Preguntas a borbotones
¿Es necesario que una persona extranjera tenga que demostrar públicamente su valía para ser reconocida como digna de vivir en un país; ¿que tenga que trepar por balcones, que tenga que entrar en una casa en llamas, que tenga que tirarse a la ría, o interponerse en una pelea de energúmenos desatados, con perdón por la dignidad inalienable de esos desatados? ¿La condición para tener los “papeles” vía exprés es que las personas migrantes se conviertan en “hombres arañas o en supermanes”?
De vez en cuando aparecen en los periódicos noticias como esta: una persona extranjera ha salvado a un niño a punto de caerse de un balcón; una anciana que podía haber muerto asfixiada en un incendio ha sido rescatada; un anciano que se cayó a la ría fue salvado por una persona migrante. La última es la historia del linchamiento en Coruña: Ibrahima fue el brazo amigo que tuvo Samuel al final de su vida.
Las noticias añaden que los “actos heroicos” de estas personas merecen recompensa, por lo que, su situación administrativa irregular en el país, será regularizada. Su valor será premiado con los ansiados “papeles”.
En este momento se me atropellan las preguntas: ¿es necesario que una persona extranjera tenga que demostrar públicamente su valía para ser reconocida como digna de vivir en un país; ¿que tenga que trepar por balcones, que tenga que entrar en una casa en llamas, que tenga que tirarse a la ría, o interponerse en una pelea de energúmenos desatados, con perdón por la dignidad inalienable de esos desatados? ¿La condición para tener los “papeles” vía exprés es que las personas migrantes se conviertan en “hombres arañas o en supermanes”?
¿Cómo se explica que el derecho a una plena ciudadanía esté supeditado a un acto de generosa valentía en favor de personas en situación vulnerable? ¿Y si nadie hubiera estado allí para grabar la escena, ya no tendrían papeles? ¿Desde cuándo los gestos de compasión, esos que acompañan a la especie humana desde sus orígenes, tienen que tener el reconocimiento público de un “regalo” que, en realidad, es un derecho fundamental? ¿No son suficientes los gestos heroicos que han vivido hasta llegar a nuestras fronteras?
¿Y si aprendiéramos de la naturaleza? Estudios científicos han demostrado que la penuria de nutrientes y la riqueza de especies son manifiestamente compatibles, Incluso son aliadas. En todos los ecosistemas vegetales, en situaciones de penuria, cuando los recursos son escasos, es cuando la convivencia vegetal, y también la estabilidad de los ecosistemas, se expresa de manera más potente. El equilibrio está relacionado con la penuria.
Ciertamente, vivimos momentos de gran penuria. La pandemia del Covid los ha agudizado, pero la convivencia con personas de otras latitudes no es amenaza sino posibilidad de mejora del ecosistema social. No son necesarios actos heroicos para reconocer que nos necesitamos, los de aquí y los de allá, y que recurrir a la valía extraordinaria de las personas migrantes no hace más que dejar en evidencia, una vez más, que nuestras políticas migratorias son cuestionables, por no decir un fracaso.
Ojalá aprendamos lo que significa esta “convivencia vegetal” que tan hermosamente nos enseñan las plantas, los árboles, los arbustos y las flores.
Teo Corral