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¡YO ACUSO!

En enero del 2012, tras las injusticias sociales generadas por la crisis económica, escribí un texto que publiqué en mi blog y difundí en los medios de comunicación. Hoy, siento lo mismo que entonces con respecto a la decisión del gobierno francés de cerrar el Instituto Francés de Valencia. Por ello, retomo mis propósitos de entonces adecuándolos a esta errónea decisión.

Sí, yo acuso, tomando como ejemplo el título de la carta que Emile Zola dirigió a Felix Faure, entonces presidente de Francia, que fue publicada en el periódico l’Aurore el 13 de enero de 1898. La carta de Emile Zola, que llevaba el título “J’accuse” se refería a la injusticia que el gobierno francés estaba aplicando al capitán Dreyfus, judío acusado de alta traición, que más tarde se demostró que no era culpable de lo que se le acusaba. Pablo Neruda utilizó muchos años después este mismo título, siendo senador, en el Congreso Nacional de Chile tras la aprobación de la que se denominó “Ley Maldita”.

Los que me conocen saben que estoy muy lejos de compararme con Zola o con Neruda, pero creo que la situación que vivimos justifica ampliamente, por lo menos para mí, que considere absolutamente necesario denunciar la injusticia que representa el cierre del Instituto francés de Valencia; por ello me permito afirmar: YO ACUSO.

Sí, yo acuso al gobierno francés, y a sus representantes en España, de haber tomado una decisión sin tener ni idea de lo que representa una institución centenaria en la Comunidad Valenciana, tercera región autonómica española en términos económicos.

Sí, yo acuso al señor Jean-Michel Casa, embajador de Francia en España, a la señora Anne Louyot, directora general de los institutos franceses en España, a la señora Marie-Cécile Le Louec, directora del Instituto francés de Valencia, a la señora Samantha Cazebonne, diputada que representa a los franceses residentes en España, y  al señor Stéphane Vojetta, suplente de la citada diputada y candidato a las elecciones de consejeros consulares, de haber practicado “la actitud de la avestruz” con su silencio, despreciando a todas y a todos los que se han dirigido a ellas y ellos para solicitarles una explicación, sabiendo que de los solicitantes forman parte medios de comunicación, autoridades públicas, universitarias e intelectuales que no entienden las razones del cierre del Instituto francés de Valencia, repito, institución centenaria que ha sido y es bandera de la cultura francesa.

Sí, yo acuso a los anteriormente citados de haber aceptado, y defendido, que el cierre del Instituto francés de Valencia se justifica por razones económicas, es decir de rentabilidad financiera. Los que defienden que la cultura francesa, financieramente hablando, debe ser rentable, no son dignos representantes de los valores esenciales que representa la cultura francesa.

Sí, yo acuso a los anteriormente citados por no tener en cuenta que la decisión que se ha tomado en tiempos de pandemia es simplemente inhumana. Poner en la calle a 25 personas, 25 familias, en tiempos de dificultades económicas y sociales, está muy lejos de los valores que representa la República Francesa.

Si, yo acuso a los anteriormente citados de velar únicamente por los intereses de “su estómago”, obedeciendo las ordenes de sus superiores para no perder sus privilegios, sus magníficos salarios, sin analizar mínimamente las consecuencias humanas y sociales de su actitud, ni los impactos negativos (culturales, sociales, y económicos) que va a tener su decisión en la Comunidad Valenciana, pero también en España.

Sí, yo acuso a los anteriormente citados, de ser los responsables, con esta decisión, que una gran parte de la ciudadanía valenciana y española puedan pensar que “Liberté, Égalité y Fraternité” no representan en realidad los valores esenciales de la República Francesa.

Paco Álvarez
Publicado en su blog

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