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‘Feijóo Investidura Tour 2023’

Pedripol

Al mantener su candidatura a presidente, el líder del PP sigue vivo. La política tiene unos rituales que conviene respetar para seguir en la partida. A veces hay que perder primero para ganar después

Resulta algo más que tentador convertir la gira de investidura de Núñez Feijóo en una parodia. La ocurrencia de ofrecerse como presidente por dos años para derogar el sanchismo, pero de buen rollo, con opción a otro dos más si los socialistas quedasen suficientemente satisfechos con la derogación, no contribuye precisamente a reforzar su credibilidad o su seriedad.

Una vez constatada la evidencia de que el líder popular sólo puede hablar en serio con los suyos, y ni siquiera con todos, se antoja fácil inventar titulares graciosos para entretener este largo mes de septiembre que nos espera hasta la sesión de investidura. Tras reunirse casi exclusivamente con los presidentes autonómicos populares, podría organizar una gira entre los cardenales españoles a ver cómo van de fe. Luego podría marcarse otra con los seleccionadores y las seleccionadoras españolas, que parece el momento perfecto. A continuación, podrían pasar los rectores de las universidades, o los directores de los hospitales más grandes de España, o los diez españoles más viejos, o más simpáticos, o más torpes y así hasta que ya no quede nadie con quien fotografiarse.

Los socialistas y sus socios se han entregado claramente a esa dulce tentación ridiculizadora. La gira es una pantomima, sentencian, aparentemente convencidos de haber ganado las elecciones; lo cual supone un grave error. Pedro Sánchez no ganó los comicios generales; los perdió Feijóo, que no es lo mismo ni se le parece. Ya infravaloraron a Feijóo en mayo y les costó perder buena parte del poder territorial trabajosamente ganado durante la década anterior. Deberían cuidarse de no tropezar de nuevo con la misma soberbia. Que exista un único resultado posible con investidura no garantiza que vaya a producirse.

Puede ser que el Feijóo Investidura Tour 2023 no represente otra cosa que la ilusión desesperada de un candidato que no acepta la realidad, o tal vez necesite mantener la farsa viva para que no le acribillen los suyos. Pero también puede que forme parte de una estrategia mucho más elaborada y letal de lo que parece a primera vista.

La gira de Feijóo obtiene más réditos de los que aparenta, además del obvio protagonismo político y mediático que le confiere. No conseguirá seguramente sumar los cuatro votos que le faltan. Pero sí le permite actuar como si esa posibilidad pudiera efectivamente llegar a producirse en algún momento. Ser y parecer se confunden mucho más de lo que pensamos en el mundo y en la política virtuales.

El Investidura Tour le evita a Feijóo los riesgos de la decisión que en su día oscureció el futuro político de Inés Arrimadas. Ella se mató en diferido al renunciar a presentarse tras acabar la más votada en las urnas en Catalunya. Al mantener su candidatura, Feijóo sigue vivo. La política tiene unos rituales que conviene respetar para seguir en la partida. A veces hay que perder primero para ganar después.

Este Investidura Tour 2023 no hará presidente a Feijóo, pero le permitirá demostrar al votante de derechas que el problema no ha sido él. Un mensaje clave de cara a una hipotética repetición electoral. Ya no habrá duda entonces sobre cuál será el voto útil de la derecha que quiere gobernar. Igual de determinante puede resultar el desgaste institucional y el cansancio de la política que pueda causar, entre la ciudadanía, la procrastinación del proceso para investir presidente; especialmente entre aquella que no le vota, si al final hay que volver a las urnas.

El Investidura Tour le permite, además, a Feijóo mantener la esperanza de que septiembre nos traiga algún cisne negro. La posibilidad de que ocurra algo inesperado que le sitúe en la presidencia durante este mes no parece ni mucho menos desdeñable en una política española donde, si mañana cae un meteorito en el Congreso de los Diputados o se descubre que el palacio de la Moncloa es en realidad una nave extraterrestre, a casi nadie le extrañaría.

Nunca se sabe dónde puede saltar el desastre. Un día eres el rey del mundo y pareces invencible y a la jornada siguiente no te conoce ni tu tío. Que se lo pregunten a Luis Rubiales. Ya lo dejó avisado el sabio Arsenio, el inmortal entrenador de SuperDepor: hay que tener mucho cuidado con la fiesta, que te la quitan de los fuciños.

Antón Losada
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