Presupuestos participativos. Oportunidades y desafíos
Parece existir cierto consenso en la conveniencia de que la democracia representativa, dé paso a una democracia deliberativa, sobre todo en el ámbito municipal. Una de las ideas fuerza es que la ciudadanía participe en la elaboración de los presupuestos.
Legalmente, por el momento, el ayuntamiento tiene la última palabra, pero la co-gestión de los presupuestos, tiene múltiples ventajas que cada vez mayor número personas comprende, pues se trata de algo que beneficia tanto a la ciudadanía , que puede aportar su opinión y expresar sus prioridades, como a quienes la representan que pueden ver más ponderada y legitimada su actuación.
Experiencias como Porto Alegre y Medellín, muestran cómo se puede transformar una ciudad, con el apoyo y compromiso de una gran parte de la población. En España, también ha habido experiencias de resultados discretos en ciudades como Sevilla o Albacete.
La gran oportunidad que se presenta ante los nuevos ayuntamientos, surgidos de las elecciones municipales del 24 de mayo, nos obliga a plantearnos el diseño y desarrollo de una estrategia para que la implementacion de los presupuestos participativos no quede en un fiasco o una mera cuestión de marketing o imagen.
Participar, significa no solamente dar una opinión, sino tener ciertas garantías de que esa opinión va a ser tenida en cuenta. Entrar en una web, en una de las múltiples aplicaciones existentes y emitir una opinión, no garantiza la participación. Es más, si se pide la identificación de quien opina, y la opinión no es acorde con la ideología dominante, la gente puede tener miedo de escribir. Además hay que tener en cuenta el desigual acceso a las TIC (Tecnologías del la Información y la Comunicación) que puede dejar sin voz a las capas más débiles de la población.
Tampoco resulta muy útil el hecho encargar a una empresa privada o universidad que realice unas cuantas reuniones con “notables” supuestamente representantes de” movimientos sociales” que , previo pago de dietas, emitan sus veredictos que, por otra parte, suelen se lugares comunes y obviedades, por aquello de la corrección política.
Para iniciar el camino de los presupuestos `participativos, es necesario, en principio, profundizar en el aspecto de la transparencia, porque sin información, difícilmente se pueden tomar decisiones. En segundo lugar, es necesario un proceso de concienciación y formación de las personas llamadas a participar en las deliberaciones, para evitar el llamado “efecto Mateo” es decir, que solamente se beneficien las personas más formadas, normalmente pertenecientes a las clases medias y altas, y que lógicamente, van a defender sus propios intereses.
Por tanto, información sobre datos existentes y formación para poder procesarlos e interpretarlos, es fundamental para evitar simulacros que pueden abortar el proceso o ponerlo en manos de grupos de presión con intereses alejados del bien común.
Será necesario trabajar desde la transversalidad, poniendo a deliberar a personas de distintos ámbitos, en un barrio por ejemplo, para hacer un diagnóstico participativo que pueda poner en valor cuales son las prioridades, pero también habrá que hacer un análisis sectorial por temas: vivienda, educación, etc… en otros ámbitos como el colegio, el distrito o la ciudad.
El reto que se encuentran los nuevos ayuntamientos, surgidos de plataformas ciudadanas, es apasionante, porque la participación no es solamente un derecho, sino una necesidad para optimizar recursos y facilitar el apoyo y la legitimidad necesaria. a quienes nos representan, que les permita realizar los cambios necesarios .
Pero es importante empezar con buen pie y hacer bien las cosas. No es necesario abarcar todo desde el principio, se puede empezar con temas concretos, para ir ampliando con el tiempo y con la experiencia del rodaje, a temas más complicados. También habrá que plantearse modificar los reglamentos de participación ciudadana para dar mayor operatividad a las juntas de distrito y convertirlas en verdaderos lugares de encuentro y deliberación para el vecindario.
En definitiva, lo más importante es que, como dijo el gran Benedetti, “no nos vendamos simulacros” porque si así lo hiciéramos, perderíamos una oportunidad histórica .
Pepa García Gil.
Pepa García.
Socióloga