Que no calle el cantor
García Roca, J., «Supervivientes. Tiempo de reconstrucción»
Atrio Llibres, Valencia 2021
Joaquín García Roca es un superviviente agónicamente esperanzado. Nos muestra las costuras y quiebras de este sistema insostenible, al tiempo que ofrece siempre caminos inéditos pero transitables. En “Supervivientes” nos ofrece un instrumento imprescindible para comprender el significado y alcance de la pandemia que estamos atravesando. Y lo hace en primera persona, desde el sufrimiento acumulado por pérdidas de seres humanos muy queridos para él.
Ximo nos invita a sumergirnos en las entrañas de la pandemia; no sólo para ver y analizar, sino para escuchar y acoger los mensajes que nos lanza a la especie humana desolada. Sólo desde ahí podremos comprender que la “pandemia es el fórceps de una nueva humanidad”. Para ello es necesario desarrollar nuevos órganos de percepción, recordando a Etty Hilessum, para dejarnos afectar por el sufrimiento indebido y poner en práctica un enfoque reticular del cuidado como energía que nos sostiene y anima.
García Roca despliega un enfoque sistémico e integrador del acontecimiento “pandemia”, de manera que todos y todo quedamos afectados de manera que lo vulnerado en este episodio no precisa de resolución de dilemas polarizados, tan al uso en nuestra feria de vanidades mediática, porque se encuentra en el cruce de caminos entre lo personal y lo colectivo, entre la ciencia, la economía y la política, entre lo privado y lo púbico. En el cruce de caminos todos estamos convocados. Aquí nadie se salva solo.
También queda afectada la religión y nuestra estructura eclesial. Recuerda las palabras del cardenal Porras: “Si la Iglesia del post-coronavirus vuelve a ser la de antes, no tiene futuro”. Las anomalías del sistema religioso también son una llamada a caminar hacia un paradigma alternativo.
El texto que se nos ofrece es un tránsito desde las urgencias a lo que emerge, ahí donde hemos de poner nuestros mayores esfuerzos de reconstrucción. Dos caminos complementarios nos propone Ximo: en primer lugar, la proximidad de la vecindad y la amistad social, previa a cualquier forma de institucionalización, y de la que hemos tenido numerosas expresiones a lo largo de esta pandemia. La proximidad que se hace acogida, acompañamiento, dar y recibir al mismo tiempo. Y, en segundo término, el ejercicio de la fraternidad como modo de concebir una ciudadanía global, cosmopolita y alternativa desde la conciencia de que todos los seres humanos nos necesitamos. El factor político, el social y el ético se imbrican como palancas de convivencia cuidadosa y justa. Podríamos afirmar que este libro no está escrito desde la mirada de un pensador que maneja datos, sino desde la experiencia de un sanador herido que nos acompaña desde la sabiduría de su fragilidad. Sólo quien ha llorado por tanta pérdida sabe acompañar en el porvenir de lo vulnerado. Por eso es necesario escuchar este canto de vida y de esperanza. Por eso, el cantor no debe callar, siempre tiene un canto que cantar.
Luis Aranguren Gonzalo
Publicado en Éxodo