo superado por Turquía, según un estudio elaborado por WWF. La Navidad, con las comidas y cenas multitudinarias y los regalos típicos de estas fechas, es una de las principales épocas del año en las que ambos indicadores se disparan. Por eso, además de para celebrar, brindar y disfrutar, es necesario aprovechar las fiestas para adoptar hábitos sostenibles y transmitirlos a nuestro entorno. El planeta también necesita que le hagamos un regalo.
En este contexto, Unilever y el experto en medio ambiente José Luis Gallego han elaborado el Decálogo para disfrutar de una Navidad sostenible y libre de plástico, que no se olvide del cambio climático.
El árbol, mejor natural
Tradicionalmente y de manera generalizada, se ha dicho que los árboles artificiales son más sostenibles porque evitan la deforestación. Un mito fácilmente desmontable. Según un estudio de la consultora ambiental canadiense Ellipsis, un abeto de plástico debe reutilizarse al menos 20 años para ser más ecológico que uno natural, ya que para su fabricación se necesitan numerosos recursos y el proceso emite muchos gases de gases de efecto invernadero.
Los árboles naturales, al contrario de lo que se cree, no provienen de bosques, sino de viveros y granjas rurales, donde durante los años que están creciendo absorben CO2 y emiten oxígeno. Además, con su compra se fomenta la industria forestal sostenible y la economía rural. Eso sí, es importante que cuando acaben las fiestas se depositen en los puntos de recogida habilitados.
Juguetes sin plástico
Si algo hace especial a la Navidad es la ilusión de los más pequeños de la casa al abrir los regalos que se acumulan junto a su zapato (o calcetín). Cada español adulto se va a gastar una media de 241 euros en regalos. Una cantidad de dinero que, además de hacer felices a los niños y jóvenes, puede usarse de manera sostenibles. Marionetas, rompecabezas, trenes de madera, construcciones… Desde hace unos años, y para atender a un tipo de consumidor cada vez más concienciado con la ecología, están reapareciendo los juguetes tradicionales elaborados con madera, tela o cartón.
Además del material, que antes o después acabará convertido en un residuo y, muy probablemente, en el fondo del mar, los juguetes de plástico suelen tener una serie de funciones que requieren el uso de pilas o baterías, cuya recarga supone un coste eléctrico y su reciclaje erróneo causa un grave impacto en el medio ambiente.
Regalos solidarios
La solidaridad entre seres humanos es uno de los valores navideños que hay que rescatar. Ayudar a las organizaciones humanitarias que trabajan a favor del medio ambiente y ayudan a las comunidades locales es una buena manera de recuperar ese espíritu. Estas fiestas, regala productos de las ONG que trabajan en el tercer mundo, que además de ser sostenibles y de comercio justo, gran parte de su precio se destina a causas sociales para ayudar a los que tienen menos recursos y/o oportunidades que nosotros. Su catálogo es tan amplio como el de una tienda normal: prendas de ropa, café, licores, dulces, adornos, juguetes…
Con la cesta a todas partes
La bolsa de plástico es uno de los productos que mejor ejemplifica la cultura de usar y tirar. Desde este año, la normativa española obliga a los establecimientos a cobrar por las bolsas de plástico. Una medida que, al adoptarse en casi todos los países, ha reducido la presencia de plásticos en el mar un 30% desde 2010, según un estudio del Centro de Medio Ambiente, Ciencias Pesqueras y Acuicultura (CEFAS) del gobierno del Reino Unido.
A pesar de la buena noticia, aún son muchos los españoles que deciden pagar los cinco céntimos de las bolsas. Si vas a hacer la compra para estas fiestas llévate una cesta, capazo, bolsa de tela o de rafia. También puedes recurrir al clásico carrito de la compra y, si acudes a un hipermercado en coche, coloca unas cajas en el maletero, son la mejor opción para llevar la compra ordenada y protegida. Todos los cambios requieren de un poco de esfuerzo, pero el resultado merece la pena.
Sé listo, haz lista de la compra
Un método tan sencillo como acudir a comprar con una lista previa es una opción imprescindible para evitar el derroche, sobre todo en vísperas de Navidad, cuando es más frecuente comprar por impulso. Además, practicando un consumo razonable contribuimos de manera directa a recortar la generación de residuos de envases y envoltorios de plástico durante las fiestas y evitaremos tirar todos aquellos alimentos que no se consuman por un exceso de comida en la mesa.
Evita los cubiertos de usar y tirar
La Unión Europea prohibirá a partir de 2021 los utensilios de plástico de un solo uso, incluyendo a las pajitas. Estas fechas son una buena oportunidad para adelantarse a la normativa e ir adquiriendo el hábito de utilizar cubiertos de varios usos. Sabemos que estos no suelen tener decoración navideña, pero podemos suplirla con centros de mesa hechos por nosotros mismos con hojas y frutas secas.
Además de los cubiertos y los vasos, las servilletas y manteles de papel son otros de los grandes problemas medioambientales de la Navidad. Su consumo aumenta en Navidad un 30% respecto al resto del año, según el estudio Renova en colaboración con la consultora Kantar Worldpanel y para fabricar un solo kilo de papel, se usan alrededor de 324 litros de agua.
Grandes recetas a base de sobras
Como decíamos antes, los desperdicios de comida son una problemática de todo el año que aumenta en estas fechas por las multitudinarias comidas familiares y de amigos que se celebran en Navidad. En lugar de tirar la comida, se pueden hacer infinidad de recetas nuevas con las sobras, como croquetas, el relleno de unos canelones o lasaña, ropa vieja… Si te faltan ideas, Unilever cuenta con una Guía práctica para reducir los desperdicios alimentarios. Contribuirás al medio ambiente y también a la economía familiar.
No te angusties, puedes repetir
A todos nos ha pasado eso de sentir ‘pánico’ al pensar que nos vamos a quedar sin comer, sobre todo a medida que aumenta el número de comensales en la mesa. Como ya se ha dicho, la probabilidad de que eso ocurra está muy cerca del cero. En Navidad se compra y se cocina mucho, y siempre es mejor que sobre comida en la cazuela que en el plato. Repetir está permitido. Además, es recomendable ajustar las recetas al número de comensales y servir raciones moderadas. Además, si el estómago se llena con los entrantes y los platos principales, ya no habrá hueco para los turrones, los barquillos y el roscón de reyes. Dulces que, de no comerse en estas fechas, nos acompañarán en la encimera de la cocina hasta verano.
Dale un segundo uso
Tras el intercambio de regalos de Navidad, el salón de casa suele quedar lleno de todo tipo de bolsas vacías. Reutilízalas tantas veces como puedas y, cuando no vayas a usarlas más, usa las de plástico como bolsas de basura para los envases que van al contenedor amarillo.
Recuerda que a ese contendor también hay que tirar el poliestireno expandido (conocido como porexpan) que protegen los electrodomésticos y las ventanillas de plástico de las cajas de juguetes. Durante todo el año, pero especialmente en estas fechas, no te olvides de aplastar las botellas de plástico y bricks: el contenedor amarillo suele saturarse durante estas fiestas.
Si comes fuera
Aunque las fiestas navideñas aún están muy arraigadas a las celebraciones caseras, cada vez son más los que optan por ir a un restaurante para olvidarse del jaleo de comprar la comida, cocinar y recoger después. Si eres de es grupo, elige con moderación y no tengas reparo en pedir las sobras para llevar a casa, casi todos los lados cuentan con recipientes para esto. Con ello contribuirás a reducir el desperdicio alimentario y, además, te ahorrarás tener que preparar la cena cuando llegues a casa.
¡Feliz, y sostenible, Navidad!
Alejandra Espino
Artículo publicado en Ethic