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Una huelga de mujeres que cambia la conciencia universal sobre la igualdad, los derechos y las relaciones entre los géneros

“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres sino sobre ellas mismas”.

Mary Wollstonecraft (1759-1797)

“Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescindibles de ser mujer”.

Flora Tristán (1803-1844)

El 8 de marzo de este año se desarrollará una acción internacional inédita. Mujeres de todo el mundo convocan una Huelga Feminista. Una huelga para acabar con el riesgo de pobreza, con las tasas de paro insoportables y de un 3,5% más alto entre las mujeres, con la brecha salarial y con la violencia machista. Esto significa situar en el centro la vida de las personas, dar valor a los cuidados que cada día ponen en marcha a niños y niñas, hombres y mujeres, a todas las personas que habitan el planeta. Estos cuidados, tanto en el ámbito doméstico como en los ámbitos laborales feminizados, son una base de la humanidad para alcanzar la capacidad de avanzar en los conocimientos y la ciencia, para alimentar la máquina productiva.

En este trabajo explicaré los antecedentes que confluyen en la movilización y huelga. Veremos las principales posiciones y reivindicaciones, para concluir con las estimulantes perspectivas que las mujeres ofrecen.

La Marcha mundial de mujeres teje su unidad

Impresionante que, en los albores del siglo actual, desde los países más distintos y recónditos del planeta, mujeres de toda condición y situación social tejieran bellos retales simbólicos de la principal necesidad de lucha de cada país. Estos retales, en general como cuadros, se ensamblaban en un gran tapiz único en la Marcha que hollaba cada nuevo país.

Si bien la mítica Penélope tejía su mantel de día y lo descosía de noche, para burlar a los pretendientes que la acosaban, las mujeres de la Marcha mundial cosían su mural de ropa con la pretensión confesa de que enlazara todas las luchas de las mujeres en cualquier lugar.

Las mujeres de Quebec fueron las antecesoras en 1995. El movimiento de la Marcha Mundial propiamente dicha se inició en el 8 de marzo de 2000 con la primera acción internacional en Ginebra, la cual culminó en Nueva York.

Durante estos años, también bien implicadas en los Foros Sociales Mundiales, la Marcha fue pionera en poner de relieve la importancia de la autonomía económica de las mujeres, la violencia contra las mujeres, los derechos universales referentes a los bienes comunes y servicios públicos (comida, agua, tierra, vivienda, educación, salud y energía), la paz y desmilitarización.

El Tren de la libertad

En la minera Asturias, en Gijón, la Asociación Tertulia feminista Les Comadres, impulsó en 2014 la movilización en todo el Estado español por el Derecho al propio cuerpo, con el lema “Porque yo decido”, por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres contra la Ley del aborto del ministro de justicia Alberto Ruíz Gallardón, del que se pidió la dimisión.

Lo que empezó como una propuesta de unas cuántas mujeres acabó con decenas de miles en el Paseo del Prado de Madrid. Fue un éxito y una guía de cómo Juntas somos más fuertes: se consiguió parar la ley y la dimisión de Gallardón. El gobierno del PP se vio obligado a ceder ante la convicción y la demostración de fuerza de las mujeres.

La cohesión de las organizaciones feministas se fortaleció en todo el Estado. Desde esta macro manifestación el movimiento de las mujeres tuvo un nuevo impulso sin precedentes en su contenido unitario.

Esta experiencia generó la necesidad de un organismo unitario. A su calor cristalizó la nueva movilización estatal del 7 noviembre de 2015 por un Pacto de Estado contra la violencia de género, preparada por la Plataforma estatal 7N.

Nuevo éxito de las mujeres unidas con un objetivo común y una movilización compartida.

En julio de 2016, en la agresión a una mujer en los Sanfermines, estalla la campaña contra la violencia sexual: el NO es NO.  Los Sanfermines pararon convertidos en una gran manifestación de apoyo a la mujer violada y denuncia a la agresión machista en plenas fiestas. Se había terminado la impunidad del derecho de pernada de una virilidad patriarcal destructora del cuerpo de las mujeres.  El NO es NO se extendió como un reguero de pólvora en multitud de las fiestas oficiales del mismo verano, le siguió en otras fiestas y continuó durante el invierno.

Este NO es NO inició un proceso de protocolos de los Ayuntamientos de las ciudades para asesorar y tratar que las fiestas sean libres de agresiones sexistas. Las Asociaciones de mujeres se volcaron entusiastas en esta práctica de garantizar el derecho a la intimidad de cada mujer, en todas las fases de las relaciones afectivas-sexuales en todos los espacios de ocio, tanto públicos como privados. Incluso se ha derivado en la actualidad a que es necesario un Sí de consentimiento claro por parte de la mujer, en plenas facultades.

La agresión de la Manada y su juicio, han representado un cambio sensible en la conciencia de millones de mujeres, con una actitud de las más jóvenes de defensa respecto sus derechos como personas y a su propio cuerpo.

El concepto romano de patria potestad, o su continuidad con el derecho de pernada en la Edad Media, que prosigue subrepticiamente en nuestros días, ha sufrido un golpe mortal.

Las jóvenes, las mujeres y muchos hombres han impuesto un memorable “Yo te creo”, ante la victimización de la joven violada en los Sanfermines, con la falta de credibilidad que le otorgaba una judicatura patriarcal, incluido el linchamiento de demasiados medios y en las redes sociales.

Ha sido la actriz Natalie Portman quien ha enaltecido el impactante “Yo te creo” dirigido a Dylan Farrow. Portman le pidió perdón públicamente por no haber sido sensible al escarnio y persecución mediática, psicológica y judicial, sufrida por Dylan, pues se creyó y protegió la versión de que no hubo agresión sexual del cineasta Woody Allen.

La “Pussy Hat”

La Marcha de mujeres a Washington, en enero de 2017, contra las atrocidades anunciadas en liquidación de derechos del nuevo presidente Donald Trump, conocida por los “Pussy Hat”, con la imagen de cientos de miles de mujeres con gorros rosas, muchos tejidos por ellas mismas, señaló un nuevo hito del movimiento feminista.

Por dos razones. Una, por la inmediata réplica solidaria y masividad en la mayoría de las capitales del mundo. La segunda por su contenido revolucionario. Las mujeres norteamericanas, para defender sus libertades y derechos, escogieron de forma magnífica y contundente asumir claro y alto los derechos universales de todas las minorías en los EEUU y en el mundo.

El liderazgo de las mujeres para ser efectivo resulta que se convierte en inclusivo de todos los derechos, de todos los géneros y todas las clases sociales.

Me Too

La campaña del Me Too (Yo también) es desde octubre de 2017 una nueva movilización que recorre el mundo contra la violencia sexual. Esta agresión afecta a todas las mujeres de las distintas clases sociales. El Me Too ha sido un avance en hacer patente una violencia si cabe más encubierta, considerada normal e inevitable. Ya se sabe, la testosterona y la virilidad masculina son imposibles de contener, según teoría y moral común forjada, como no, por los hombres amparados en el sistema patriarcal. El fariseísmo moral otorga a la biología lo que es fruto de unas relaciones sociales patriarcales de dominación.

La agresión sexual en todos los ámbitos se basa en la “teoría del consentimiento”, es decir, en que las mujeres aceptan su violación, o todo tipo de presión y agresión, sea psicológica o física. Esta sumisión enlaza con la idea mojigata e idealista de la negación de la sexualidad de la mujer. Si me apuráis también con aquello de que la mujer no tenía alma. Descubrimiento filosófico, bien material, de nuestros grandes pensadores y religiones. No es casual en ciertas épocas históricas la quema de brujas o la pertinaz persecución de las mujeres por parte de la Inquisición. Hoy en día la violencia sexual es aún la más archivada en los juzgados, incluidos los especiales de violencia contra las mujeres.

El “Yo también” ha consolidado enormemente la unidad de los sentimientos de las mujeres, las empodera y hace fuertes, mientras consigue ganar adeptas en más capas de mujeres, hasta activar la simpatía de los hombres.

El rechazo a la agresión a las mujeres forma parte del cambio de conciencia sobre los derechos de igualdad entre los géneros.

Han precedido al Me Too otras experiencias como las de Argentina y Polonia.

Ni una menos” fue, desde junio de 2015 en Argentina, una campaña contra la violencia machista a raíz de la violación y asesinato de una joven adolescente de 14 años. Siguiendo la tónica de las otras movilizaciones mencionadas, éste “Ni una menos”, ha hecho fortuna universal.

Los feminicidios, nacidos como conceptos por los asesinatos de las mujeres mexicanas, sobre todo en las maquilas de Ciudad Juárez, se están ganando su lugar entre los palabros al uso que trascienden el lenguaje especializado feminista.

La Huelga General de miles de mujeres vestidas de negro en Polonia de octubre de 2016, se rebeló frente a la tramitación de la ley que prohíbe el aborto. La movilización de las mujeres polacas abrió paso a la idea de Huelga General femenina.

Millones de mujeres a la huelga

Estos antecedentes permiten explicar la eclosión en más de 170 países de convertir este 8 de marzo en una Huelga Feminista.

La movilización se concibe como una huelga laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo.

El Manifiesto 8M1 resume las consideraciones y objetivos de la huelga.

* Somos diversas. Juntas paramos el mundo ante todas las violencias.

* Basta de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.

* Basta de violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas.

* Basta de opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales.

* Huelga de cuidados. El trabajo doméstico y de cuidados es imprescindible. Es un trabajo a socializar, que no puede seguir excluido del sistema económico.

* Huelga laboral. Contra la precariedad y las jornadas parciales que alimentan la brecha salarial de género y la pobreza femenina. Por unas pensiones dignas que contabilicen las tareas de cuidado.

* Huelga de consumo.

* Una educación pública, laica y feminista. Avance en la coeducación en todos los ámbitos.

* Ninguna mujer es ilegal.

El Manifiesto compila las distintas reivindicaciones, incluso a costa de mezclar objetivos inmediatos a conseguir de las perspectivas estratégicas.

Es una realidad inaplazable que la conciencia de todo el trabajo sumergido de cuidados y el conjunto de la economía doméstica emerge como vital para el progreso colectivo. No hay sistema productivo que pueda prescindir de este trabajo ignorado y demasiadas veces menospreciado.

Feminismo y sindicalismo

La fuerza del movimiento por la huelga feminista se ha amplificado y se ha visto fortalecida, por la predisposición activa de los sindicatos. La experiencia sindical en la organización de la lucha y la huelga en las empresas es un factor decisivo que incorpora este 8 de marzo.

Los sindicatos CCOO y UGT se han sumado a la huelga feminista organizando un paro de dos horas por turno el día 8 de marzo. Otros, como CGT, han convocado la huelga para las 24 horas. Es una señal de la magnitud y del protagonismo que está alcanzando el movimiento de mujeres en la producción, también en el rechazo al sistema capitalista por una nueva generación que marcó el 15M.

Conclusión

Más que una huelga, un cambio de paradigma. Las mujeres son personas, fuente de vida y generadoras de futuro. Y, sin duda, la vida y la lucha la hacen compartida con los hombres.

Con los objetivos de esta huelga comenzamos una nueva etapa en la que el movimiento feminista llama a todas las mujeres y a la sociedad entera a cambiar el orden establecido. El orden patriarcal, que desde siglos han ido asumiendo todos los regímenes económicos hasta el capitalismo, se pone en la picota.

Las mujeres estamos acostumbradas, la sociedad nos forma con una brutal imposición para que seamos sumisas al sistema de valores patriarcal, es decir, al poder de los hombres imbricado con el del capital.

Se trata de romper esta imposición de manera colectiva. Con la consigna de “Si las mujeres paramos se para el mundo” se consigue entender como visibilizar “las tareas de cuidados” que las estamos llevando mayoritariamente las mujeres. Es un grito a poner en el centro la vida. En contra de la represión, la discriminación, las guerras, los intereses económicos, esta sociedad ha de cambiar su estructura económica y social. Y evidenciar que estas tareas, domésticas, laborales feminizadas, pasen a ser valoradas y compartidas por el resto de la humanidad. Se empiece a ver el mundo con ojos de mujer. Se empiece a reconocer que las mujeres debemos y podemos estar en las decisiones de cómo dirigir el mundo.

En una entrevista reciente de estos días una periodista me preguntó si los hombres también tenían que hacer huelga. Le sorprendió cuando le respondí que si los hombres continuasen trabajando sin hacer huelga no podrían asumir los cuidados diarios que recaen invariablemente en las mujeres, así como que los derechos eran universales y todas las personas los tenían que defender. Porque estos trabajos no son “servicios mínimos”, son servicios extensos de todo el día. Los hombres tienen que parar para asumirlos y ver en propia carne de qué va la cosa.

Otro ejemplo en la huelga estudiantil. Si paran sólo las mujeres, ¿tendremos que recuperar luego la clase? ¿Podrán sustituir los profesores a todas las profesoras? Mejor paramos todas y todos y el 8M se convierte en un gran debate en el sector de cómo demostrar que las mujeres estamos en el centro de la vida y cómo se nos discrimina y violenta.

Respecto a los cuidados estoy convencida de que ninguna mujer dejará a sus hijas e hijos sin comer, ni otorgarles todo su cariño. Resulta divino que la media parte de humanidad hombre se dé cuenta y tenga que arrimar el hombro en estas cuestiones de cuidados vitales para que el mundo funcione.

Ha generado controversia y pasión las voces que defendían que exclusivamente las mujeres parasen. Por supuesto soy de la opinión de que para que esta huelga feminista sea exitosa, al nivel de los movimientos que la han precedido y preparado, ha de ser liderada por las reivindicaciones de las mujeres, por lo tanto, por las propias mujeres, pero compartida y asumida de manera bien práctica por los hombres.

Podríamos concretar: que los hombres paren laboralmente para asumir los trabajos que dejaran de hacer las mujeres en la huelga feminista; los hombres como personas han de comprometerse en la lucha de todos los derechos, lo cual incluye los de las mujeres.

El PP y Ciudadanos han decidido no apoyar esta huelga, están en contra. Son un estamento político que no ama a las mujeres empoderadas y libres. La derecha conservadora y rancia se junta con los nuevos alevines que pugnan por sustituirlos, mientras mantienen la misma doble moral.

Con este 8 de marzo de huelga el nivel de conciencia de las mujeres, con su correspondiente repercusión en los hombres y en toda la población, da un salto de gigante. El futuro es joven y será con las mujeres.

“La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos.

Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común”.

Olympe de Gouges (1748-1793).

Montserrat Vila Planas

Artículo publicado en Sin Permiso

 

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