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La omertá

La Mafia italiana le puso ese nombre de éxito a algo que es tan viejo como el mundo: si cantas, te mato. En todos los sistemas mafiosos, desde la Santa Mafia Vaticana hasta en la yakuza japonesa, la omertá es uno de sus mandamientos imprescindibles. Significa que un testigo o persona incriminada en un juicio está obligada a permanecer en silencio o mentir protegiendo a otros culpables por miedo a graves represalias.

Si preferimos vivir haciendo como que ignoramos que esto existe, estamos en nuestro derecho, nadie nos lo va a impedir, es más, puede que nos aplaudan por ello. Eso mismo explica por qué todo lo que rodea al caso Gurtel esté resultando tan “protocolario” y tan “versallesco”, por decirlo de una manera suave.

¿Te has preguntado qué hubiese pasado si el implicado en un caso flagrante de financiación ilegal en vez de llamarse Pepé se hubiese llamase Bildu o Podemos? Fíjate bien que no pregunto por lo que ocurriría, porque eso es algo que de sobra todos sabemos, sino por lo que YA haría tiempo que hubiese ocurrido, porque ese tema sería cosa de un pasado medianamente lejano.

¿Conoces el axioma de que si la Justicia es lenta no es Justicia?

No voy a hablar ahora de la Gurtel, entre otras cosas porque ya sabemos del caso mucho más de lo necesario para un ciudadano de a pie: ya tenemos una opinión bastante completa de la gran estafa perpetrada contra el país, sus arcas y la democracia, de unos señores que pasean la bandera de España hasta en sus mascarillas. Cuando afirmo que “ya sabemos” me estoy refiriendo a TODOS los españoles, aunque aún queden algunos que tengan la poca vergüenza de negar lo evidente. Pero, como digo, aquí no pretendo hablar de la Gurtel, ni de la Kitchen, ni del caso Brugal… sino de la omertá.

Esa ley, no escrita en ninguna parte, se ha impuesto desde cuando empezaron a estallar todos los variados y múltiples escándalos del PP. Por ejemplo: desde noviembre del 2007, acerca del caso Gurtel la prensa en general ha sido especialmente comedida y aséptica, manteniendo el tema como si se tratase de una cuestión opinable. No valen las excusas de que la prensa no debe ser la que juzge, que debe ser imparcial, que debe respetar especialmente la presunción de inocencia… ¡tararí que te vi! ¡En todas las falsas denuncias y acusaciones inventadas contra Pablo Iglesias la presunción de inocencia en la prensa ha brillado por su ausencia!

Periodistas como Pedro J. Ramírez invitados a declarar sobre el caso, utilizan su tiempo en explicarle a los magistrados que ese PP de la Gurtel no tiene nada que ver con el PP de Pablo Casado, que ese joven nació ayer, apareciendo en Génova como el nuevo Mesias, a través de los cristales, sin romperlos ni mancharlos.

Por lo visto, en Génova, los dirigentes se levantaban todas las mañanas, iban a la Caja B, cogían en metálico para sus gastos “normales”: congresos, reformas de la sede, algo de calderilla para gastar en campañas electorales, algunos privilegiados un sobre a su nombre provistos de esos billetes de quinientos y doscientos euros que, según los entendidos, cuentan que existen, y, todo ello, extraídos de unos maletines que nadie sabía de dónde venían ni por qué. Algo así como el maná bíblico. Pero claro, Casado… ¿Cómo iba a saberlo?.

Sospecho que la omertá ha estado y está muy presente en la Abogacía del Estado, en el Consejo General del Poder Judicial, ese del que dependen los nombramientos de los jueces que han de ver casos como la Gurtel, Kitchen, etc, esos mismos jueces que no dimiten de sus caducados cargos. Sería curioso que no lo hiciesen hasta que se hayan resuelto dichos casos, ¿verdad? Porque, me temo, que la cosa se irá demorando hasta que la mayoría de las causas abiertas contra el PP hayan prescrito ¡Qué mala suerte tenemos!

La omertá está totalmente presente, no solo cuando testifican los acusados sino también cuando lo hacen los no encausados: por ejemplo: Aznar. El pobre hombre no solo no sabe nada de lo que pasaba, ni de esa Caja B que algún alma perdida montó a sus espaldas cuando él mandaba, sino que, además, como buen cristiano que es, no muestra ningún enfado ni rencor hacia los corruptos que han arruinado su preciado PP (Presunto Prestigio)

Miguel Álvarez

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