Una amenaza y muchos retratos
En un mundo en el que el secretario general de la OTAN se refiere a Trump como “papi” todo es posible. Incluso ver a Feijóo y Abascal justificando injerencias contra
El presidente de EEUU, Donald Trump, ha amenazado con hundir la economía española. Lo ha hecho a su modo habitual, es decir, fusionando con maestría en rueda de prensa los personajes de Vito Corleone y Don Pimpón: “La economía española está muy bien y esa economía podría saltar por los aires si ocurriera algo malo; me gusta España, conozco a muchas personas de España, es un gran lugar con grandes personas, pero me encargaré de que paguen caro esto, no lo voy a dejar pasar”.
Para aquellos que anden despistados, las amenazas de Trump surgen tras la negativa del Gobierno español a aceptar la imposición imperial de aumentar el gasto en armamento hasta el 5% del PIB. Armamento que, por supuesto, deberá ser comprado a EEUU. La ocurrencia del 5% para todos los países miembros de la OTAN –salvo para EEUU, que podrá seguir gastando el 3% mientras disfruta de bases militares por toda Europa así como del timón de una organización militar a su medida– es prima hermana de la ocurrencia de los aranceles. Es decir, otro novedoso pasito en la nueva política comercial patentada por la ultraderecha trumpista, que consiste en ponerle al comprador una pistola en la sien y preguntarle, señalándole la cartera, si le gusta lo que ve en el escaparate. La amenaza de Trump contra España combina ambas modalidades olímpicas, tanto la arancelaria como la militar: o me das tu dinero comprándome tanques o me lo das en aranceles y te hundo la vida.
Tras la amenaza, las reacciones. La primera, protagonizada por Feijóo y Abascal, ha sido de absoluto estupor y sorpresa al descubrir, por boca del mandatario norteamericano, que la economía española va muy bien. Breaking news difícil de encajar cuando ya habíamos quedado en que Sánchez la hundió hace tiempo en la miseria. Se ve que no. Tras recomponerse de este primer disgusto tocará afrontar el disgusto mayor, que no es otro que las amenazas de un país extranjero contra el nuestro. Como buenos patriotas que son, pocos dudan de que la reacción de la derecha española será contundente y tendrá que ver con cerrar filas en torno a la soberanía nacional. Estamos en las antípodas ideológicas, pero no permitiremos que una nación extranjera amenace así a España, dirá Santiago Abascal visiblemente emocionado y portando su camiseta de la Legión. Pedro Sánchez y el Gobierno español tienen todo el apoyo del Partido Popular ante este intento de extorsión mafiosa, declarará Feijóo y nadie se extrañará, porque cuando amenazan a tu país y a tu población con condenarla a la pobreza no puede haber otra reacción, más cuando uno se declara patriota.
Al igual que la derecha política, es de prever que los grandes medios de comunicación se dediquen, desde ya, a explicarles a sus oyentes, lectores o telespectadores que no es tolerable que una nación extranjera pretenda interferir en las legítimas decisiones económicas que nos corresponden a los españoles. Los tertulianos de la derecha, más patriotas que el resto de la mesa de debate, serán los que más se desgañiten tratando de dibujar la situación de forma simple y didáctica: ¿se imagina alguien que nosotros le digamos a EEUU cómo gastarse su dinero? Si nadie puede imaginar algo así, ¿por qué va a decirnos este mafioso, con amenazas, cómo debemos gastarnos el nuestro los españoles, una nación libre?
Cualquier reacción diferente a estas sería toda una sorpresa. Imaginen por un momento el shock que supondría que aquellos que se definen como patriotas se posicionaran del lado de quien amenaza a España. Imaginen que decidiesen culpar a quien, haciendo uso de su legítima autoridad, se hubiera plantado ante un país extranjero porque las cuentas de España las decide España. Es poco probable que tal cosa suceda, pero vaya usted a saber. En un mundo en el que el secretario general de la OTAN se refiere a Trump como “papi” y aplaude que use un lenguaje fuerte para adiestrar a los nenes, todo es posible. Incluso ver a Feijóo y Abascal justificando amenazas contra España. Sé que es jugar a la política ficción, pero menudo retrato sería ese.
Gerardo Tecé
Publicado en Ctxt