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Jorge Martínez Reverte e Isabel Martínez Reverte y “La matanza de Atocha”

Libro: “La matanza de Atocha”. 24 de Enero de 1977.

Autor: Jorge Martínez Reverte e Isabel Martínez Reverte

Editorial: La esfera de los libros

Año 2016

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Es una novela convertida en crónica política. Ya había quedado recogido el suceso en la película de Juan Antonio Bardem “7 días de Enero”.

Cinco muertos y varios heridos fue el terrible balance de un atentado terrorista contra un despacho de abogados laboralistas de CCOO cometido en la calle Atocha de Madrid por un comando de extrema derecha el 24 de Enero de 1977. Fueron 5 víctimas mortales y 4 heridos graves. De entre los fallecidos hubo que contabilizar 3 abogados laboralistas, un joven estudiante de derecho y un administrativo del despacho.

El objetivo era impedir la llegada de la democracia a España. En esas fechas dos secuestros de altas personalidades del Estado contribuyeron, simultáneamente, a poner las cosas en situación muy crítica, lo suficiente como para favorecer un golpe de Estado. Era el final de una agonizante dictadura fruto de la desaparición física del Dictador.

Cuarenta años después una escultura en bronce del pintor Juan Genovés titulada “El Abrazo” queda como mudo recuerdo de ese crimen en la plaza de Antón Martín.

Ese barrio castizo de Cervantes y Lope fue mudo testigo de lo acaecido. El homenaje a los abogados muertos se mantiene cada año a unos pasos de la escultura. Este libro es otro recuerdo más de esos momentos, en el se recrean las circunstancias, se señalan los autores, los motivos aducidos y el escenario de un Madrid conmovido. Son unos días grises, a un paso de las primeras elecciones democráticas que acabarían por celebrarse ese mismo año.

En estos días de Enero de 2021, ha quedado en libertad uno de los asesinos, Carlos García Juliá, en una situación jurídica más que dudosa al quedar exonerado de cumplir el resto de la condena de más de diez del montante total. Este sujeto de convicciones falangistas y profundamente religiosas, era seguidor de Blas Piñar, líder en España de ultraderecha, del que, prácticamente, ejercía de guardaespaldas.

Se hace preciso recordar estos sucesos y el trato de favor que han tenido los acusados del crimen.

No ha sido el único acusado puesto en libertad antes de cumplir la totalidad de la sentencia, otro de los asesinos, Fernando Lerdo de Tejada, un joven de buena familia quedó en libertad provisional con un permiso penitenciario al principio de la condena. El juez de la causa le otorgó con el permiso la ocasión de fugarse de España. El Sr Gómez Chaparro, fue en otro tiempo juez del Tribunal de Orden Publico, tribunal especial para la represión franquista.

El tercero, José Fernández Cerrá quedó en libertad provisional en 1992, habiendo pasado unos años de condena, desapareció una vez puesto en libertad y se perdió su rastro a partir de ese momento.

No han podido los abogados de la acusación particular hacer nada para impedir estas decisiones, aunque se hicieron gestiones para enmendarlas.

El relato recoge las circunstancias en que se produce el asalto al despacho. Como trasfondo, un convenio del transporte en disputa, en el que Joaquín Navarro, dirigente sindical de CCOO, representaba a la parte social de los trabajadores. Era el líder que buscaba el grupo de asesinos, no es encontrado en el despacho a las 10.30 de la noche, y los pistoleros, una vez en él, efectuaron el atentado disparando contra los presentes.

Las pruebas del juicio se dirigieron hacía Francisco Albadalejo, el dirigente del sindicato vertical del transporte, cerebro de la operación, con quien Joaquín Navarro tenía en ocasiones que verse en la negociación del convenio. Las ásperas relaciones entre ambos, ese desafío sindical vinculado al dominio del sindicato vertical, desde unas CCOO clandestinas del transporte y la animadversión mutua, fueron suficiente para terminar el trágico desenlace.

No pudo acreditarse en el juicio que el objetivo completo que era de mayor calado. Los que lo perpetraron soñaban con abortar la incipiente democracia. No pudieron impedirlo porque el 15 de junio de 1977, se celebraron las primeras elecciones democráticas.

La propia instrucción trató de acotar lo más posible en los testigos y en el procedimiento todo lo acaecido. Se recortaron pruebas, se impidieron las declaraciones de ciertos testigos y se adulteraron otros. A pesar de ello, las sentencias fueron cuantiosas en cuanto a años de prisión para los ejecutores, el inspirador principal y los cómplices más significativos. Pero no se pudo ampliar el foco para investigar una conspiración de mayor amplitud que todos los protagonistas conocían.

Por otro lado, la muerte de estas personas supuso una manifestación de duelo de Madrid y de toda España, que constituyó el paso previo para que el Partido Comunista de España (PCE), alcanzara definitivamente su reconocimiento y legalización, extremo que tuvo lugar en Abril de ese mismo año.

El acompañamiento de las víctimas desde el Colegio de Abogados, sede que acogió a sus cuerpos, con el consentimiento y colaboración de su Presidente, Antonio Pedrol Rius, hasta su lugar de enterramiento, fue una manifestación de duelo impresionante.

El propio servicio de orden del PCE se ocupó de todo el proceso y el gobierno de Adolfo Suarez respetó el sistema establecido quedando la policía en un segundo escalón para garantizar el orden público. Todo transcurrió con un dramático silencio y un comportamiento admirable tanto de las autoridades como de los manifestantes.

Los autores de este relato son fieles al expediente judicial y lo acreditan con el valioso testimonio de algunos testigos, que han ayudado a completar los datos más significativos de esos acontecimientos.

El libro recoge lo sustancial de los sucesos para que las futuras generaciones entiendan el costo que supuso para la sociedad española el paso de la dictadura a la democracia.

 Pedro Liébana Collado

 

 

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