Salomón ante Cataluña
Si en la época del rey Salomón hubiera existido el análisis del ADN, nos hubiéramos perdido una historia muy interesante. Pero no fue el caso. Así que cuando las dos mujeres llegaron ante el rey sabio reclamando la maternidad del mismo niño, Salomón tuvo que improvisar una prueba de maternidad fiable. Ciertamente la idea de ordenarle a un propio cortar al niño por la mitad y darle una parte a cada madre se las trae, pero es evidente que desde entonces hay un consenso bastante amplio y duradero sobre el acierto en la sentencia del rey. Todos entendemos que la mujer que se negó a que cortaran al niño, y renunció a él con tal de salvar su vida, era la verdadera madre.
Lo cierto es que el rey tuvo suerte, porque la falsa madre no era nada astuta. Seguro que si las dos madres hubieran renunciado al niño es cuando nos hubiéramos enterado de si verdaderamente Salomón era tan listo como dicen o sólo un tipo con suerte. Por otra parte, la verdadera madre demostró además de amor al niño, bastante inteligencia política no enfrentándose con el rey, teniendo en cuenta que éste había ordenado matar al niño, en tanto que la otra mujer, inicialmente, sólo quería quitárselo. Cuenta mi admirado Jon Elster en su libro Juicios Salomónicos que estas situaciones son relativamente frecuentes. En las disputas entre parejas en proceso de divorcio por la custodia de los hijos, y sin que tenga que haber dudas sobre la paternidad, los jueces se ven en una situación similar a la del antiguo rey bíblico. Y dice Elster que, en caso de empate, los jueces tienden a darle la custodia al progenitor más dispuesto a permitirle al otro progenitor un generoso régimen de visitas.
Estamos ante un típico fenómeno contraintuitivo, que es como se nos dice que debemos actuar cuando nuestro coche derrapa, es decir, girando el volante hacia la dirección contraria de la que nos grita nuestra intuición. Resulta que la contención y la generosidad de la renuncia de la verdadera madre son el mejor indicador de amor y de interés por el hijo. En tanto que la disposición a llevar el enfrentamiento hasta sus últimas consecuencias, es decir, partir al objeto de disputa por la mitad, es una muy mala señal.
En cierto modo, en el caso de Cataluña, también nos encontramos frente a un Juicio Salomónico. Aunque no sólo es difícil ponerse de acuerdo sobre la identidad de la verdadera madre, sino sobre la del propio soberano y la del niño. Unos piensan que el rey Salomón es el Tribunal Constitucional a secas, otros que la ciudadanía catalana a secas, y otros pensamos que el rey Salomón de esta historia somos todos los españoles y españolas actuando dentro de la Constitución, incluso para cambiarla llegado el acuerdo. En cuanto a la paternidad, hay quienes reprochan a los socialistas tibieza por no lanzarse contra el nacionalismo independentista con uñas y dientes. Pero eso es lo que haría un conductor inexperto o la falsa madre, y eso hicieron los nacionalistas españoles hace diez años pidiendo firmas contra Cataluña, y de ahí estos lodos.
José Andrés Torres Mora.
Artículo publicado en el diario SUR.