Brindar
Hace tiempo que vengo aplicando una máxima: cuanto peor haya sido el día, mejor me merezco terminarlo. Es una cuestión de principios. Bueno, de finales, en este caso. Este 8M terminó con las terroríficas imágenes de una menor apaleada por su novio en plena calle. Una chica joven, que no denunció al agresor porque «ella había consentido esa agresión», según manifestó a la policía. Previo a estos dramáticos hechos, habíamos conocido los datos del CIS de febrero de 2017, mostrando las preocupaciones principales de la población. Aún no me he recuperado del impacto que me causó comprobar que el 0,0 % de la población considera la violencia de género como un problema prioritario. Un día así, con realidades tan lacerantes, hacen que te replantees si todos los kilómetros andados en las manifestaciones, y en tu día a día, no serán al final para andar en círculos y no llegar a ningún lugar… ¿Qué 8 de marzo de la mujer trabajadora estamos reivindicando, si todavía tenemos que estar luchando por nuestra integridad física?… ¿Cuántas mujeres más van ser asesinadas para que todo el mundo priorice la violencia de género como un problema que irradia desigualdad a todo lo demás?… ¿Qué otra comisión van a montar para que creamos que se toman en serio lo que nos pasa a las mujeres?… Un día como el pasado 8M no puedo cerrarlo en falso como una herida mal taponada. Me niego a irme a dormir con la impotencia como edredón. No me lo merezco. No nos lo merecemos. Hay demasiadas personas que conozco dejándose el alma cada día para que las cosas cambien por y para la igualdad. De ahí el segundo verbo: brindar. Brindar con una copa globo en la mano, llena del mejor vino, y alzarla por todas las mujeres que llenaron las calles y por los hombres que nos acompañaron. Y #PorEllas, por las que ya no pueden salir a reivindicar ni a celebrar nada, pero que nos han dejado a sus hijas e hijos, a quienes no podemos fallar. Pienso seguir brindando cada noche, por muy áspera que se ponga la realidad: cuanto peor, más fino será el cristal de mi copa. Porque nos merecemos, por lo menos, blindarnos la esperanza.
* Gracias a Miguel Lorenzo por ceder estas dos imágenes para El Fémur de Eva. Es un lujo poder compartir el trabajo de este gran fotoperiodista en el post de hoy.
Fani Grande
Artículo publicado en ElFémurdeEva