BLOG | Artículos de Opinión

El negocio del genocidio: no hay límite para el capitalismo si se trata de ganar dinero

Screenshot

Estoy seguro de que muchas de las personas que leen mis artículos tuvieron noticia del último informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese, publicado en junio pasado.

Sin embargo, quiero reincorporarme a la actividad tras el paréntesis veraniego haciéndome eco de él por tres razones importantes. En primer lugar, porque hay que seguir denunciando y combatiendo lo que yo creo que es un auténtico crimen contra la humanidad, cometido por Israel en la piel del pueblo palestino y con la complicidad de los grandes poderes que dominan el mundo. En segundo lugar, porque este informe señala y demuestra algo muy importante que hay que divulgar: el genocidio que lleva a cabo Israel no es sólo un crimen en sí mismo, por lo que tiene de violencia terrorista y de crueldad inhumana, sino también un negocio de sangre para un gran número de grandes empresas. Finalmente, y no es lo menos importante, me hago eco del informe como un modesto homenaje a su autora, una persona honrada y valiente que está siendo perseguida, amenazada y vejada, sin que demuestren que sus juicios son erróneos, por los gobiernos criminales de Estados Unidos e Israel, para los que el dinero y el poder están por encima de la verdad, la vergüenza y la paz.

El Informe parte de una evidencia: el colonialismo y el genocidio “han sido históricamente impulsados y facilitados por el sector empresarial” para desposeer a los pueblos, y eso mismo es lo que ha ocurrido con la estrategia de Israel para colonizar los territorios palestinos.

En concreto, muestra que grandes corporaciones multinacionales fabricantes de armas, tecnológicas, constructoras, de industrias extractivas y servicios, bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, e incluso universidades y organizaciones benéficas permiten «la negación de la autodeterminación y la ocupación, la anexión y los crímenes de apartheid y genocidio, así como una larga lista de crímenes conexos y violaciones de derechos humanos, desde la discriminación, la destrucción indiscriminada, el desplazamiento forzado y el saqueo hasta las ejecuciones extrajudiciales y la hambruna».

El informe señala que han hecho y hacen negocio con la ocupación y el genocidio de diversos modos. Entre otros, proporcionado armas y maquinaria para destruir viviendas, escuelas, hospitales, mercados…, comprado tierras con el fin de desposeer y desplazar a la población palestina, suministrado equipos de vigilancia para segregar y controlar comunidades, asfixiado la economía palestina convirtiéndola en un mercado cautivo, explotando su mano de obra y recursos y canalizado fondos hacia la ocupación ilegal, o suministrando los servicios de información, datos e inteligencia o financieros que permiten que Israel lleve a cabo la ocupación y el genocidio.

También se benefician de la ocupación y dan soporte al genocidio otras organizaciones civiles y religiosas de diversos países e incluso universidades y grandes centros de investigación, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en cuyos laboratorios se realizan investigaciones sobre armas y vigilancia financiadas por el Ministerio de Defensa israelí.

En realidad, nada de esto se sabe por primera vez. Ya en 2020 Naciones Unidas había presentado una base de datos con 112 empresas que se beneficiaban  de la actividad ilegal de Israel en Cisjordania. El portal whoprofits.org proporciona, además del listado de esas empresas, informes sobre su área específica de actividad. Y en dontbuyintooccupation.org se señalan las entidades financieras que hacen negocio con la ocupación, entre ellas, las españolas Banco de Santander, BBVA, Caixa y Banco de Sabadell.

El informe tiene el valor, sin embargo, de denunciar todo eso en el momento más difícil con fundamento, valentía y con toda claridad: el genocidio perpetrado por Israel continúa -dice Francesca Albanese- «porque es lucrativo para muchos».

Su informe concluye diciendo textualmente: «Los inversores y las instituciones públicas y privadas se lucran a mansalva (…) Las empresas armamentísticas han obtenido beneficios casi récord equipando a Israel con armamento de última generación que ha devastado a una población civil prácticamente indefensa (…) La maquinaria de los gigantes mundiales de equipos de construcción ha contribuido decisivamente a arrasar Gaza, impidiendo el retorno y la reconstitución de la vida palestina. Los conglomerados mineros y de energía extractiva, si bien proporcionan fuentes de energía civil, han alimentado las infraestructuras militares y energéticas de Israel, ambas utilizadas para crear condiciones de vida calculadas para destruir al pueblo palestino (…) La agroindustria aún sustenta la expansión de los asentamientos. Las mayores plataformas de turismo en línea siguen normalizando la ilegalidad de las colonias israelíes. Los supermercados globales siguen ofreciendo productos de los asentamientos israelíes. Y las universidades de todo el mundo, bajo el pretexto de la neutralidad en la investigación, siguen beneficiándose de una economía que ahora opera en modo genocida».

El ansia voraz y enfermiza del beneficio, la avaricia sin límites que mueve al capitalismo de nuestros días y el poder gigantesco que están acumulando las grandes industrias armamentísticas, tecnológicas y financieras han creado, como dijo el Tribunal Penal Internacional y recuerda el informe de Francesca Albanese, una «empresa criminal conjunta» que conforma una «economía global que impulsa, alimenta y facilita este genocidio». El capitalismo de nuestros días, las grandes empresas que lo gobiernan, sus directivos y los políticos que las defienden y apoyan, están manchados de sangre inocente de docenas de miles de seres humanos.

No es nada fácil hacerse oír y combatir todo esto, pero no podemos callarnos ante los crímenes consentidos ni ante la infamia de los gobiernos, empresas y líderes políticos y sociales que por acción u omisión están permitiendo un nuevo y vergonzoso holocausto en Palestina.

PD.

Con ese ánimo de no guardar silencio, un grupo de personas de diferentes sensibilidades políticas e ideologías enviamos hace unos días una carta a la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reclamándole que actúe y no sea cómplice ni por acción ni por omisión del genocidio. Ya se han sumado más de 800 1.200 firmas. Te animo a hacerlo (para ello escribe a fcasero@fundacionsavia.org) o, incluso mejor, a que tomes la misma iniciativa y envíes otra carta parecida con personas de tu alrededor. La que hemos enviado puedes leerla pinchando aquí.

Juan Torres
Publicado en su blog «Ganas de escribir»

  1. Zoilo Angulo Says:

    ISRAEL ES UN PUEBLO MALDITO
    Sus días están contados. Tanta infamia, mentiras, bulos y maldad humana, solo es posible en esa raza maldecida por Jesucristo. Hitler ha quedado pequeño ante tanta barbarie. Matar de hambre a más de 380.000 palestinos menores de 5 años, es de gente psicópata.
    Los medios controlados por los judío-sionistas y sionistas criminales, incluyendo muchos de España, nos han mentido sobre el número de palestinos masacrados. Nos engañaban con la cifra de 65.000 palestinos hasta el 22 de septiembre de 2025. Según la relatora de la ONU, el Estado terrorista y genocida de Israel ha asesinado 680.000 palestinos. De ellos, 380.00 son bebés y niños menores de 5 años. Los bulos y mentiras del ente criminal nazi-sionista no tiene nada que envidiarle a las huestes criminales de Hitler. Occidente, Estados Unidos y sus lacayos de la Unión Europea siguen siendo cómplices en la mayor barbarie del siglo XXI. Tarde o temprano, caerán. Es cuestión de tiempo. Cabe mencionar que, tras ese genocidio están los verdaderos autores intelectuales: Rostchild, Rockefeller, Lazard, Mosén Israel Seif, Golmand Sacks, JP Morgan, Bill Gates (Microsoft), Elon Musk (X y Tesla), Joe Bezos (Amazon), Warren Buffet (Wall Street), Mark Zuckerberg (Google) y BLACKROCK, entre otros. Son los mismos que hoy asesinan y matan de hambre a bebés y niños palestinos. Son basura y excremento de la humanidad. Mientras esa gentuza exista, jamás habrá paz en la Tierra. Estamos en la fase terminal del capitalismo, fascismo, nazismo y sionismo.

¿Quieres dejarnos algún comentario?

Tu email no será publicado, únicamente tu nombre y comentario.