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Nuevos líderes

Jordi Évole, Ada Colau o Change.org son nuevos liderazgos sociales. Afortunadamente no son los únicos. Otros periodistas, activistas, movimientos, … comienzan a sacar cabeza, a hacerse oír por encima de la asfixiante capa de “establishment” que, no sólo deteriora el sistema democrático, sino que se manifiesta tan alejada de la voluntad ciudadana.

El liderazgo requiere dos cualidades esenciales: credibilidad y confianza, que son las dos caras de la misma moneda. Y que tanta falta nos hace. La ciudadanía necesita creer en alguien, confiar en palabras nuevas y sinceras, establecer vínculos sociales que no estén deteriorados, embotados o manipulados. Y eso es lo que representan esta nueva “hornada” de activistas comprometidos, que se expresan con un lenguaje directo, sencillo, comprensible, que saben llegar hasta el final de las dudas, que están sobradamente preparados, que no tienen miedo a enfrentarse a lo “políticamente correcto”, que no aceptan un “no” por respuesta, y que devuelven la esperanza a que “todo lo necesario es posible”.

Ahí tenemos dos muestras importantes:

El programa de Jordi Évole sobre el accidente del metro de Valencia consiguió lo que hasta entonces no había sido posible por los medios tradicionales de denuncia parlamentaria o informaciones de prensa. Gracias al programa, hubo una manifestación masiva, emotiva, sincera, comprometida, de muchos ciudadanos que además, como alguno expresó, “se sentían en deuda por haber estado ciegos y sordos ante el problema de estas familias”. ¿Por qué? Porque Évole comunica de una forma diferente: sencilla, clara, didáctica, valiente, comprometida, preparado, sin rodeos, pero sobre todo, porque no busca mentir ni engañar, y porque no se siente acobardado por tener frente a frente a un político pomposo, lleno de cargos, con coche oficial y guardaespaldas, con jefe de protocolo y prensa.

Esta semana se aprueba en el senado la nueva ley hipotecaria. Sólo la aprobará el PP y será claramente insuficiente, para salir del paso, para “mal atender” las protestas de la calle, porque el gobierno de Rajoy se siente acorralado. Pero lo poco que se ha conseguido es gracias a una mujer, Ada Colau, y el movimiento que ha conseguido organizar a su alrededor. Y lo conseguido sólo es el inicio, porque ni ella ha parado su batalla, ni el PP ha entendido que lleva las de perder. Una mujer dinámica, batalladora, directa, clara, transparente, con capacidad de comunicar y defender lo que es realmente un drama social, y además, “sobradamente preparada” para defender en cualquier estrado, ante cualquier micrófono, y frente a cualquiera, lo que ella piensa. Sobre todo, Ada Colau ha demostrado no tener miedo de sentarse frente a frente de un ministro o del mismísimo Presidente de Gobierno, si es que éste aceptara (que no es el caso).

Change.org es una nueva forma de activismo social. Capaces de reunir en torno a firmas públicas, con nombre y DNI, a miles de personas, que sienten la necesidad de hacer fluir su enfado e indignación por cauces no tradicionales. Ya no sirve apuntarse a una asociación de vecinos o a un sindicato, porque existe un rechazo a todo lo que ha formado parte del mismo sistema y porque las formas de comunicación han cambiado.

Sobre todo, nos encontramos con personas que cuestionan lo vigente, que están preparados para cambiar las cosas, que disponen de información y razonan, y que además no tienen miedo a una estructura política que se ha atrincherado detrás de cargos y honores, manteniéndose en una “clase” diferente a la ciudadanía.

¿Qué significa todo esto?

En primer lugar, que la ciudadanía está siendo más prudente, sensata y lógica que los políticos (sobre todo, los gobernantes), manifestando su indignación de forma paciente, haciendo oír sus voces sin estridencia, manteniendo la calma pese a lo dramático de una situación de desempleo, recortes, abusos impositivos e injusticia política.

En segundo lugar, que la ciudadanía evoluciona, pasando de la ignorancia de hace unos años, a la indignación y el enfado, a buscar ahora métodos de protesta que resulten creíbles y escogiendo a líderes que despiertan su confianza. La ciudadanía rechaza a los políticos, pero sabe escoger “política”, “compromiso”, “conocimiento”, que es lo que hacen cuando firman, apoyan a la PAH o conectan el programa de Salvados.

En tercer lugar, que la sociedad está viva. Y que comienzan a surgir voces diferentes, que suenan distinto a lo conocido, que tienen otras formas de expresar la realidad, que hablan claro, que dicen lo que piensan, que no tienen miedo, y …. que son los nuevos líderes de una nueva época.

En cuarto lugar, estamos cerrando una época. Ya no sirve “el establishment” actual. Algo a lo que se resisten los grandes partidos políticos.

El debate sobre la situación económica de España que hemos visto esta semana es más de lo mismo. Ni siquiera prestamos atención a sus protagonistas principales, porque tienen la misma voz de hace 40 años, porque tienen las mismas formas de hacer política y los mismos gestos que hemos visto durante décadas, porque, siendo benevolentes, suenan aburridos, latosos y previsibles. Y, lamentablemente, también suenan a falso. Rajoy, hoy presidente de gobierno, es el mismo que ayer estuvo en la oposición, antesdeayer en el gobierno con Aznar, antes de antesde ayer otra vez en la oposición, y antes de antes de antesdeayer en los gobiernos autonómicos o municipales. Y lo mismo ocurre con Rubalcaba, en sentido inverso. ¿Cuántos debates más de los mismos y de lo mismo, da igual que en blanco y negro, o en negro y blanco, han de verse en este país? La política parlamentaria ha terminado convertida en un espectáculo teatral (y que el teatro me disculpe), con el mismo argumento y los mismos protagonistas.

No espero nada del PP. Creo que ya hemos visto bastante podredumbre moral y política en su dirección y en sus cargos públicos (desde el caso Bárcenas a Gürtel y a la larga retahíla de corruptelas y falsas justificaciones) como para esperar algo diferente. De hecho, la actitud y comportamiento de Rajoy en el debate demuestra que sus formas son viejas; ¿para quién hablaba? No para los ciudadanos que esperan un discurso diferente, sincero y veraz. Rajoy hablaba para el titular de prensa, para los aplausos de los suyos, para cubrir el expediente. Discursos enlatados, ajenos a la realidad actual, sin ninguna conexión con los problemas reales de la ciudadanía.

Pero, ¿y el PSOE? Acaba de presentar una batería de propuestas para dar un cambio de rumbo al país en su política económica. Un buen intento y un trabajo muy, muy interesante. El problema es quién lo dice. Hay una falta notable de credibilidad y confianza de la ciudadanía con el PSOE. Es decir, hay una falta evidente de liderazgo. Porque un líder lo es, no cuando él quiere, sino cuando los demás lo aceptan.

En una cosa se equivoca el presidente del partido, Griñán, cuando dice que no es momento de hablar de “nosotros”, es decir, “del psoe”. Un grave error. Porque los tiempos del cambio no los está marcando el PSOE, sino la ciudadanía; y el PSOE está formando parte de la cultura de la resistencia: forma parte del establishment de este país. El PSOE no estará más débil de lo que está por abrir debates internos; su debilidad va sumada a la caída del sistema y a la falta de confianza. Por eso, por muy buenas que sean las propuestas, ya no son oídas, ni leídas, ni tenidas en cuenta. ¡Una lástima! Porque hay mucha energía y pensamiento en ese trabajo, y no estamos para malgastarlo.

Entre quedarse inmóvil después de 40 años de estar al timón de las decisiones políticas que se han tomado en este país, aferrados a dirigir el cambio, o convertirse en “jarrones chinos” desechables (como suelen hacer los partidos con sus personas con experiencia y conocimiento), existen tramos intermedios. Entre un gallinero orgánico de luchas de poder o que “aquí no se mueva nadie”, existen matices apasionantes que pueden ofrecerle al PSOE el dinamismo que le hace falta.

Pero ahora mismo, o el PSOE deja que se construyan nuevos líderes para nuevas épocas, con los tropiezos que haga falta, o quedará superado por las circunstancias. El problema que el PSOE arrastra es que no se acostumbra a que sus militantes y votantes puedan ser mayores de edad, y sus direcciones necesitan dirigir siempre los cambios: “perpetuar los establishments”, cambiar para que todo se quede como está. Y eso, ya no funciona, porque algo ha aprendido la ciudadanía en esta crisis: distinguir lo impostado de lo natural.

De la misma forma que la sociedad está buscando nuevos líderes sociales, necesitamos también nuevos líderes políticos. Y el PSOE no debería resistirse a ello, porque muchos nos quedamos huérfanos de liderazgo político.

Mientras, seguiremos apoyando a la PAH, firmando en Change. Org y viendo Salvados cada domingo.

 Ana Noguera.

Filósofa.

 

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