Negacionismos
Últimamente se habla bastante de ellos. Los hay de todos los colores. A mi entender algunos tienen trazos de verosimilitud y otros muchos no. Los hay, por emplear una palabra suave, absurdos, como el terraplanismo. Hoy quiero centrarme en uno de ellos por considerarlo, en mi opinión, muy negativo.
Consideración de tipo general: no es correcto afirmar que todos los médicos, los maestros, los filósofos, los albañiles, son… (ponga aquí lo que le apetezca) No se puede meter a todo el mundo en un mismo saco, ni siquiera en positivo, mucho menos si es en negativo. Es, como poco, muy injusto. Y… siendo esto así: ¿Por qué, generalmente, se acepta esta estupidez cuando se refiere a los políticos?
Yo encuentro “razones” que se suman. La primera se debe a lo anteriormente citado; la segunda es más complicada y venenosa. Se trata de la negación de la Política. Mientras que el que afirma que todos los médicos son iguales en ningún momento niega la Medicina, entre los que afirman esto sobre los políticos distingo tres posibilidades: unos lo dicen en el mismo estúpido sentido que los anteriores, pero otros lo afirman como negación a la Política. Son los que aceptan la idea de que la Política lo ensucia todo: los negacionistas de la Política.
Estos, se acercan a los terraplanístas en cuanto niegan lo evidente. No quieren enterarse de que no existe sociedad sin Política, que cualquier sociedad necesita una dirección y esa dirección, en español, se llama Política. La mejor prueba de que no tienen razón son ellos mismos, su propia y contradictoria existencia. Cuando ganaron su guerra, lo primero que hicieron fue prohibir los partidos políticos. Pero quedó Falange, ellos no eran políticos, eran hermanitas de la caridad. Después se peleaban con los monárquicos, que tampoco eran políticos, eran angelitos del cielo… después se peleaban con los del OPUS DEI que eran carmelitas descalzos… en fin, que ellos gobernaban, tenían sus facciones y regían las políticas del país, pero… no eran políticos.
Los terceros son los paletos que aún creen que cuando Franco gobernaba, aquello no era Política. Son una parte importante de a los que nos educaron cuando las escuelas eran fascistas, y nos inculcaron que la política, caca, fea, y… sobre todo peligrosa. Hay muchos que aún no han podido superarlo y, lo peor, lo inculcan, o tratan de inculcárselo, a sus propios hijos.
Así que, desgraciadamente, nos encontramos en un país que vota gobiernos que desprecia, que no concede autoridad ninguna a los que elige, que no se encuentra obligado a respetar lo legalmente establecido y, hasta algunos aclaman a los que alardean, con una pistola en la mano, que hay que cargarse a la mitad para que las cosas vuelvan a su sitio: el de ellos.
Miguel Álvarez