Que los prejuicios, los miedos y los odios colectivos no acaben con las oportunidades
Como educadora social paso mis días trabajando con personas en situaciones de vulnerabilidad que necesitan oportunidades para poder salir de esas situaciones vitales que las han llevado al lugar del que nadie quiere hablar, y que tan cercano tenemos cualquiera de nosotras. Me refiero al “inframundo” en el que desapareces como persona y te conviertes en “los nadie” de los que habla Galeano, ese “estado” que se rechaza sistemáticamente, porque la ciudadanía teme a lo desconocido, porque la pobreza y la vulnerabilidad no está bien vista y, lo que es más grave, se relaciona con la delincuencia y la marginación. Triste, muy triste y, desde luego, bastante incierto.
Cuando el foco se pone en los niños, niñas y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad y desamparo, se acentúa el rechazo y el estigma, y solo la mención de las palabras “Centro de menores” levanta ampollas y se genera un ambiente insano, en el que se acaban mezclando dimes, diretes y un sinfín de prejuicios salen por los poros colectivos, sensibilizados por las frecuentes mentiras y necedades que se vierten sobre estos chicos y chicas por parte de la extrema derecha, interesada en generar odio gratuito, sensación de inseguridad y rechazo a la diversidad.
Si trasladamos todo esto a mi pueblo, Benimámet, y lo mezclamos con la deficiente y torticera comunicación por parte de la administración (en este caso la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas), sale un brebaje ácido y se abre una brecha importante entre administración y ciudadanía, y, lo que se debería haber presentado como un proyecto ilusionante, aparece como una imposición que ha encontrado la resistencia de una parte del vecindario de esta pedanía.
Sin embargo, entiendo que esta es una oportunidad que no deberíamos desaprovechar como colectivo, porque gracias a este proyecto, se van a cumplir algunas de las históricas reivindicaciones de nuestra pedanía. Me explico:
- Tenemos oportunidad de tener un centro de día para personas mayores, por el que llevamos años trabajando. 50 plazas es un número importante, y, sobre todo, es más de lo que tenemos ahora.
- También de tener un Centro Municipal de Servicios Sociales, que estará a nuestro alcance y que nos permitirá no tener que desplazarnos a Campanar. Seguimos siendo el barrio más pobre de la ciudad de València, lo que quiere decir que existen muchas necesidades que podrán atenderse de manera más cercana.
- Dentro del proyecto también hay un espacio juvenil, al que tendremos de dar vida, para que no se quede en un lugar vacío, porque tenemos una asignatura pendiente con nuestros chicos y chicas y tendremos que acompañarles en el proceso de aprender a participar y de buscar los recursos para que tengan a su alcance ese ocio sano tan importante y tan escaso.
- Incluso se ha diseñado un espacio para las entidades de Benimámet, para que tengamos lugares de encuentro.
- Además, existe el compromiso de realizar la necesaria ampliación del centro de salud, que también es una reivindicación de años.
Y, sin embargo, lo que más nos preocupa, tristemente, es que nos vayan a hacer un hogar de recepción para niños y niñas en situación de desprotección, en el que no estarán más de 45 días, porque pasado ese tiempo se les deriva a otro recurso, bien sea una familia de acogida o un recurso residencial. Quiero incidir en que no son niños y niñas que tengan medidas judiciales, son niños y niñas que por diferentes razones han tenido que ser separados de sus familias y que el estado debe proteger, y nosotras, la ciudadanía también deberíamos pensar en que esta es también una oportunidad para demostrar que somos un pueblo solidario y comprometido.
Porque todas estas oportunidades que se nos ponen encima de la mesa van a suponer más de cien puestos de trabajo mientras se construye, y otros tantos cuando se pongan en marcha los diferentes servicios. Y esto, a su vez, va a suponer tener más personas dando vida a nuestro barrio, trabajadoras y trabajadores utilizando los comercios, bares y servicios…
Y, desde luego, también es una oportunidad para la Asociación de vecinos y vecinas, para seguir trabajando por el bien común, estando expectante al desarrollo del proceso del proyecto, viendo la posibilidad de que algunas de las personas que vayan a trabajar ahí puedan ser del barrio, para ir a reuniones y exigir que todo se haga como necesitamos, y, posteriormente, para denunciar las posibles deficiencias que vayan surgiendo, y solicitando las mejoras que sean necesarias, tal y como se viene haciendo desde que esta asociación se creó, y que dentro de nada cumplirá 50 años.
Tenemos la oportunidad de celebrar ese medio siglo de trayectoria reivindicativa con la suma de todas estas oportunidades.
María José Navarro
Publicado en ElPeriodic