Un nuevo gobierno del PP no puede ser el que necesita y merece este país
Un grupo de curas ante la inminencia de un próximo gobierno en España. Denuncian el «peso notoriamente conservador» de la jerarquía católica española.
Como ciudadanos hemos seguido de cerca la coyuntura política de nuestro país y hemos ejercido nuestro derecho a participar en la vida pública y a votar en las últimas elecciones. En el momento actual, consideramos importante hacer pública nuestra posición como curas, conscientes de que la crisis provocada nos atañe como ciudadanos y nos toca especialmente por mantener la Iglesia católica con su jerarquía un peso notoriamente conservador en nuestro país, y ver amenazada, sino frustrada, a una mayoría social que ha votado por gobierno diferente al actual en funciones.
1. «Lo más urgente ahora, se dice, es tener un gobierno». Y no se pasa a describir cómo debería ser, lo urgente es tenerlo. Y, como el partido más votado en las últimas elecciones ha sido el PP, lo más urgente es tener un gobierno del PP. Y, como el cabeza de lista es el Sr. Rajoy, lo más urgente es investir cuando antes al Sr. Rajoy para que forme gobierno. Ahora bien, esta urgencia contrasta, a nuestro modo de ver, con la voluntad expresada por una mayoría social (con mayoría también en el Parlamento) que votó por un cambio de orientación política y de gobierno.
Quienes son partidarios de esta urgencia expresan abiertamente sus razones: en primer lugar, es urgente, dicen, porque ahora «que hemos salido de la crisis», con el gobierno en funciones «se ponen en peligro» muchas cosas importantes, como «la recuperación económica, la creación de empleo, las pensiones, etc.». Y, en segundo lugar, porque «no hay alternativa» y «los perdedores de las elecciones», para formar gobierno, tendrían que aliarse con «populistas e independentistas» que «quieren romper o irse de España».
Ante esto, cabe preguntarse si lo urgente es tener gobierno sin más o tener un gobierno que sirva a la ciudadanía. En este caso, por lo que diremos después, no vale aquello de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». La ciudadanía no está obligada a elegir aquello que no le resuelve sus problemas o que abiertamente le perjudica. Más que tener pronto un nuevo gobierno, pensamos que interesa, más bien, tener uno que repare los daños y pérdida de derechos que ha infligido el actual en funciones. Porque repetir con el PP significaría entre otras cosas:
*Que para el 90% de la población española, que, sólo entre 2010 y 2014, sufrió rebajas salariales, recortes sociales, subida de impuestos por valor de 242.000 millones de euros, se volverían a repetir, las mismas situaciones.
*Que el capital extranjero, de mano del FMI o de la UE, seguiría aumentando el saqueo de 400.000 millones de euros que ya se llevó entre 2010 y 2014.
*Que el número de hogares con todos sus miembros en paro, que en el primer trimestre de 2015 era de 1.793.000, iría en aumento.
*Que de los 11.746.000 personas en exclusión, un 67 % seguiría sin empleo o mal remunerado, un 62 % sin vivienda y un 46 % sin cobertura sanitaria.
El símil de la enfermedad extrema puede aproximarnos a lo que queremos decir. Cuando el diagnóstico es muy grave y el paciente tiene que elegir entre la alternativa de seguir viendo cómo su vida se acaba o someterse a un operación que, aunque con riesgo, pueda devolverle la salud, lo más frecuente es que el enfermo opte por el riesgo ante la gravedad de la situación. Aquí pasa algo similar, cuando una buena parte de la población española ha experimentado estar en las últimas por la política social que han seguido los últimos gobiernos, principalmente el del Sr. Rajoy, sería muy grave volver a confirmarlo ante la sospecha de que un gobierno alternativo pudiera fracasar. El fracaso, a nuestro modo de ver, ya está en la mala gestión que ha hecho el gobierno que ahora está en funciones.
2. Pero ¿es tan desastroso el gobierno que ha ejercido el Sr. Rajoy? Esto se puede deducir fácilmente desde el referente de cuál sería un buen gobierno para este país en el contexto actual. Y pensamos que en esto no es necesario descubrir el Mediterráneo. Se trata de un gobierno plenamente democrático, honesto, buen gestor de los asuntos comunes y abierto a la globalidad del mundo actual. Y pensamos que el Gobierno del Sr. Rajoy no lo ha sido por las siguientes razones:
En primer lugar, porque no ha sido democrático por haber gobernado, contra el sentir mayoritario del pueblo, apoyado en un Parlamento controlado por la mayoría absoluta del PP y despreciando olímpicamente la oposición minoritaria; porque ha gobernado a base de decretos ley recortando siempre la libertad de la ciudadanía (ley mordaza); porque no ha sido capaz de gestionar la territorialidad del país generando descontento y mucho independentismo cada vez que ha tocado estos temas.
En segundo lugar, tampoco ha sido honesto con la ciudadanía porque ha hecho justamente todo lo contrario a lo que proponía en su programa de elecciones; ha mentido abiertamente, casi compulsivamente, en el Parlamento y a la ciudadanía y ha mantenido una corrupción que ha llegado hasta la misma mesa del Consejo de Ministros, de la que han tenido que salir por este motivo dos y un tercero que tampoco ha despejado satisfactoriamente la sospecha. Y esto que es muy grave no lo absuelven las urnas, por más que resulte el partido más votado, aunque minoritario en el conjunto del país.
En tercer lugar, tampoco ha sido un buen gestor de los asuntos comunes porque ha gobernado para una minoría oligárquica y contra las clases populares. Ahí están los recortes a casi todo lo que afecta a las clases media y baja y el descarado apoyo a los bancos que han sido los verdaderos causantes -no los únicos- de la crisis. Excepto a un 10%, este gobierno nos ha hecho a todos y a todas más pobres y ha acrecentado la separación entre las grandes fortunas y los que están ya en la pobreza severa. Su interesada o mala gestión no ha impedido que el FMI, el Bundesbank y la Troika, con el apoyo de la banca española y de los grandes monopolios, hayan impuesto 7 años de saqueo y recortes al 90% de la población.
Finalmente, no solo ha hecho desaparecer la buena imagen de España fuera del país poniendo en puestos clave a amigos que se han demostrado malos políticos y algunos corruptos, sino que, lo que es particularmente más grave, ha levantado concertinas y expulsado en caliente a migrantes y refugiados, despreciando los convenios internacionales que España tiene firmados.
En definitiva, ha sido un gobierno políticamente mediocre e irresponsable, económicamente partidista y empobrecedor de las clases más necesitadas, judicialmente politizado (ha condenado a jueces de verdadero prestigio y ha elevado a las presidencias de las más altas magistraturas a personas vinculadas al PP), éticamente mentiroso y corrupto.
3. En conclusión: Este no puede ser el gobierno que necesita y merece este país. No se puede esperar que alguien que ha gobernado como lo ha hecho vaya a cambiar ahora por arte de birlibirloque; sería deshonesto confiar el gobierno de este país a un partido y a un presidente con ese pasado. Y sería deshonesto permitirle gobernar porque «lo urgente es tener un Gobierno». Quienes esto traman se convierten en cómplices de mantener una situación humillante para el país, perjudicial para las clases populares y falto de referencia ética para nuestros jóvenes. No es urgente tener un gobierno a cualquier precio, lo que sí es urgente y necesario es tener un gobierno democrático, honesto, buen gestor de los asuntos comunes y abierto a la globalidad del mundo actual.
Firman este documento: Evaristo Villar, Javier Baeza, Benjamín Forcano, Jorge de Dompedro, Eubilio Rodríguez, Pedro Serrano, Daniel Sánchez, Xavier Alegre, Pedro Sánchez Menéndez, José Arregi, José Cruz Igartua, Juan Barreto y Ángel Arbeteta Losa.
Publicado en Religión Digital, 22 de octubre de 2016.