Siete minutos que llegan tarde
Sobran los discursos dirigidos a una población a la que imagina tan pueril como para intentar esconderle la realidad Duraron más las caceroladas que el discurso del rey. Era fácil, sólo duró siete minutos, sólo necesitó siete minutos para darnos ánimo durante nuestro confinamiento, y para reclamarnos unidad. Poco más, siete minutos, que llegaron tarde, cuando los españoles llevamos […]