Participación ciudadana en A Coruña: la fascinación de partir desde la nada
El jueves pasado fue un día especial para Claudia Delso. La primera concejal de Participación Ciudadana que ha tenido A Coruña en la historia democrática pidió el salón de plenos del ayuntamiento y lo llenó de sillas. Esperaba que los 40 escaños no resultaran suficicientes. Podía haber escogido otro espacio más fácilmente acondicionable, pero ella quería el salón de plenos. Le importaba, quizá tanto como el encuentro que iba a celebrar, el simbolismo de elegir ese espacio. De abarrotarlo con pueblo.
Claudia Delso, 29 años, licenciada en Historia del Arte y máster en gestión cultural y cooperación internacional, cumplió con creces su objetivo. Había invitado a representantes de las 52 asociaciones vecinales que existen en A Coruña y llenaron el salón. Como señala ella misma, parte con una ventaja con respecto a otras ciudades: «A Coruña es una ciudad con un fuerte músculo asociativo. Hay músculo en esta ciudad para que esto no se quede solo en un sueño». Y una desventaja: «Algunas asociaciones están demasiado politizadas. Pero vamos a hacer lo mismo que cuando constituimos la marea ciudadana. Se consigue que la gente deje el carnet del partido en la puerta».
«La mayoría de las propuestas tienen que ver con espacios verdes, movilidad entre barrios, obras o cuidado de las personas dependientes. Todas son muy de sentido común», asegura la concejala de Marea Atlántica, formación que empató a 10 concejales con el PP y que contó con la aquiscencia de los seis concejales socialistas y una única acta del BNG para gobernar.
Crear un equipo de Participación
Cuando Claudia Delso usa el plural –«estamos estudiando», «les pedimos»–, se refiere sencillamente a ella y a la única funcionaria que de momento forma parte de su equipo. Las competencias de Participación estaban hasta ahora diluidas en el departamento de Empleo y centradas, sobre todo, en temas referentes al uso de las nuevas tecnologías y en mantener al día el registro de asociaciones. «La prioridad, ahora, va a ser crear equipo. Yo tengo mis planes, pero tengo que ver si las plazas que preciso están dotadas o no. De momento, se está estudiando».
También planea impulsar sinergias con otras ciudades gobernadas también por mareas, y buscar mecanismos que permitan reproducir la capacidad de interacción con los vecinos a través de la red: «Ya lo hicimos como candidatura a través de nuestra página y tuvo muy buen resultado. Muchos de los puntos de nuestro programa electoral están diseñados directamente desde aquellas propuestas vecinales«, afirma.
A Coruña ya tenía un reglamento de participación desde principios de los años 80, «pero nunca se puso en práctica». Ni durante los 17 años en los que mantuvo el bastón municipal el peculiar socialista Francisco Vázquez, ni en el posterior bibartito socialista/nacionalista, ni en los últimos cuatro años de mayoría absoluta del PP. «Durante el bipartito se inició un proceso para actualizar aquel reglamento, hubo reuniones con las asociaciones, propuestas, pero nunca se llegó a aprobar nada. Ahora tenemos que retomar aquello. Es un área desolada. Aun no puedo establecer prioridades. Primero estoy intentando entender a qué me enfrento. Yo quiero plantear esta concejalía de forma transversal, porque de un modo u otro va a tener que tocar temas de todos los demás departamentos. Atraviesa la práctica totalidad de la acción de gobierno. Lo primero que hay que hacer es romper los compartimentos estancos», reflexiona Delso.
Lo que sí tiene más claro es cómo desea organizar la ciudad: «Es un poco ilógico que una ciudad de 250.000 habitantes esté dividida tan solo en dos distritos. Son insuficientes», apunta. «Tendrán que ser cinco o siete, aun no lo sabemos. Pero será un buen mecanismo para descentralizar la gestión municipal activando los distritos. Habrá que crear juntas de distrito que canalicen las demandas de las zonas, que se conviertan en los interlocutores con el ayuntamiento».
Aunque en cada una de sus frases Claudia Delso deja patente el estado embrionario de todo el proceso que va a liderar, no se le desmorona el ánimo. Al contrario, se ríe cómplice ante la pregunta del periodista: «Ya lo sé, ya lo sé… Pero una de las cosas más fascinantes que me está sucediendo es verme obligada a estar teorizando y ejecutando al mismo tiempo. De verdad que es fascinante».
Artículo publicado en Público.