Yann Javier Medina – «Anocheciendo»
Amo que se me haga de noche,
caminando solo, ligero, silencioso…
aún con el soliloquio en la mente
que se amansa,
pisando firme el polvo gris y soñoliento
antes que las estrellas se apoderen del ocaso.
Me encanta que se me haga de noche,
aquí o allá, igual tiene,
es el mismo polvo austero,
tutelando la misma luna
y el mismo sol convaleciente.
Adoro que se me haga de noche,
pues a estas horas las lechuzas
exhalan complicidad,
los temerarios caracoles
pretenden alcanzar suculentos ribazos,
un tímido cierzo comienza a reclamar
su rigor al otoño serrano
y juntos arman su orquestación sutil
de cuerda, percusión y viento.
Anhelo que se me haga de noche,
cuando camuflado bajo las invisibles sombras
de las travinas centenarias y algo más,
alcanzo la vieja aldea, ataviada ya
de sepulcral vestido de viernes.
Y no hay nada como llegar al hogar,
acogedor y solitario,
ajeno y muy mío, muy nuestro.
Y todo me es tan familiar
en mi exilio eternizado
que quisiera dejar que mi amada noche
me diera al fin ese beso de nieve
junto a cualquier sembrado, colina o recodo
para no levantarme ya más
y dormir por siempre como los ángeles.
Yann Javier Medina