¡Qué decepción, Gabriel!
¡Qué decepción, Gabriel! No hace tanto, desde la tribuna del Congreso llamabas a las fuerzas de izquierda al entendimiento, sostenías que era una oportunidad única, que no llegar a construir puentes podría llegar a ser algo de lo que nos arrepintiésemos toda la vida.
¿Qué ha cambiado, Gabriel?¿Has vuelto a poner la soberanía catalana por encima de los principios de la izquierda?¿Importa más que durante un tiempo la Sanidad y la movilidad de los ciudadanos estén gestionados desde un único centro gestor, que la soberanía o las competencias de una zona de España?
¿Realmente lo crees así, Gabriel, o es algo que defiendes porque se trata de la decisión del partido al que perteneces? Tanto si se trata de una cosa como de la otra, me resulta decepcionante. Porque si es de tu cosecha me hace pensar que tu criterio tiene la piel muy fina, ya que cambiar tanto en tan poco espacio de tiempo, no define la solidez de un principio, y si se trata de la segunda opción, creo que es mejor cederle la palabra a un compañero o, incluso, dimitir. Hay que tener agallas, las mismas que cuando se le exigen a los demás.
No entiendo, Gabriel, que en estos momentos tan duros que transitamos seas, precisamente tú, quien se apunte a poner palos en las ruedas a la labor de un gobierno que está tratando de salvarnos del precipicio. Lo que más me duele es que estoy plenamente convencido de que lo sabes. Yo no te voy a echar en cara que votas lo mismo que la extrema derecha, porque las razones son diferentes. Pero si te voy a afear que hayas supuesto un obstáculo para la izquierda, que no es lo mismo, pero las consecuencias pueden tener parecido calado.
Hoy no has estado a la altura, Gabriel.
Víctor Chamizo
Artículo publicado en Rompamos los Grilletes