Antonio Chamorro un discreto científico comprometido con la República que termina exiliado en Francia
Un ejemplo más de una generación que supuso una fuerte eclosión de la cultura y la educación que terminó dejando a España forzadamente huérfana en manos de la barbarie y el sectarismo.
Una juventud dedicada al estudio y comprometida con el socialismo en Granada
Antonio Chamorro nació en 1903 en Huesas (Granada) en una familia numerosa con 10 hermanos, sus padres eran maestros rurales que posteriormente serían trasladados a Guadix. Antonio, siguiendo la tradición familiar, estudió magisterio desde 1918 y al ser un buen estudiante siguió posteriormente estudios de Medicina desde 1922, terminando su carrera en 1927, y resulta dirigido profesionalmente hacia la investigación por uno de sus profesores, el catedrático de Obstetricia Alejandro Otero Fernández. En 1929 le nombraron encargado del laboratorio de anatomía patológica y en septiembre de 1932 fue contratado por la Universidad como profesor Ayudante, teniendo además que actuar como tocólogo del Seguro de Maternidad de la Mujer Trabajadora (1932-36).
Inició sus estudios en la investigación clínica realizando biopsias anatomopatológicas en mujeres, basando en ellas su tesis doctoral en 1935 en la Universidad de Madrid con la máxima calificación, sus aportaciones y técnicas fueron además publicadas en ese año en la Revista Española de Obstetricia y Ginecología: “La trasplantación autoplástica del ovario a la cámara anterior del ojo en la coneja”. Posteriormente continuó con sus investigaciones, que fueron muy reconocidas, siendo algunas publicadas en Alemania, lo que le abrió el camino para ser becado por la JAE para ampliar sus estudios en Berlín en 1935, trabajando en el Laboratorio de Frauenklinikde La Charité dirigida por Ernest Bumm iniciador de la moderna obstetricia y maestro de los tocólogos europeos.
Respecto a su compromiso político, también íntimamente ligado a su profesor Alejandro Otero, que sería elegido diputado en 1931 (con dos actas dobles Granada-provincia y La Coruña de donde era originario, dimitiendo de la de Granada). Antonio Chamorro sería elegido presidente de las Juventudes Socialistas y vicepresidente de la UGT de Granada. La claridad y elocuencia de su discurso se hicieron notar especialmente con motivo de los actos celebrados en conmemoración del sexto aniversario de la muerte de Pablo Iglesias, aunque a pesar de ello, su nombre no fue incluido al final en la lista que se presentó en 1933 al no superar la elección interna, siendo elegidos al Congreso por Granada Fernando de los Ríos, María Lejárraga y Ramón Lamoneda.
Labores diplomáticas de confianza a favor de la República en guerra
Tras la insurrección militar en España en Julio de 1936, las pensiones de investigación se interrumpen, por lo que debería regresar a España, pero Chamorro decide no volver, y retoma la actividad política que había iniciado a principios de los treinta en Granada, al ser reclamado por el que había sido entonces su mentor, el catedrático de Obstetricia Alejandro Otero Fernández (antiguo diputado por el PSOE en el primer bienio, identificado con el sector moderado de Prieto), en ese momento responsable destacado del Servicio de Adquisiciones Especiales (realmente compra de armas para la República), por lo que en octubre de 1936 resulta nombrado secretario de segunda clase interino de la Embajada de España en Berlín y, un mes más tarde, segundo secretario y encargado de negocios de la Embajada en Francia; siendo responsable de la valija diplomática, por lo que tuvo que viajar por toda Europa. En ese periodo el embajador en París era Ángel Ossorio y Gallardo y la segunda secretaría de la embajada en París era desempeñada por Victoria Kent como persona de especial confianza de la República.
Refugiado en la investigación para huir de la represión del largo brazo del fascismo
El devenir de la guerra y su situación personal en continuo peligro por sus responsabilidades en la embajada hizo que en octubre de 1938 volviera a la investigación, formando parte de la élite científica del Institut du Radium de París. La invasión alemana de Francia le hizo temer por su vida como estaba sucediendo con otros exiliados españoles, sobre todo de aquellos que por su prestigio eran considerados como enemigos de los regímenes nazis o sus aliados como el franquista. En enero de 1940 se inscribe en el SERE en el ánimo de emigrar de Francia, y en febrero su profesor y amigo Alejandro Otero se dirigió con tal motivo al dirigente socialista Francisco Cruz Salido como responsable republicano de la emigración, buscando una salida con destino a México para ambos, pero Cruz Salido y Julián Zugazagoitia serían pronto capturados por la Gestapo y entregados a la policía española el 31 de julio del mismo año, siendo posteriormente ejecutados el 9 de noviembre de 1940 en el cementerio de La Almudena de Madrid.
Como no consigue escapar al final a México se refugia en el Hospital Curie, intenta también incorporarse a algún centro de investigación en Londres con el apoyo de Maud Denner, que pertenece a la Comisión Nacional de Ayuda a España, pero le resulta negado el visado por el gobierno británico. Antonio Chamorro, tuvo que ser al final ayudado por la Resistencia Francesa para poder permanecer en Paris durante toda la ocupación, dada su significada militancia política en el PSOE y en la UGT y, sobre todo, por su estrecha relación con el diputado Alejandro Otero, lo que era motivo suficiente para esperar represalias.
Su labor como científico fue desarrollada durante más de 30 años en el Institut du Radium de París, del laboratorio Pasteur, siendo muy reconocida en Francia e ignorada en España como la de tantos otros exiliados. Resultó buscado y perseguido por la Gestapo y por agentes fascistas españoles, pero se salvó gracias a que el Instituto Pasteur le contrató durante 35 años, resultando al final reconocido como investigador de primer orden mundial en su especialidad de estudios sobre las hormonas, el cáncer y la fertilidad femenina. Entre 1940 y 1945 fue becado por la Fundación Rockefeller, cobrando como un alumno en prácticas. A mediados de los cuarenta consigue consolidar su posición en el Instituto Pasteur.
En 1945 forma parte del grupo de investigadores del Centre Nationale pour la Recherche Scientifique (CNRS) sección de patología experimental. Investigará además en el laboratorio de Morfología Experimental y Endocrinología del Colegio de Francia dirigido por Robert Courrier y en los años cincuenta en el laboratorio de Fisiología General de la Universidad de la Sorbona dirigido por Henrie Laugier Protee. Pasa de investigador de tercera a ser de segunda y en 1954 Maitre de Conferences y en 1956 Maitre de Recherche de 1ª clase. Dirige en su última fase profesional el Laboratorio de Hormonología (uno de los ocho con los que consta el Instituto). Se jubiló en 1971, como jefe de Investigación vinculado al Centro Nacional para la Investigación Científica Francés.
Oculto durante años dedicó sus largas noches a la investigación de las hormonas, centrándose en la patogenia del cáncer de mama, haciendo estudios innovadores y referentes para la época. Recibió por ello, entre otros, el premio Monthuse-Méniére por la Academia Nacional de Medicina de Francia en 1952 y en 1964 recibió la Medalla Lacassagne, etc. Su fructífera labor le llevó a publicar un centenar de trabajos experimentales sobre virología, endocrinología y oncología, bajo el patrocinio CNRS, el Colegio de Francia y el Laboratorio de Fisiología General de La Sorbona.
Tras su jubilación regresó a España a sus recuerdos y con el olvido de sus compatriotas
Su último deseo lo consiguió ya en democracia que era poder volver a Granada como Federico. El miedo a las represalias le hizo postergar su vuelta hasta 1980. Cuando por fin lo consiguió, lo primero que hizo fue visitar las tapias del cementerio donde habían ejecutado a muchos de sus colegas y amigos. Allí quiso también que se esparcieran sus cenizas cuando muriera. El deseo de ser enterrado aquí sería una manera de solidarizarse en la muerte con sus compañeros fusilados durante la Guerra. Fue siempre una persona consecuente con sus principios, por lo que no se nacionalizó francés, como si hicieron otros compatriotas lo que le hubiera ayudado a ascender en su trabajo, prefirió continuar con su condición de refugiado hasta que terminó la dictadura de Franco.
Murió en Bañolas (Gerona) el 7 de marzo de 2003 con 100 años, legando sus bienes a la Facultad de Medicina de Granada: un apartamento en París, una amplia biblioteca e importante documentación sobre sus estudios científicos. En su testamento ológrafo escribió: “deseo que en la Facultad de Medicina de Granada mi nombre quede asociado al de mi maestro el profesor Alejandro Otero”.
Como en tantas otras ocasiones su reconocimiento en España se produjo tras su muerte
El pasado 4 de abril de 2021 TVE ha emitido un interesante documental dirigido y realizado por Jorge Rodríguez Puche en el programa Imprescindibles de la 2 titulado “La ciencia olvidada, días de silencio y rosas” basado en una novedosa tesis de una profesora de la Universidad de Granada que ha permitido descubrir a un discreto y brillante investigador español: Antonio Chamorro Daza (1903-2003). El documental ha contado con la ayuda del Vicerrectorado de estudiantes, la Asociación de Antiguos Alumnos de la Facultad de Medicina de Granada, la Sociedad Española de Contracepción y el Ayuntamiento de Huesa (Jaén), la ciudad natal del protagonista.
Actualmente tiene dedicado un destacado reconocimiento en la Facultad de Medicina en Granada. En definitiva, se cumple otra vez esa máxima tan española que indica que bien enterramos a nuestros personajes más destacados, después eso sí, de que los hayamos mantenido en vida en la ignorancia colectiva.
Alfredo Liébana Collado