Vox se queda con Cibeles
Vox se ha subido al carro de Cibeles y a ver quién les saca de ahí antes de las elecciones generales. Del 14% no bajan en las buenas estimaciones electorales. La manifestación de ayer en Madrid fue un éxito de público. No pinchó como la manifestación independentista del jueves en Barcelona. Estamos en la semana de los traidores. El jueves el traidor era Oriol Junqueras . Ayer, Pedro Sánchez .
Vox no baja del 14% y exigirá formar parte del Gobierno si a finales de año Alberto Núñez Feijóo puede sumar los votos del Partido Popular con los de la extrema derecha. En caso contrario, el PSOE podría obtener la investidura con una mayoría parlamentaria similar a la actual, o más complicada, circunstancia que podría conducir al bloqueo y a la repetición de las elecciones, como ya ocurrió en el 2016.
Tras la manifestación, Vox está obligado a presentar la anunciada moción de censura
Vox ya tiene grupos de trabajo pensando en el Gobierno. En el reciente encuentro anual en Madrid de los embajadores de España en el mundo se comentó con curiosidad la existencia de un grupo de diplomáticos de carrera que estarían elaborando ideas para Iván Espinosa de los Monteros , deseoso de postularse como futuro ministro de Asuntos Exteriores.
Vox ganó ayer Cibeles. La manifestación fue suya por incomparecencia de los principales dirigentes del Partido Popular. Por la mañana temían aparecer fotografiados junto con Santiago Abascal y por la tarde temían aparecer desvinculados del júbilo de la derecha nacional. Ni contigo ni sin ti, este es el problema del Partido Popular con Vox.
En términos de dinámica de partidos es casi el mismo problema que tuvo el PSOE con Unidas Podemos hace cuatro años. En verano del 2019, Pedro Sánchez dijo que le quitaría el sueño tener ministros de Podemos y en invierno no le quedó otro remedio que pactar con Pablo Iglesias . Ha sido una coalición estable que ya lleva aprobados tres presupuestos generales del Estado. Los socialistas desean ahora repetir esa coalición y cuidan a Yolanda Díaz .
Núñez Feijóo pactará y gobernará con Vox si ese es el único camino para llegar a la Moncloa. Toda España lo sabe. El sueño del actual grupo dirigente de Génova es el de superar los 150 diputados y poder gobernar con el apoyo del Partido Nacionalista Vasco, Unión del Pueblo Navarro, Coalición Canaria y otros regionalistas, más el apoyo incierto e intermitente de los diputados que pudiese obtener el Espai CiU , nombre genérico que hoy podríamos asignar al proyecto de reagrupación del antiguo ámbito convergente, plan que en estos momentos depende del resultado de Xavier Trias en el Ayuntamiento de Barcelona y del calendario de la laberíntica política catalana a un año vista.
Hay algo de cuento de la lechera en ese cálculo. Para estar abierto a una concertación estratégica con el PP, el PNV necesita parar los pies a Bildu en las elecciones municipales de mayo y necesita también un cambio de lenguaje de la derecha española. Sabin Etxea exigiría una contorsión programática de Núñez Feijóo similar a la de José María Aznar en 1996. Euskera y catalán en la intimidad y algunas cosas más. Si eso no ocurre es difícil que el PNV se arriesgue a perder su tenaz primacía en el Parlamento Vasco.
El Partido Popular necesita disminuir el peso electoral de Vox y a la vez absorber la linfa de Vox. Ayer hubo trazas de bolsonarismo en Cibeles. Esa rabia contra la izquierda, con repetidos insultos al presidente del Gobierno, debe ir a parar al zurrón de los populares en el momento de las elecciones. ¿Cómo hacerlo? Esa es la misión de una serie de medios de comunicación residenciados en la capital de España y del cinturón de asteroides que orbita entre Vox y PP: una serie de plataformas, asociaciones y fundaciones subvencionadas por la Comunidad de Madrid en las que siempre están los mismos. A este cinturón de asteroides se ha sumado ahora lo que queda de Ciudadanos. La misión asignada a Inés Arrimadas es la de ayudar a taponar a Santiago Abascal.
Militantes de Vox repartían ayer unos folletos anónimos, con visibles faltas de ortografía, que acusaban al PP de connivencia con el enemigo. La pelea está en marcha y Abascal deberá presentar una segunda moción de censura contra Pedro Sánchez. Así lo anunció antes de Navidad y ahora no puede dar marcha atrás. La magnitud de la manifestación de ayer le obliga a dar el paso. Anunciaron que esa moción de censura estaría encabezada por un independiente con la misión exclusiva de convocar elecciones de manera inmediata. Esa figura solo puede salir del cinturón de asteroides, que se halla bajo el control de la nave nodriza de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso tiene su propia agenda en este combate. Si en mayo logra noquear a Vox y alcanza la mayoría absoluta en la Comunidad, podrá dictar severas condiciones a Feijóo. Es un juego complicado.
No hay muchos voluntarios para encabezar la segunda moción de censura. Quizá Rosa Díez … Abascal arriesga después de ganar Cibeles.
Enric Juliana
Publicado en La Vanguardia