Una estrella, una mujer, el mar
En medio de matones políticos de medio pelo que hacen de una tierra un infierno para los que no son como ellos, una mujer de 31 años, le edad que tiene la menor de mis hijas, con coraje en el timón y una reciedumbre en el gobernalle del Sea Watch 3, buque salvador de muertos y alentador de esperanzas que ni tuvo Magallanes, ni soñó con él Rodrigo de Triana, ha atracado su nave capitana en la zona comercial de puerto de Lampedusa. Algún matón creido habia prohibido su arribada. Pero arribó la pasada madrugada. Y descendieron sus pasajeros. Negros como titos de todos los paises africanos que saltan a la mar de Libia.
Unas decenas de policías, carabineros y militares de la Armada italiana la han detenido por mil acusaciones que cientos de juristas han ido perfilando desde Justiniano hasta hoy. Su barco de bandera holandesa descansa en el muelle soñando con su capitana de la que desde el palo de mesana, al braupés, desde la sentina al puente, está enamorado.
Cuando tanto animal político varón o hembra, cuando tanto eclesiástico melifluo y cuidador de lengua se esconde en los textos que no dicen nada y se escurre en mentiras para no dar la cara, una mujer, capitana de un buque salvavidas de otros condenados a ahogarse, estrella de los mares, hace más por la dignidad de las mujeres y su poder y presencia en la construcción social de la libertad, la justicia y la libertad que mil otras acciones calculadas y nunca realizadas.
Carola Rakete, blanca, alemana, nacida en un país rico y con pasaporte respetable y en vigor. ¡Viva la madre que te parió y los pechos que mamaste!
Alberto Revuelta
Artículo publicado en Atrio