Esther Tusquets – “Confesiones de una editora poco mentirosa”
“Confesiones de una editora poco mentirosa”
Autora: Esther Tusquets
Editorial: Lumen. Año: 2005
Esther Tusquets Guillén fue una editora, escritora y ensayista española nacida en Barcelona en 1936. Falleció por una pulmonía en la ciudad Condal en 2012. Fue conocida durante muchos años por su labor como editora de Lumen, una marca de extraordinario valor literario. Estudió en el colegio alemán después de la guerra y después Filosofía y Letras en la especialidad de Historia en la Universidad de Barcelona y en la de Madrid. De familia franquista, procedente de la alta burguesía barcelonesa, supo evolucionar en el tiempo hacia posiciones progresistas
En uno de sus libros, Habíamos ganado la guerra evoca esa evolución. Ese proceso evolutivo se inicia cuando su padre compra en 1959 una editorial que pertenecía a su hermano, el monseñor Tusquets. Esta editorial se dedicaba en Burgos a la edición de libros religiosos e incluso de panfletos antiantisemitas y antimasónicos. Eran los tiempos de 1936, y el dueño de entonces de Tusquets era conocido por sus simpatías y delaciones a favor de Franco. El traslado al final de la guerra, imprimió a la empresa un nuevo aire y fundó Lumen. Mientras su padre se dedicaba a la administración y su hermano Oscar al diseño, ella tuvo que iniciar la búsqueda de nuevos títulos a publicar con poco más de 20 años. Esther Tusquets introdujo, poco a poco, la edición complementaria de otros contenidos y de otra línea editorial Era un momento en que la edición en materia literaria estaba en manos de Destino y Seix & Barral, y sobre todo, del admirado Carlos Barral.
Arrancó la edición con materiales infantiles que reconocían roles diferentes a los anteriores para la infancia y fue ganando envergadura con obras de esa temática, gracias a las firmas de Ana María Matute y Gloría Fuertes entre otras. Comenzó después a introducir autores españoles como Cela o Delibes, e incrementó la oferta con la traducción de obras de autores extranjeros poco conocidos en España, como Hanna Arendt, Iris Murdoch, Céline, Kafka, Beckett, Joyce o Virginia Woolf. Eran años de censura y no era fácil sortear las prohibiciones. No hubiera alcanzado fácilmente el éxito sino se hubiera lanzado junto con Quino, a la edición de Mafalda, y de la obra de Umberto Eco, El nombre de la rosa, que alcanzaron notable éxito editorial, esta última al rechazar publicarla Seix Barral.
En la transición política, Lumen se convirtió junto con Anagrama, Seix&Barral y Tusquets, en las editoriales de referencia de ese fenómeno político que se dio en el ámbito cultural. Tusquets fue refundada por su hermano, Oscar Tusquets y Beatriz de Moura. Posteriormente Lumen poco a poco alcanzó su máximo esplendor en la labor editorial. La autora no era una editora vocacional como Jorge Herralde o Mario Muchnik, por lo que su adaptación necesitó un tiempo. En esa época aún tiene dos hijos con Esteban, su pareja.
En 1978, inicia su vida como escritora publicando una obra que se convirtió en trilogía El mar de todos los veranos y concluye con Correspondencia privada. Luego vinieron obras de ficción o de tono biográfico que recogen alusiones a su familia y abundan en su labor como editora. Se recogen importantes referencias de los escritores con los que hizo amistad, los hermanos Moix, P.Gimferrer C.Barral, G.Biedma, Castellet, J.Benet y Neruda.
La tarea autobiográfica queda acuñada en algunos de los detalles de la infancia y juventud en un entrañable libro de memorias escrito a cuatro manos junto con su hermano Oscar. (Tiempos que fueron). La obra es un relato en forma de interviú, compartido por ambos, en que evocan sus rivalidades y coincidencias, sus apetencias y vocaciones en el pasado, destacando la disparidad de proyectos de ambos dentro de su aprecio y fraternidad. Oscar a diferencia de Esther, estudió arquitectura, y luego compartió la labor de editor con su primera pareja, Beatriz de Moura.
Después de los primeros éxitos introduce dos líneas de trabajo, acometió la publicación de una serie de autores bajo el nombre de Palabra en el Tiempo, trabajo encargado a Xavier Roca y otra de El Bardo sobre poesía, encargo que le hizo a Juan Batlló. Con todo ello el sello Lumen adquirió un vuelo de nivel internacional.
Esther Tusquets supo rodearse de una pléyade de colaboradores de alto nivel como Ferrater Mora, José María Valverde, Gil de Biedma o Ana María Moix, pero su vida en muchos casos no estuvo exclusivamente inmersa en ese mundo, tuvo tiempo para perderse por las aguas de la Costa Brava entre Cadaqués y Cap de Creus y asistir a cocteles y fiestas en las que se prodigaba habitualmente. Era una mujer iconoclasta, sincera hasta el límite, pero también epicúrea.
La idea de contar su vida profesional como editora surgió en una tertulia con su hija y unos amigos. Su hija se precipitó a proponer el nombre al título al que ella añadió una pequeña editora (Luego se suprimió) y una referencia a su sinceridad. Reconoce que tuvo a gala ser una editora que siguió siempre cualquier proyecto desde que fue una idea hasta que el ejemplar editado estaba en sus manos. Siempre que pudo siguió el guion de elegir textos y autores. Evoca en la narración sus primeros pasos en el trabajo de editora. Su padre además de medico tenía que atender una agencia de seguros y su madre, reconoce la autora, estaba totalmente desaprovechada, cosa frecuente entonces, dado el ambiente poco propicio al desarrollo y opciones para las mujeres. Son curiosos los detalles de cómo una editorial piadosa y saneada empeñada en publicar temas religiosos en un medio franquista, con un fuerte compromiso nacionalcatólico, se transformó poco a poco en una editorial con otra orientación y con el marchamo de alcanzar a lo largo de los años el nivel de una editorial puntera, e incluso valorada internacionalmente.
En ese primer tiempo, las comidas se transformaron en sesiones de trabajo, los viajes eran para asegurarse la salida al proyecto. Visitaron la feria de Frankfurt que era la meca del libro en Europa. Allí encontraron los primeros libros para trasladar al panorama español a través de las necesarias traducciones. Fue el olfato compartido entre Oscar y Esther Tusquets el arranque de ese primer esbozo lo que comenzó a allanar el camino.
Esther Tusquets se extiende también en la narración con los primeros pasos en la firma de los primeros contratos. Fue el caso de Ana María Matute, con la que publicaron al inicio su obra El saltamontes verde. Tras una tarde de largos parloteos entre el marido de la escritora y su madre que participaba en la empresa como directiva, mientras ella y la autora, en un mutismo solemne esperaban a cerrar el trato. Luego, andando el tiempo, ambas consolidaron su amistad y rieron lo suyo recordando la anécdota.
Luego surgió la serie Palabras e imágenes con Delibes y Camilo José Cela. Con este editó Izas, rabizas y colipoterras, un descarnado texto de Cela sobre imágenes del barrio chino de Barcelona. Solo la amistad de Fraga con Cela salvó aquel libro de la censura. Fue un best seller. Luego vino Toreo de Salón. Al final llegó la ruptura con Cela, que se fue a la editorial Anagrama dejando pendiente su contrato con Tusquets. Ella lo dejó pasar. No quería editar con nadie que no deseara hacerlo con ella. Luego llegó Delibes con La caza de la perdiz roja e Ignacio Aldecoa y sus libros de cuentos. Dos grandes amigos. Más tarde la colaboración con Vargas Llosa y algunas obras.
Mención aparte es el apartado dedicado a la censura, la previa a 1966 de la Ley Fraga, o la posteriori, que fomentó la autocensura, y la destrucción de la edición. Las anécdotas y sus amistades son para un manual. Otro capítulo fueron las traducciones y la lucha por su calidad literaria. En 1996 vende la mayoría de sus derechos en Lumen a través de la mediación de Mondadori, aunque siguió editando bajo el sello RqueR junto con su hija Milena.
Su labor editorial fue una forma de elegir compañía. Era una mujer cultivada que supo rodearse de excelentes colaboradores y amigos, que amaba la vida, conoció el éxito y distrutó de todo ello, e hizo una labor impagable de fomento de la promoción cultural en los amargos años de censura y después en la democracia.
Pedro Liébana Collado