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Zarandajas

Dos no se pelean si uno no quiere, es un conocido aforismo que, generalmente, resulta bastante cierto… salvo excepciones. Si el agresor se comporta como tal, suele funcionar, pero si el agresor, además, se comporta como acosador, llega un momento en que el acosado revienta a la desesperada, y, suele suceder, que pilla al acosador descuidado. Ocurre, sencillamente, que el dicho acosador, confiado en su estatura y fuertes puños, de repente se encuentra con que el débil y desesperado acosado, le ha partido la cabeza con un hacha de cocina.

Sabemos que después de la II Guerra Mundial el mundo se dividió en dos bloques. En 1949 EEUU promovió la creación de la OTAN, según decían para defenderse del comunismo ruso. Seis años más tarde La URSS creó el Pacto de Varsovia para defenderse de la amenaza de la OTAN… y con esto empezó una escalada que nos hizo malvivir en perpetua tensión. Por suerte ambos bloques no se llegaron a enfrentar frontalmente, aunque sí lo hicieron en multitud de enfrentamientos subsidiarios, hasta que en 1991 la URSS y el Pacto de Varsovia se disolvieron.

Ahí descubrimos que la OTAN no tenía ese carácter defensivo que nos habían contado: a pesar de que los rusos se habían convertido al capitalismo y renunciado a una posible agresión a occidente, el llamado Pacto del Atlántico Norte no cesó de expandirse, especialmente hacia las fronteras de Rusia, fagocitando y anexionando países que habían sido miembros del Pacto de Varsovia. Así, desde la desaparición del Bloque Soviético, que solo llegó a tener ocho países miembros, hemos pasado a una OTAN con treinta países miembros, entre ellos y como capitán, EEUU, el país más rico y poderoso del mundo.

Hoy Rusia, no es que se sienta acosada, es que ESTÁ SIENDO acosada. Esto no va de buenos ni malos, no seamos ingenuos, sino de intereses geoestratégicos, y en estos momentos estamos viviendo el momento en que el débil, el acosado, ha cogido en su mano el hacha de cocina y la está blandiendo en Ucrania, pero no mirando hacia ese humilde país que la OTAN utiliza como cebo, sino mirando directamente a los ojos de su Gran Jefe, EEUU, lanzándole un claro mensaje: Mira lo que tengo en las manos. No me obligues a hacer lo que no nos conviene.

Y así están las cosas. Mientras nosotros los europeos, supeditados desde siempre al Gran Jefe, acojonados, no sabemos ya donde mirar, si al hacha del Putín o a los ojos de nuestro Gran Jefe intentando adivinar qué decisión tomará, porque de ellos, y solamente de ellos depende nuestro futuro. Lo demás… si tal pueblo fue masacrado, si esta guerra es injusta, si los derechos humanos dicen que tal o Pascual… para ellos, desde siempre, tales cosas no son más que zarandajas.

Miguel Álvarez

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