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¿Tontos? ¿lelos? ¿necios?

Estos locos tiempos que nos toca vivir me tienen anonadado. Yo siempre he considerado que al común de los mortales les importa poco la política, que suelen verla de un modo distanciado, como una cosa que no va demasiado con sus problemas personales reales. Y en cierto modo lo entiendo, la democracia por delegación contribuye a alejar al ciudadano de las decisiones importantes, porque induce a pensar que si uno cumple con su obligación, más moral que real, de votar cada cuatro años, se convierte en un ciudadano cumplidor, correcto y cabal. Esto, además de resultar muy cómodo, proporciona la falsa conciencia de que ya has cumplido, eres un buen ciudadano y que no estás obligado a más.

Con esto, el Sistema les proporciona una cobertura ideológica y si, a estos ciudadanos, les vas con la conocida frase que nos recuerda en cualquiera de sus formas que: la política si no la haces, te la hacen, aceptan la frase e incluso la aplauden, pero no les mueve un ápice su conciencia, porque eso afectaría negativamente a su adulterada forma de vivir, a sus cómodas rutinas y costumbres.

Sabiendo esto y a pesar de ello, me maravilla la rapidez y sobre todo la naturalidad con que la
inmensa mayoría de la población española (de otras ni sé ni entiendo) ha asimilado a la perfección la idea de que estamos en una preguerra y que los enemigos son los rusos, que hemos de prepararnos para un conflicto posiblemente atómico. Así, sin más, como lo más natural del mundo.

De verdad que me gustaría saber qué ha pasado aquí. A mí me criaron adoctrinándome para que supiese que mis enemigos eran los comunistas, los de aquí y los de fuera, y que, entre los malos de fuera, los peores eran los soviéticos; nunca me dijeron que fuesen los rusos, al menos no todos. Había muchos libros prohibidos, pero no lo estaban los de Tolstoy, Pushkin, Dostoievski, Chejoj, Gogol… autores que nos hacían llegar, conocer y admirar la sentimental alma rusa. Y ahora, de repente, cuando hace decenios que los rusos se han liberado del comunismo, que son tan capitalistas o más que nosotros, va y resulta que casi de repente, como por arte de magia, no solo “sabemos” que de nuevo son nuestros enemigos naturales, sino que estamos muy cerca de entrar en guerra con ellos.

La verdad es que esto no lo entiendo, le pregunte a quien le pregunte nadie me sabe responder. Mi conclusión: el personal, la gente, cree que los rusos son el enemigo… pero no saben por qué. Lo único en lo que todos coinciden es que Putin ha invadido Ukrania, lo cual, (disculpen los ukranianos mi léxico, pues no trato de minimizar ni faltar al respeto al terrible drama que ese pueblo está viviendo) me parece una chorrada mayúscula, y más cuando más o menos a la misma distancia de nosotros se está viviendo un drama criminal mucho peor y que a los españoles aún nos duele más, porque en este caso no se trata de una guerra sino de una masacre genocida, el horror del completo exterminio de un pueblo, y no veo que España ni adie en Europa no solo no esté a punto de entrar en guerra con Israel, sino que les enviamos bombas y armas sin ni siquiera plantearnos su no aceptación en el Festival de Eurovisión.

Mi actual estado de ánimo me impelía a titular este artículo como Necios, Estúpidos, Imbéciles… pero lo que no tengo claro es a quien referirme, porque es evidente que la mayoría no piensa como yo, así que es muy posible y por eso he puesto interrogantes en el título, que estos epítetos me los merezca más yo mismo, porque, como demócrata que soy tiendo a pensar que la mayoría siempre tiene la razón.

Pero, aun así, desde mi soledad y mis dudas, déjenme hacer unas cuantas consideraciones que algunos quizás encuentren absurdas. Una de ellas es que me parece increíble que a los europeos nos haya tomado por sorpresa que, de repente, el “loco” de Trump, sin contar bsolutamente con nadie, haya pactado con Putin, dejando no solo a Ukrania de lado, sino ambién con el culo al aire a sus socios europeos de la OTAN. Sorpresa. ¿Sorpresa? ¡Pero si es lo mismo que hizo el “demócrata” Biden cuando consideró que a EEUU ya no le convenía la guerra en Afganistán! ¿Contó con sus socios europeos? ¿En qué situación dejó a los miles de afganos que colaboraban con ellos? Nada de eso le importó: negoció con los talibanes para dejar allí una base de control hacia Rusia (que ya no era la Unión Soviética, que ya bebían Coca Cola) y se marchó ordenadamente, mientras sus socios europeos de la OTAN, pillados a contrapié, salieron como pudieron dejando la olla en el fuego y los colchones calientes.

Pero nadie se quejó, la sumisión al am(ig)o americano seguía siendo total. Los europeos, canadienses y otros, resignadamente, volvieron a sus cuarteles de invierno dando gracias al santísimo por el aceptable comportamiento de última hora de los talibanes. No se quejaron porque hacerlo suponía hacer el ridículo o tener que romper el pacto Atlántico y… como siempre, les falta valor para eso.

En esta ocasión es diferente: la reunión de Trump y Zelenski en el Despacho Oval, televisada en abierto (qué curioso, ¿verdad? ¿Aviso a navegantes?) no se podía tapar, se podía entender perfectamente aquello de que “No tienes cartas” como “No tenéis cartas” porque detrás de Zelenski (cosa que aún nadie nos ha explicado) está Europa, al menos los países del oeste de Europa que, por algún motivo ignoto, parece ser que nos hemos empeñado en hacer de Rusia un enemigo natural. Si alguien sabe el porqué de esto le agradecería que me lo explicase. No me vale que me vuelvan a salir con aquella tontería de que Putin fue el primero que invadió… orque tal cosa me obligaría a remitirle al título de este mismo artículo.

Miguel Álvarez

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