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València recibe 21.400 cruceristas en tres días mientras Catalá sigue sin concretar las restricciones anunciadas para 2026

Compromís denuncia el alto coste ambiental y el escaso impacto económico que tendrán en la ciudad estas escalas que serán de entre siete y once horas y el PP reprocha que en los últimos ocho años, con Ribó como alcalde, no se tomaron medidas para limitar los cruceros

Miles de cruceristas tomarán entre este jueves y el sábado las calles de València en pleno debate sobre los límites al turismo de masas. Según la previsión de la Autoridad Portuaria de València (APV) durante estos tres días atracarán en el Puerto cinco buques con 21.400 cruceristas, que a lo sumo pasarían entre siete y once horas libres en la ciudad. Tras ellos, no hay previstas nuevas llegadas hasta el jueves 29 de agosto. La previsión para el presente año es la llegada de 272 barcos con 793.605 pasajeros.

“La mayoría de estos turistas, que desembarcan desayunados y en muchos casos deben regresar al barco a tiempo para comer, no solo es que no pernoctan en la ciudad, es que ni siquiera comen en ella. Si sus turoperadores no les explican la cultura local del almuerzo, cosa que dudo, la mayoría de ellos, al margen de lo que consuman de paso en los supermercados y tiendas para turistas, no dejan apenas un euro en la ciudad. Y el coste para València, a nivel ambiental obviamente, pero también en costes ordinarios como la limpieza y el mantenimiento de la huella que dejan a su paso, es en cambio altísimo”, expuso la portavoz de Compromís per València, Papi Robles.

Por eso desde Compromís reclamaron al Gobierno municipal medidas urgentes para reconducir este tipo de turismo de beneficio cero y alto coste, que además genera enormes molestias a los vecinos de la ciudad, especialmente a los del centro, al incorporar en un reducido número de calles a miles de ciudadanos en un margen estrecho de horas del día en las que se concentran además buena parte de la jornada laboral.

En ese sentido, ya el pasado mes de junio desde Compromís se propuso que el gobierno municipal adoptara unas medidas iniciales y de urgencia para tratar de ir reconduciendo la situación. “Si PP y Vox las hubieran adoptado, el número de turistas que podría desembarcar esta semana ya se habría reducido a la mitad, pero Catalá prefirió reaccionar insinuando que estaba ultimando un plan propio del que aún no tenemos ninguna noticia. Y el balance negativo que deja cada crucero en la ciudad sigue aumentando”, ha añadido Robles.

La alcaldesa, María José Catalá, anunció el pasado 25 de mayo en un acto organizado por Las Provincias que en 2026 se prohibirá el atraque de megacruceros en el Puerto de València, que además, salvo que los procedimientos judiciales que hay en trámite lo impidan, estará afectado por las obras de la ampliación norte. Sin embargo, no se dieron más detalles sobre las embarcaciones que quedarían vetadas, más allá de deslizar en otro acto organizado por El Mundo el pasado mes de junio que la idea es que solo puedan acceder los que hagan al menos una noche en la ciudad o, en su defecto, que no tengan más de 750 pasajeros. Aún así, todo está pendiente aún de acuerdo con el sector y con la APV, por lo que aún no se ha producido ningún anuncio oficial al respecto.

Aunque puede parecer que hay margen de tiempo hasta 2026, la realidad es que en unos pocos meses empezarán a cerrarse las escales para ese ejercicio, puesto que las de 2025 están ya prácticamente definidas, por lo que será necesario tener claro el marco legal de cara a las diferentes compañías de cruceros.

Servicio especial de la EMT

Como ya denunció Compromís hace también unas semanas, los costes que la llegada de cruceros tienen a la ciudad, se extienden a múltiples niveles, algunos de ellos, poniendo el dinero público al servicio de estas corporaciones turísticas, como ejemplifica el desvío de autobuses de la EMT del servicio regular para ofrecer servicios especiales a los pasajeros que desembarcan en el Puerto.

“Por un lado, tenemos la presión turística de personas que entran en nuestra ciudad y la incomodidad que generan; por otro el altísimo coste económico, con un balance absolutamente negativo; y finalmente y no menos importante, tenemos la contaminación que genera y la bajada de la calidad de la salud de las personas que vivimos en ella. Los datos dan miedo: el Puerto genera 2,7 millones de toneladas de CO₂ al año. Y si nos centramos en el óxido de nitrógeno y el óxido de azufre, que son dos elementos que atacan directamente la salud de las personas que lo respiran, estaríamos hablando de unas aproximaciones de 1.200 toneladas en el caso del óxido de nitrógeno y de 300 toneladas en el caso del azufre. Una barbaridad”, resume la dirigente valencianista.

Por ese motivo, coincidiendo con este nuevo episodio de alto impacto negativo de los cruceros en la ciudad, desde Compromís reclaman que se atiendan sus propuestas o que la alcaldesa muestre ya las suyas. “Este problema necesita medidas urgentes. María José Catalá puede asumir las nuestras o tratar de proponer e impulsar otras mejores. No les quepa duda de que lo deseamos. Pero por ahora lo que hace es estar de brazos cruzados, y la situación, en este caso como en muchos otros, es que València se está deteriorando progresivamente ante su pasividad desde que ella gobierna”, concluyó Robles.

El PP acusa a Compromís de inacción durante 8 años

Sobre las críticas de Compromís, fuentes municipales preguntaron a Robles por qué en dos legislaturas el alcalde Joan Ribó y su equipo de Gobierno no tomaron “ni una medida contra el turismo de cruceros, ni siquiera para fomentar la cultura del almuerzo como señala Papi Robles, que debería hacer autocrítica y destacar que la falta de regulación previa hace que ahora se tenga que abordar medidas para controlar el turismo tanto en tema de cruceros como en el de apartamentos turísticos, para los que Compromís no sólo no reguló sino que relajó la normativa, como es el caso de los apartamentos en bajos que se autorizó en 2018 con Ribó como alcalde, ¿por qué no le pide explicaciones de esta medida?”.

Además añadieron que es el gobierno municipal del PP y de Vox “el que está tomando medidas y como ya anunció la alcaldesa, se va a regular el tema de megacruceros en la ciudad porque mientras otros han estado ocho años mirando hacia otro lado, el PP trabaja en soluciones y consenso”.

En este sentido, aseguraron que “es rotundamente falso que la EMT haya realizado servicios especiales relacionados con cruceros y lo que no se puede negar a cualquier persona es el acceso a la EMT en paradas ordinarias, que es lo que sucede a diario por parte de cruceristas, abonando el billete al acceder”.

Además, pidieron a Papi Robles “que no criminalice el turismo de cruceros, que está a un paso de alentar la turismofobia, algo que se debe evitar porque los señalamientos de sectores económicos pueden tener consecuencias graves”.

Carlos Navarro Castelló
Publicado en ElDiario.es

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