Sobre el desprecio al Rey y a otras instituciones
Es verdad que la familia real española no se ha comportado precisamente como una institución ejemplar casi desde ningún punto de vista pero me parece que los republicanos, quienes aspiramos a que en España haya un sistema democrático de elección del jefe del Estado y deseamos, por tanto, acabar con la Monarquía, deberíamos ser más respetuosos que nadie con la institución a la que combatimos. E igual podría decirse de esas otras personas o instituciones que actúan de modo irregular o sencillamente corrupto. Denunciar su comportamiento, su carácter no democrático y su servidumbre ante los grandes poderes financieros no creo que debiera hacerse desde el desprecio o el insulto. La grandeza de una acción viene precisamente de la fortaleza de aquello contra lo que se actúa y, además, no hay nada a mi juicio más patético que minusvalorar a un enemigo al que no hay forma de vencer.
Pasear guillotinas de cartón, declamar versos contra el Rey, despreciarlo de palabra o tomarse a chacota a un Parlamento o a los gobiernos con los que se quiere acabar es fácil. Hacer que se sepa lo que hay detrás de todo ellos, convencer a la gente común, movilizarla y forjar respuestas democráticas que cambien el mundo para que haya más justicia y bienestar es más difícil pero quizá a todos nos fuese mejor si fuésemos al fondo de las cosas y no perdiéramos el tiempo con chorradas.
Juan Torres
Artículo publicado en el blog del autor.