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Philosophical quaestio

Muchos ciudadanos se han sentido perplejos ante la afirmación de que “habría que fusilar a veintiséis millones de españoles”. Esta sentencia es firme, no se puede tomar a broma, pero muchos parecen no entender de dónde salen esos números y quien ha hecho la lista. A mi parecer los números están claros: partiendo de que hay dos Españas, veintiséis millones es la mitad. El tema de la lista es otra cosa, la mayoría de nosotros no la tenemos clara, pero ellos sí la tienen.

Hablemos de ella. Sabemos que es del todo imposible desbrozar un tema de esta envergadura, una lista de veintiséis millones de personas, en una simple crónica con cuatro pinceladas, pero al menos sí se pueden esbozar algunos de los “méritos” que hay que lucir, para figurar en una u otra de las listas que, estos aficionados fusiladores ya tienen, más o menos, establecidas.

Veamos. Si alguna vez has visitado un cuartel, habrás podido quizás contemplar un arma, un cañón, un tanque… castigado, mostrado de forma deshonrosa por matar en un día aciago, equivocadamente, a “los nuestros”. Sabrás que los que dispararon con ellos no ascendieron, y que a otros los jubilaron. Lo singular de esto es que el castigo fue para el arma.

Esta misma cuartelera filosofía se extiende en la España de Franco (no se olvide que el dictador era un general de la Legión) e impregna las leyes, judicatura y demás ramas del pensamiento fascista. Por eso, por poner un ejemplo que viene al caso: si a la Cifuentes la pillan con una documentación falsa, o que no le corresponde, la jubilan, la quitan de enmedio. Pero la castigada es el arma, que es la que según ellos dispara, en este caso la profesora y la secretaria que firman el falso documento que acredita a la Cifuentes como poseedora de un master que jamás hizo. La Cifuentes, según esta corriente filosófica, todo lo más se equivoca al pensar o creer que ella misma ha realizado tal master, por tanto no importa que se haya aprovechado de él, ya sea para fardar, ascender, medrar… lo suyo es legal según la misma cuartelera filosofía: ella no puede acordarse de todo.

Del master de Casado se puede decir lo mismo, solo que esta vez los jueces, para evitar tener que hacer el cuadro como con la Cifuentes, no lo han admitido a trámite. Lo que demuestra que no todos los jueces son tontos.

Lo mismo ocurre con la financiación ilegal del PP, los pagos en B, o la reforma en negro de su sede… eso es algo que no les puede llenar de orgullo y satisfacción, pero saben que no tienen por qué sentir vergüenza ni pedir perdón: los corruptos que hicieron tales barrabasadas (casi todos) ya no están en cargos importantes del partido, muchos de ellos han desaparecido tras una puerta giratoria, y, los que aún quedan, y solo después de haber tocado fondo en las elecciones catalanas, en un alarde de sabiduría cuartelaria, quiero decir, grandeza española, resuelven que van a castigar… a la Sede donde ocurrieron tales desgracias y… aquí no ha pasado nada.

(Tampoco puede decirse que anden faltos de humor. Lo malo es que se ríen de los españoles)

Si quieren documentarse vean la página web “Casos Aislados de una Corrupción Sistémica” (PP) 268 casos que, unidos y sumados, dan la módica cantidad de 124.124.090.826 euros.

Pero no nos desviemos del tema, hablábamos de los españoles fusilables.

Hacer una lista selectiva de veintiséis millones de personas sería difícil y complicado, pero el sistema cuartelero no tiene problemas, ellos son expeditivos, no se detienen en minucias, se basan en una sencilla idea que ocupa y colma la única neurona de la que sus cerebros disponen, la idea de que: el que no está conmigo está contra mí. Como sabemos, se trata de una idea que no es nueva, que pusieron en práctica a partir del año 1939 con los resultados por todos conocidos. Se comprende que echen de menos aquellos tiempos.

A los demás, los que no tenemos mentalidad cuartelaría, nos cuesta mucho más adivinar en qué lista estamos cada cual. Si nos ponemos a pensar terminamos por ver que hay algunas pistas para averiguarlo. Pero para eso tienes que hacer un esfuerzo y meterte en su mente, ver cómo piensan ellos, entonces verás que la pista que no engaña es la del cañón: la cosa depende de si crees, o no, que debe ser el cañón el castigado. Si piensas que el castigado debe ser el que lo disparó, tienes un problema: estás en la lista negra.

Hay otro método, tan bueno como el anterior pero aún más evidente: si has llegado leyendo hasta aquí, lo siento mucho: estás en la lista negra.

En cualquier caso, la culpa es tuya. Yo solo te lo hago ver: la realidad es la que es. Comprobado esto, querido lector, debes ser prudente, no solo con lo que hagas, sino también con lo que digas: lo de Pablo Hásel es solo una pequeña muestra, más de lo mismo.

Miguel Álvarez

 

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