Tres personas son detenidas durante un desahucio en el barrio valenciano de Malilla
El grupo que trataba de frenar el desahucio denuncia brutalidad policial extrema durante el desahucio de una familia en el barrio de Malilla, en València. Varias personas han sido heridas. Se ha convocado una concentración esta tarde en apoyo a las tres personas detenidas durante el desalojo.
La solidaridad, la ayuda mutua y la empatía de los activistas contrastaba esta mañana con la “violencia policial desmedida, abuso de poder e inacción de unas instituciones podridas” denunciadas durante la concentración que, esta mañana, intentaba impedir el desahucio de una familia en el barrio valenciano de Malilla. El momento, vivido con gran tensión por la amplia presencia policial, se ha saldado con una pareja con menores de edad expulsada de su casa, tres personas detenidas y más de una decena de personas que han denunciado haber sido heridas por la Policía.
El desahucio de Farith y Karima, y sus dos hijos de cuatro y siete años, estaba previsto para las 9:15. Antes de las 8 de la mañana, alrededor de medio centenar de manifestantes se situaban ya enfrente de su portal, el número 3 de la C/ Doctor Caballé Lancry, en el barrio de Malilla, Valencia.
A las ocho de la mañana en punto se ha presentado en el sitio un dispositivo policial formado por decenas de antidisturbios. Rápidamente, la Unidad de Intervención Policial (UIP) ha acotado la zona, con la misma velocidad con la que los manifestantes se han aglutinado enfrente de la vivienda, tratando de protegerla. Fuentes del sindicato de barrio Construint Malilla, quienes han convocado la concentración, aseguran que la presencia policial era totalmente ilegal ya que “han llegado antes de la hora prevista del desahucio y, además, sin la comitiva judicial encargada de ejecutar el desalojo”.
En los primeros minutos, varios policías han tratado de alejar a los periodistas que nos encontrábamos documentando la situación fuera del cerco. Al alegar que teníamos derecho de informar desde fuera del cordón policial, nos han empujado tratando de sacarnos de la zona en la que teníamos visibilidad.
La tensión ha ido en aumento. Los antidisturbios han ido sacando a la fuerza a los numerosos activistas que se situaban en la puerta con tenacidad. Han causado así más de una decena de heridos: fisuras de hombro, moratones, roturas de diente, heridas múltiples y lesiones musculares, entre otras —este medio ha tenido acceso a partes de lesiones—. Los activistas denuncian la incoherencia de “una supuesta democracia que abandera el estado de bienestar” donde “la policía sigue órdenes de instituciones que defienden antes a la empresa millonaria propietaria de la vivienda (INVERSUVAL) que, a una familia enriesgo de exclusión social con dos menores”.
La situación ha terminado con tres detenidos, acusados de atentado a un agente de la autoridad y desórdenes públicos, a pesar de que los asistentes a la concentración se han comportado de manera no violenta. Según fuentes del sindicato, hacía mucho que no se actuaba con tal contundencia y desmesura en un desahucio en la ciudad de Valencia.
A pesar de la represión, los ánimos de los manifestantes de los sindicatos de barrio no han caído. Bajo lemas como “Ni gente sin casa, ni casas sin gente” o “Vecina, despierta, desahucian en tu puerta”, rematando con un alentador “Sindicat, força sindicat!”, los militantes subían los ánimos y mostraban su apoyo a los detenidos y a Farith y Karima que se encontraban cerca, dentro del cerco policial.
Farith y Karima, junto con sus hijos Mohammed y Hanine, llevan más de un año viviendo en España con un programa para refugiados internacionales. La fundación que les facilitó un techo hasta hace bien poco dejó de ofrecerles ayuda. Las instituciones no habían ofrecido ninguna alternativa habitacional a la familia, a pesar de ser demandantes de vivienda y encontrase en riesgo de exclusión social. A pesar de que Farith tiene trabajo, no pueden acceder a una vivienda de alquiler por las condiciones que se les imponen.
Con un gesto desesperado, Karima ha hablado preocupada de su situación. Ha hablado de sus hijos, que se encontraban en ese momento en el colegio del barrio, de que quiere una vida mejor para ellos y de que solamente necesitan algo más de tiempo para encontrar una alternativa habitacional.
Por fin, sobre las 9:15 ha llegado la comitiva judicial, tal como estaba previsto. Estaba formada por una psicóloga, una trabajadora social y una encargada de servicios sociales. Sin embargo, y para sorpresa de todos, la policía ha decidido no seguir con el protocolo establecido, dejando pasar en primer lugar al cerrajero que debía abrir la puerta de la vivienda, e impidiendo el paso al resto de profesionales. Finalmente, tras lo que desde los activistas valoran como “una absurda negociación”, les han dejado pasar y llevar a cabo su trabajo, atendiendo a Karima que se encontraba en medio de una crisis de ansiedad. Alrededor de las 10, las fuerzas policiales han logrado irrumpir en la vivienda, destrozando la puerta que estaba falcada desde dentro. La pareja ha bajado todas las pertenencias que han podido sacar, aunque han perdido varios muebles y enseres.
Ante la mirada atenta de múltiples medios de comunicación que habían acudido a cubrir los hechos, Karima ha mostrado desolada una foto de su hijo Mohamed mientras era rodeada de policías. Tras esto, ha dado las gracias a todos los activistas y a la prensa. Los manifestantes han contestado ovacionando y alentando a la madre, que se ha fundido en un abrazo con varios de los compañeros presentes.
Miembros del sindicato Construint Malilla, junto con miembros de la PAH (Plataforma de Afectados por la Vivienda) y los afectados del desahucio han hablado con servicios sociales para determinar cuál era la mejor alternativa temporal, para que los menores puedan seguir yendo a su centro escolar sin pasar por un proceso de desarraigo. Finalmente, se les ha ofrecido dos semanas de albergue. Sin embargo, el portavoz de Construint Malilla ha asegurado que esta solución ni es definitiva, ni son unas condiciones dignas. Y ha asegurado que se seguirá insistiendo en que las instituciones tengan la misma contundencia facilitándoles un alquiler social, que desahuciándoles de un piso que ahora queda vacío.
En solidaridad con las tres personas detenidas y los activistas agredidos, se ha convocado una concentración hoy a las 18 en la ciudad de la justicia de València.
Joanna Gimenez i Garcia
Publicado en El Salto