Neuroderechos: 75 Aniversario de la Declaración de Derecho Humanos
Este año 2023 se cumple el 75 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos. Un buen momento para hacer repaso de la situación, para exigir su cumplimiento y también para plantear nuevos derechos ante el futuro inmediato que ya tenemos aquí.
Por ello, el viernes 24 de febrero, el Consell Valencià de Cultura realizó una iniciativa singular: impulsar los Neuroderechos en la llamada Declaración de València. Esta institución a la que pertenezco está formada por 21 miembros que somos asesores en materia cultural, que no tenemos dedicación exclusiva, sino que cada uno de nosotros y nosotras trabaja en sus propias profesiones. Se procura, por tanto, que haya diversidad de profesiones, que se cubra la extensión territorial de la Comunidad Valenciana, y que haya también pluralidad ideológica y de puntos de vista. Todo un reto para consensuar informes.
Fue presidida hasta el pasado mes de agosto, cuando falleció, por el científico Santiago Grisolía. Nuestra misión, además de realizar informes y revisar leyes culturales, es también otear y dar luz a problemas, necesidades, nuevas áreas, o personas e instituciones culturales y científicas. No somos gestores, no disponemos de recursos, pero tenemos iniciativa, voluntad y un compromiso con la memoria y el patrimonio, con nuestro entorno y con quiénes vivimos, e intentamos, mediante nuestras deliberaciones, saber qué significa la cultura y la ciencia y cómo inciden e incidirán en el futuro inmediato en nuestras vidas.
Así, abrimos el debate público sobre una cuestión que preocupa desde hace años a los científicos de los campos de la neurotecnología, la IA, la nanotecnología, la bioinformática y la neurociencia.
Este tema fue un empeño personal. Llevo mucho tiempo siguiendo la información de la neurociencia y, en concreto, los pasos, investigaciones y declaraciones de Rafael Yuste. Hace tiempo ya escribí en esta revista un artículo sobre él y su papel en la ciencia.
Tuvimos mucha suerte de que Rafael Yuste asistiera y diera una magnífica charla didáctica sobre la inmensidad del cerebro, las investigaciones para curar enfermedades, el proyecto Brain y su repercusión, y los riesgos éticos que se producirán si no regulamos que las investigaciones neurocientíficas y neurotecnológicas deben ser bien público.
Yuste es una de las principales referencias mundiales en la ciencia. Médico, neurobiólogo de Columbia University, impulsó y lidera el proyecto BRAIN, proyecto estrella del presidente Obama, que actualmente cuenta con una financiación pública de 900 millones de dólares anuales y 550 centros públicos de todo el mundo trabajando en red. Yuste es un científico comprometido con el bien público y con los seres humanos. Su trabajo consiste en mejorar la calidad de vida y curar enfermedades, por ello, alerta también de los riesgos de la ciencia en manos privadas o con fines puramente comerciales.
En un acto público que congregó 250 personas, la mayoría representantes de la comunidad científica, investigadores, éticos, juristas, … participaron también otras personalidades incluida la ministra de Ciencia Diana Morant.
En las últimas décadas hemos visto el sorprendente desarrollo del mundo de las comunicaciones, la Inteligencia Artificial, y la neurotecnología que comprende la conexión directa de cerebros humanos a ordenadores. Para realizar esta conexión existen dispositivos que se conectan con el cerebro mediante sensores invasivos porque implican una intervención quirúrgica, o mediante equipos no invasivos como escáneres, cascos, pulseras, … empleados para generar imágenes de la actividad cerebral, predecir conductas o movimientos.
La neurociencia y los implantes cerebrales son una realidad que ya está aquí. Sus beneficios para la eliminación de enfermedades y la mejora de la calidad de vida significan un paso sin precedentes en la salud de las personas. El desarrollo de prótesis para discapacidades, el tratamiento de patologías como mal de Parkinson o Alzheimer, de adicciones, o de lesiones cerebrales, de parálisis, de enfermedades mentales como la esquizofrenia, … son investigaciones científicas que ya están obteniendo resultados beneficiosos.
Sin embargo, para que sus objetivos se cumplan, para garantizar el bien común y el interés general, para procurar que la neurociencia esté a disposición de todos los seres humanos, resulta imprescindible abordar la dimensión ética y jurídica que certifique la protección de los derechos de todas las personas y que los logros obtenidos serán en beneficio de la humanidad.
Porque mapear el cerebro supone también riesgos preocupantes como la posibilidad de leer el cerebro, incluso de modificar la actividad cerebral y el comportamiento de las personas. Unas innovaciones que podrían desafiar lo que significa “ser humano”. Por ello, la necesidad de una regulación que proteja los derechos de las personas.
Y eso es lo que hemos hecho desde el CVC: apoyar públicamente los cinco neuroderechos planteados por Neurorights Foundation:
- Privacidad mental: “Cualquier NeuroData obtenido de la medición de la actividad neuronal debe mantenerse en privado. Si se almacena, debe existir el derecho a que se elimine a petición del sujeto. La venta, la transferencia comercial y el uso de datos neuronales deben estar estrictamente regulados”.
- Identidad personal: “Se deben desarrollar límites para prohibir que la tecnología interrumpa el sentido de uno mismo. Cuando la neurotecnología conecta a las personas con redes digitales, podría desdibujar la línea entre la conciencia de una persona y los insumos tecnológicos externos”.
- Libre albedrío: “Las personas deben tener el control final sobre su propia toma de decisiones, sin manipulación desconocida de neurotecnologías externas”.
- Acceso Justo al Aumento Mental: “Deberían establecerse directrices tanto a nivel internacional como nacional que regulen el uso de las neurotecnologías de mejora mental. Estas directrices deben basarse en el principio de justicia y garantizar la igualdad de acceso”.
- Protección contra el sesgo: “Las contramedidas para combatir el sesgo deberían ser la norma para los algoritmos en neurotecnología. El diseño del algoritmo debe incluir aportes de grupos de usuarios para abordar de manera fundamental el sesgo”.
Es un paso más que concluirá cuando estos nuevos derechos se sumen a la Declaración de Derechos Humanos en beneficio de la humanidad.
Ana Noguera
abril 1st, 2023 at 8:05 am
Gracias mil Ana Noguera por este trabajo que realizáis de información y soporte a todos los ciudadanos.