El año 2017 se nos está yendo. Está dando los últimos estertores de vida. Menos de un mes queda para que le ceda el testigo al 2018, que comenzará con las mismas ilusiones y los mejores propósitos, al igual que lo hizo el que se marcha.
El resumen del 2017 es descorazonador, en todos los sentidos:
71 mujeres asesinadas por violencia machista.
73 desahucios al día.
47,6 millones menos en becas para las universidades públicas.
Aumento de la brecha salarial entre hombres y mujeres hasta el 23,5% y hasta un 37% en las pensiones.
Mínimo histórico del gasto en Sanidad Pública.
Mínimo histórico del gasto en Educación Pública.
Impago por parte de la Banca del rescate bancario de 60.000 millones de euros
Aumento del índice de pobreza.
Impunidad absoluta para los corruptos (Urdangarín, Cristina de Borbón, Ignacio González, y todos los etcéteras)
Impunidad absoluta para un partido político acusado de organización criminal.
Detención de dirigentes de organizaciones ciudadanas por plantear un referéndum no contemplado en la Constitución, mientras condenados por casos de corrupción viven en Suiza y se comerán el turrón alegremente con sus familias.
Empleo de la fuerza bruta contra ciudadanos pacíficos e indefensos.
Manipulación continua de los grandes medios de comunicación.
Utilización del poder para realizar cambios en los tribunales superiores de la judicatura.
Abandono del protocolo de Kioto por parte de los EEUU de Trump.
Nuevas pruebas nucleares de Corea del Norte y generación de tensiones entre Corea y EEUU.
Evidencias cada vez más alarmantes de las consecuencias del calentamiento global y el cambio climático.
Olvido, por parte de la UE, de los refugiados por la guerra provocada en Siria, por países de la propia UE.
Olvido de la situación de Palestina.
Olvido de los inmigrantes subsaharianos.
Estos y otros muchos acontecimientos y situaciones han marcado el año que se nos va. Estos y otros muchos acontecimientos no son, precisamente, fruto de la casualidad. Estos y otros muchos acontecimientos se derivan de las actitudes que nosotros tomamos ante la vida, de nuestras propias decisiones, de la posición que tomamos ante ellos. Estos y otros muchos acontecimientos tienen bastante que ver con nuestra pasividad, con nuestro conformismo y con nuestra inacción.
Si queremos que todo vaya a peor, si deseamos que nuestra vida la dirija el poder del dólar y del euro, de los políticos corruptos, de los jueces comprados, de las grandes fortunas, entonces sigamos esperando sentados en el sillón, hasta que nos quiten el sillón en el que nos sentamos. Si queremos un 2018 en el que las cosas empiecen a cambiar, en el que seamos nosotros, los ciudadanos, los que dirijamos nuestro destino, tendremos que movernos, plantar cara y decir ¡basta!
¿Qué 2018 quieres tú?
Víctor Chamizo
Artículo publicadod en Rompamos los grilletes