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El cambio climático afecta más a las mujeres que a los hombres

El 80% de las personas desplazadas por sequías, huracanes, inundaciones o incendios son mujeres. Tras estos eventos, las cifras de violencia de género se multiplican.

El año pasado, una asociación de jubiladas suizas llevó ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo una demanda contra el Gobierno de su país. Le acusan de no hacer lo suficiente para defenderlas del cambio climático, que está poniendo en riesgo su salud y sus vidas. La plataforma KlimaSeniorinnen, que así se llama, reúne hoy a más de 2.000 socias mayores de 65 años. Se creó en agosto de 2016 cuando, tras una intensa ola de calor en su país, comprobaron en sus propias carnes que tener peores sueldos y peores pensiones dificulta poseer casas acondicionadas para enfrentarse a la subida de las temperaturas.

«Es un hecho científico y probado por varios estudios que las mujeres se ven afectadas en mayor proporción que los hombres por las consecuencias del cambio climático», declaró Pia Hollenstein en su visita a España este verano como representante de la asociación suiza. Mientras esperan el veredicto de Estrasburgo, otras litigios parecidos están en marcha en Estados Unidos, Australia y la Unión Europea. También en España se ha presentado una demanda contra la Administración por una insuficiente acción climática.

Las más frágiles en una crisis

«Aunque la relación entre brecha de género y cambio climático es más evidente en países en desarrollo, también existe en países desarrollados, como España», dice a Público la ingeniera agrónoma Margarita Ruiz Ramos, autora del informe pericial incluido en la citada demanda española, impulsada por Ecologistas en Acción, Oxfam y Greenpeace. Y es que «con el cambio climático, las condiciones socioeconómicas empeoran, como con cualquier otra crisis», apunta. Y, cuando los recursos escasean, son las mujeres quienes se llevan la peor parte.

Salud más vulnerable

Pero no solo eso. El caos climático tiene un impacto directo en la salud, donde, otra vez, ellas salen peor paradas. Según Klima Seniorinnen, los tres veranos más calurosos en Suiza, en 2015, 2018 y 2019, provocaron 1.500 muertos, de los que 900 eran mujeres. «Tenemos evidencias de que las complicaciones relacionadas con olas de calor o de frío afectan más a las mujeres que a los hombres, sobre todo, a las embarazadas», asegura Ruiz. Y, como refleja un reciente informe del Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC), «los eventos climáticos resultan en mayor estrés asociado a mayores cargas de trabajo para las mujeres y mayor mortalidad en comparación con los hombres».

Catapulta la violencia de género

Si el azote desigual del calentamiento global se hace notar en Europa, en los países en desarrollo la brecha es aún mayor. Huracanes, sequías, tormentas tropicales o incendios no se ceban en todos por igual. Según la ONU, las probabilidades de morir después de un evento climático extremo son 14 veces más altas para las féminas que para los varones.

Otro efecto inmediato es un aumento de la violencia de género. «Muchas defensoras de la Tierra, como la activista hondureña asesinada Berta Cáceres, plantean que el cambio climático desintegra lo que sostiene y vertebra a las comunidades, igual que en las guerras. Esto genera entornos más violentos, lo que se traduce en más violencia contra las mejores, que son las que siempre salen peor paradas», cuenta a Público la licenciada en ciencias ambientales Nerea Ramírez, coordinadora del Área de Ecofeminismo de Greenpeace España.

Para colmo, según un informe de IPCC, en países como Bangladesh, Etiopía o Kenia, la devastación y pobreza provocada por sequías o huracanes hacen que las familias sean más propensas a dar a sus hijas menores de edad en matrimonio para aliviar la carga familiar.

Pero no todo son desgracias. Ramírez hace hincapié en el papel destacado de las mujeres como agentes de cambio en la lucha por la salud del planeta. «En España, las plataformas contra la pobreza energética –que dificulta el acceso al gas y la electricidad para adaptarse a olas de frío y calor– están organizadas sobre todo por mujeres», nos dice.

Según los expertos, la solución a la brecha climática pasa por promover la participación y representación de las mujeres en la toma de decisiones medioambientales. «Necesitamos políticas de transición más justas, que tengan en cuenta el impacto climático en función de variables sociales, como puede ser el género», apostilla Ramírez.

Laura G. de Rivera
Publicado en Público

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