¿OTAN? ¡NO!
¿Somos tan ingenuos que todavía creemos en la existencia de las guerras justas? ¿Estábamos equivocados cuando hace cuarenta años salíamos a la calle a exigir no entrar en la OTAN? ¿Qué ha sido de aquellas consignas cantadas por millones de españoles como OTAN NO, BASES FUERA? ¿Existe vida inteligente en nuestro planeta?
Desde entonces no hemos hecho otra cosa que ser los mamporreros de los yankees en las guerritas y guerrazas que estos decidían acometer sin contar con nosotros. La cosa es gravísima: no solo incumplimos nuestro deber moral como pueblo de no guerrear contra nadie, es que, además, ni siquiera decidimos contra qué ni contra quien. Son otros (siempre los mismos) los que deciden por nosotros.
Está claro que el nuevo Zar de Rusia, es un sátrapa de mucho cuidado, muy peligroso por su mala calaña y por el poderío militar que maneja. También tenemos claro que el gobierno nazionalfascista de Ucrania, devenido del golpe de Estado de 2014, apoyado por la OTAN y financiado por multimillonarios, está haciendo el papel de agente desestabilizador, provocando, a costa de su propia población civil, peligrosos cambios geopolíticos, además de económicos. La jugada económica es que, una vez la OTAN, o lo que es lo mismo, EEUU controle Ucrania, los parámetros habrán cambiado, y uno de ellos, el más significativo, será que Europa ya no podrá comprar gas ruso y se tendrá que servir del gas norteamericano un 40% más caro.
Aún peores serán los cambios geopolíticos: si Putin no lo impide, estaremos a solo un paso de la 3ª Guerra Mundial cuando las bases americanas queden establecidas en Ucrania. La amenaza es clara: si los americanos establecen sus misiles a las puertas de Moscú el centro de una posible guerra nuclear se traslada totalmente a Europa, Rusia incluida, mientras que nuestro superprotegido “socio americano” quedaría a muchos miles de kilómetros y con dos océanos por medio.
Esto no es pensar mal. Se trata de relacionar lógicamente todo lo sucedido desde que empezó la Guerra Fría en los años cuarenta: la OTAN se creó para protegerse del Comunismo; cuando el comunismo se acabó y el Pacto de Varsovia se disolvió no ocurrió, como los biempensantes esperaban, que la OTAN se disolviese también. No. Como si de una partida de ajedrez se tratase se han ido comiendo los peones llamados Hungría, Albania, Croacia, Bosnia Herzegovina, Georgia, Macedonia, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Chequia y Rumanía; todos ellos hoy en la OTAN. Y ahora van a por la reina: Ucrania. Después de esto el jaque al rey está garantizado, y más si este, como es el caso, se puede realizar por control remoto, por si acaso la caída o desplome del rey origina una gran explosión.
¿Os parece raro que los rusos anden nerviosos?
Miguel Álvarez